PÁGINAS DE INTERÉS

CONSECUENCIAS DE UN EVANGELIO INCOMPLETO


Por el Hno. Gabriel

Hebreos 10
26 Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados,
27 sino una horrenda expectación (espera tensa) de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.
28 El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente.
29 ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?

Cuántos de nosotros hemos experimentado este pasaje muy de cerca en nuestra vida cristiana alguna vez, sentir aquel miedo, temor, dolor, vergüenza, tristeza, desazón, fracaso, por causa de haber pecado voluntariamente en aquello que no deseábamos hacer por temor a Dios pero que al final nos derroto y nos llevo a pecar deliberadamente dejándonos luego una horrible sensación de fracaso y frustración por haberle fallado a Dios.
Cuantas veces ha sucedido esto en nuestra vida cristiana, y por causa de ello nos hemos sentido abatidos, acabados, desechados, inservibles, inútiles, hasta que luego de orar, arrepentirnos, llorar y encontrar consuelo mediante las escrituras volvemos a levantarnos para seguir nuestras vidas cristianas, y andamos bien un tiempo hasta que luego volvemos a tropezar en aquello que pensábamos que estaba dominado en nosotros pero que al final nuevamente nos vence y nos lleva a pecar nuevamente contra Dios, produciendo la misma experiencia desagradable pero cada vez con más peso de culpa sobre nosotros convirtiéndose así en un difícil problema a sobrellevar.



EL PROBLEMA; SIGO SIENDO UN VIL PECADOR
Esta situación llega a ser algo muy desesperante en la vida del cristiano cuando no haya la solución al problema, puede que la esté buscando de alguna manera pero el hecho de que siga pecado en algunas áreas de su vida es la clara evidencia de que aun no ha encontrado la solución, y esto sucede cuando buscamos solucionar el problema por nosotros mismosproponemos cambios y hacemos promesas basados en una disposición humana, pero la realidad nos dice que nada de todo lo que podamos hacer por nosotros mismos va a darle una solución al problema, porque el problema somos nosotros mismos, la razón por la cual pecamos cada día tiene nombre y apellido y es el que figura en tu DNI, tú mismo eres tu propio problema, yo mismo soy mi propio problema, y el problema es que “YO” sigo siendo un vil pecador a pesar de haber creído en Jesúsy por esa razón experimento el amargo sabor de la derrota y no puedo gozar de una constante paz del alma.

Romanos 7
18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.
19  Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
20  Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.
21  Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
22  Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;
23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
24  ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?

Cada uno de nosotros somos constituidos pecadores no porque hayamos cometido  pecados alguna vez, sino que somos pecadores porque el pecado esta en nuestra naturaleza carnal, convive con nosotros, ya sea que le obedezcamos o no de todos modos somos constituidos pecadores, seas quien seas tú eres un pecador, y el deseo de hacer el mal y revelarse contra Dios esta naturalmente en la carne, y nada de lo que podamos hacer nosotros lo puede evitar, y esto de verdad es un gran problema.
La pregunta en tal caso sería ¿Este problema tiene solución? ¿Cómo hago si quiero terminar con este asunto de una vez por todas en mi vida? ¡Estoy cansado de fracasar!

Ejemplo; muchas personas en el mundo que no creen en Dios están rodeadas de problemas, en la mayoría de los casos estos problemas son financieros, y cuando ellos consideran no tener una solución a esta clase de problemas deciden ponerle fin de una forma muy drástica, se suicidan, se matan, y de esta forma consideran haber terminado con el problema. Ahora, yo no estoy diciendo que debemos suicidarnos, porque tal decisión en vez de dar una solución al problema va a generar uno mucho peor, ya que quienes se suicidan no van a  heredar el reino de los cielos por más que hayan asistido toda su vida a la iglesia, lo que estoy tratando de mostrar con este crudo ejemplo es que la manera de tratar con este problema es por medio de la muerte a nuestra naturaleza carnal, si el problema está en nuestra naturaleza carnal entonces debemos eliminarla, debemos hacer que muera, en otras palabras esto es “morir al yo”, a ese hombre o mujer que cada mañana se levanta buscando vivir una vida fuera de los parámetros de Cristo, morir a lo que somos va a darle una completa solución al problema.

LA RAZON DEL PROBLEMA; VIVO UN EVANGELIO INCOMPLETO
Pero antes de adentrarnos en la solución de este problema vamos a considerar porque aun lo tenemos, en otras palabras esta pregunta sería ¿Por qué sigo pecando si ya he creído en Jesús y leo la biblia y oro?

El hecho de que aun estemos lidiando con esta clase de problemas es una clara demostración de que no hemos sido librados de nuestra naturaleza carnal pecaminosa, sino que esta sigue viva en nosotros y está operando aun fuertemente en nuestras vidas, el hombre carnal sigue opinando, proponiendo ideas y tomando decisiones en nuestra mente, y esto aunque ya no debería existir permanece en nosotros y es consecuencia de estar viviendo un evangelio incompleto.

Suele suceder que en la mayoría de los casos cuando se nos predica el evangelio, entendemos muy bien que Jesús murió por nuestros pecados y que su sangre verdaderamente nos limpia de todo pecado (1°Jn 1:7), y nos deleitamos en aquel valioso acto de nuestro Señor Jesucristo por nosotrospero eso no es el todo del evangelio, sino que así como Cristo murió para expiar nuestros pecados, también resucito y vive para librarnos del pecado.

Porque por un lado Cristo con su sangre nos otorgo el perdón para nuestros pecados, cada vez que pecamos obtenemos el perdón por medio de su sangre derramada por nosotros, pero aun queda un segundo problema a resolver, y es que aun sigo pecando, y si esto no se detiene puede convertirse en un círculo vicioso de estar pecando y luego buscar el perdón para luego volver a pecar y así otra vez ser buscar el perdón hasta el final de mi vida, pero esto de ningún modo debe ser así.

Sin embargo esto es la realidad de muchos cristianos de hoy en día, y esto sucede por causa de llevar un evangelio incompleto en nosotros, el cristiano está estancado en aquella sola idea de que Cristo murió para perdonar todos mis pecados pasados, presente y futuros, y listo, puedo seguir pecando porque hay alguien llamado Jesús que se encarga de este asunto delante de Dios asegurándome mi entrada al cielo, quién no estaría satisfecho con esta noticia, quién no quisiera creer en un Dios que se encargo de nuestros pecados para que ya no tengamos ningún cargo de conciencia al momento de seguir pecando Sin embargo ese no es el evangelio que enseñan las escrituras. Un cristiano puede pecar y arrepentirse por ello, pero de ningún modo puede continuar su vida cristiana cometiendo pecados desmedidamente como si fuera un incrédulo, sino que a medida que va creciendo se va despojando de aquella naturaleza pecaminosa para ser revestido de una naturaleza espiritual que lo vincula con Dios y lo aleja del pecado.
1° Juan 3
5  Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él.
6  Todo aquel que permanece (quedarse, morar, posar) en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido.
7  Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo.
El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.
Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

El evangelio de Cristo nos enseña primeramente que Cristo murió para expiar todos nuestros pecados, pero también nos enseña que resucito para darnos libertad de nuestra naturaleza pecaminosa y asegurar nuestra victoria sobre el pecado, y esta es la parte más difícil de asimilar para el cristiano, porque se trata nada más y nada menos de morir en la cruz juntamente con Cristo.

LA SOLUCIÓN AL PROBLEMA; LA CRUZ
Gálatas 2
20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en míy lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Morir a lo que somos es la verdadera solución al problema de pecar, a fin de que ya no vivamos nosotros sino que Cristo viva su vida en mí.

Como cristianos valoramos inmensamente la sangre de Cristo la cual se encarga de todo aquello que nosotros hemos hecho, pero por otro lado tenemos la cruz la cual se encarga de lo que nosotros somos. Mediante la sangre obtenemos el perdón para nuestros pecados, pero mediante la cruz obtenemos liberación de lo que somos, en otras palabras aquel el vil pecador que cohabita en nosotros y se rebela contra Dios debe ser crucificado.

Romanos 6
6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.

Esta es la parte más difícil de la vida cristiana, morir a lo que somos, dejar de ser nosotros para que empiece a ser Cristo en nuestras vidas.

Pero esto no va a suceder en nuestras vidas hasta que nos detengamos a mirar la cruz de Cristo, hasta que seamos llevados en nuestra mentes hasta aquel monte calvario donde Cristo fue crucificado y le veamos, y comprendamos de una vez que Cristo murió por nosotros para que andemos en una nueva vida alejada del pecado, para que al final de nuestros días lleguemos a ser parte de un reino celestial y glorioso. Si llegamos a comprender esta gran verdad vamos a entender el valor de la nueva vida en Cristo y por ende vamos a desearla con todo nuestro ser, con todas nuestras fuerzas, vamos a anhelarla y ya no será una cuestión de imposición sino algo que deseamos que suceda prontamente en nuestras vidas.

Antes que Jesús muera, la cruz era algo que daba temor a todas las personas, porque no solo simbolizaba la muerte sino que simbolizaba una muerte humillante y horrenda, y a la verdad esa es la muerte que nos merecemos, porque no somos dignos de morir con gloria y honores por somos transgresores, sin embargo aunque para muchos la cruz sea algo despreciable para los que creen en Cristo es un anhelo, el apóstol Pablo expresa que lo único en lo que él se va a gloriar es en la cruz del Señor Jesucristo
Anhelar la cruz para morir de seguro es algo incomprendido para los hombres que no creen en Cristopero para el cristiano que entiende que por medio de ella alcanza la liberación de una vida pecaminosa para ser revestido de una nueva vida espiritual es lo que más desea que se le cumpla.

Morir en la cruz no es una cuestión de elección o imposición en la vida del cristiano, esto es una gran necesidad.

2° Corintios 5
14  Porque el amor de Cristo nos constriñe (comprime, obliga)pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron;
15 y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

Morir; Esta parte del evangelio de Cristo suele ser la más rechazada por el hombre, ya que naturalmente no estamos dispuestos a dejar de ser, pero si no morimos y solo nos conformarnos con aquel evangelio incompleto que solo nos enseña que Cristo murió por mis pecados y nada más, obviando la regeneración mediante la cruz sencillamente no alcanzaremos la salvación, porque en tal caso tu vas a seguir siendo un hombre carnal, y sangre y carne no van a heredar el reino de Dios (1°Co 15:50).

Si tu no deseas ser librado de tu condición de pecador para ser convertido en un siervo de la justicia, sino que deseas seguir deleitándote en el pecado, entonces no tienes nada que hacer en Cristo, porque Él vino para quitar tu pecado y hacer de ti una nueva criatura, pero si tu no deseas morir entonces simplemente no eres de Él. Pero si estás buscando una salida a tu condición pecaminosa, Cristo tiene una sola respuesta para ti, LA CRUZ

LA FORMA DE ACCEDER A LA CRUZ
Ahora, esto puede ser algo muy comprendido, para nosotros, pero en la práctica puede ser algo muy lejano, entiendo que debo morir y lo deseo, pero ¿Cómo se logra eso? ¿De qué se trata exactamente morir en la práctica?

Qué bueno sería tener una formula universal y sencilla para llevarla a cabo, sin embargo la respuesta a tal pregunta es; morir es una acción que dura toda tu vida, cada morimos, particularmente mi respuesta practica para estas preguntas sería una expresión del apóstol Pablo que está en la carta escrita a los Filipenses;

Filipenses 3
12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.
13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,
14  prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Es un hecho que morir no será algo que podamos lograr de la noche a la mañana ni tampoco algo que se pueda alcanzar con disposición humana, sino con una constante búsqueda espiritual, en mucha oracióny perseverancia, es una acción diaria de cambio, es buscar cada día mediante la oración entrar en el lugar santísimo y morar allí. Velad y orad para que no entréis en tentación, el espíritu está dispuesto pero la carne es débil (Mt 26:41)
Muchos hombres del antiguo testamento manifestaron tener un inmenso deseo por servir en el santuario de Dios y ser parte de los levitas para poder estar cerca de la presencia de Dios en el lugar santísimo, sin embargo esto no era posible para ellos, pero para nosotros esto ahora es posible por medio de Cristo, el cual quito la cortina que velaba aquel lugar a fin de que todos tengamos acceso a Dios por medio de Jesucristo a fin de poder disfrutar de su presencia (He 10:19-22). Cuántos de ellos desearían estar en nuestro lugar, sin embargo nosotros que la tenemos la posibilidad no la aprovechamos.
1° Juan 3
6  Todo aquel que permanece (quedarse, morar, posar) en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido.

Si verdaderamente tenemos el deseo de morir a lo que somos entonces comenzaremos una verdadera búsqueda en mucha oración, y a lo que me refiero es al deseo de querer estar en su presencia y no tan solo para orar como un ejercicio diario, sino como un verdadero deseo de conocer cada vez más a Dios.

Suele suceder que acudimos insistentemente a Dios cuando estamos en un problema, y a veces tenemos la disposición de quedarnos toda la noche orando por causa del problema, y no digo que eso este mal, pero sin tan solo pudiéramos sentir el peso del pecado en nosotros como algo que nos separa de Dios buscaríamos orar insistentemente delante de Él para ser liberados del hombre carnal, a fin de que nos saque del pozo de la desesperación.

¿No anhelas conocer a Dios? Qué curioso que el cristiano no desee profundizarse y zambullirse en Dios, ¡las puertas estas abiertas!, ¡tenemos entrada libre!, ¿Qué estamos esperando? Corramos de tal modo que lo alcancemos antes de que volemos de este mundo, nuestro tiempo es ahora.

Romanos 6
1  ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?
2  En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
3  ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?
4  Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.(A)
5  Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección;
6  sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
7  Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.
8  Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él;
9  sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él.
10  Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive.
11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.
12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias;
13 ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.
14  Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia

Si de verdad quieres liberación del pecado para tu vida, debemos morir a tu naturaleza carnal, es tiempo de ser espirituales.


La paz del Señor Jesucristo

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