MENSAJE DOMINGO 22/05/2016
Por el Hno. Gabriel.-
Así como en meditaciones anteriores hemos estudiado el
desarrollo del ministerio de Jesús en la región del Norte a fin de comprender su
forma de trabajo, en esta ocasión estudiaremos cuales fueron las directrices
con las que el Señor Jesús instruyo a sus discípulos al momento de enviarlos a
trabajar.
Introducción y
contexto
Recordamos, tal como se planteo en la meditación anterior, que
Jesús no fue un hombre improvisado durante su ministerio, no hizo absolutamente
nada fuera de lo establecido en el plan del Padre Celestial, sino procedió de
acuerdo a una ruta de trabajo determinada para hacer cuanto se le había
ordenado que haga; Juan 12:49 Porque yo no he hablado por mi propia
cuenta; el Padre que me envió, él me dio
mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. 50 Y sé que
su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que
yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.
Con esto vemos que todo el accionar ministerial de Jesús fue estrictamente
determinado por Dios, de modo tal que Él solo se limito a cumplir lo que se le había
ordenado. Y esta fue exactamente la manera con la cual opero Jesús con sus discípulos
al momento de enviarlos a trabajar en el área espiritual, ya que al enviarlos no
les dijo – “vayan
y prediquen como bien les parezca, y usen todo tipo de estrategia que de
resultado para convencer a la gente” – ¡NO!, sino que desde el saludo inicial hasta la salida de cada ciudad les dio
instrucciones (mandamientos) especificas
de cómo debían proceder y comportarse en este trabajo espiritual. O sea, con el
mismo esquema de trabajo con que Él se movía operó para encomendar el trabajo a
sus discípulos.
A su vez, estos doce discípulos a los cuales Jesús envió a
trabajar fueron previamente seleccionados por Él de acuerdo a la voluntad del
Padre (Jn
17:12), porque tal como lo describe Lucas 6:12, luego de haber
estado orando (Jesús) toda la noche cuando
llego la mañana selecciono a sus doce discípulos los cuales serían sus apóstoles,
y a partir de ese momento estos hombres estuvieron al lado de Jesús durante su
ministerio viendo su forma de trabajo y proceder. Cabe destacar también que
hasta aquí estos hombres por causa de seguir a Jesús habían abandonado todo
aquello que los vinculaba a este mundo Lucas 18:28 Entonces Pedro
dijo: He aquí, nosotros hemos dejado nuestras
posesiones y te hemos seguido.
Eran personas que habían estado día y noche al lado de Jesús, habían comido con
él, dormido donde él dormía, eran verdaderos discípulos instruidos tanto en la
doctrina como en la práctica.
Fue a estos hombres, que luego de un tiempo de haber estado
con Él (aproximadamente un año y medio)
envió a trabajar. Hasta aquí ya estamos en el año 29 dC y probablemente entre
los meses de Febrero - Marzo.
Mateo 10
5 A estos doce envió Jesús, y les dio
instrucciones (mandamientos),
diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no
entréis,
6 sino id antes a las
ovejas perdidas de la casa de Israel.
7 Y yendo, predicad, diciendo:
El reino de los cielos se ha acercado.
8 Sanad enfermos, limpiad
leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.
9 No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos;
10 ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno
de su alimento.
11 Más en cualquier ciudad o
aldea donde entréis, informaos quién en ella sea digno, y posad allí hasta que salgáis.
12 Y al entrar en la casa, saludadla.
13 Y si la casa fuere digna,
vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a
vosotros.
14 Y si alguno no os recibiere,
ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de
vuestros pies.
15 De cierto os digo que en el
día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de
Gomorra, que para aquella ciudad.
Tanto Marcos y Lucas registraron también en su evangelio este
relato, lo cual comparándolos con el de Mateo nos permite enriquecer aun mucho más
la instrucción del Señor a sus discípulos:
Marcos 6
7 Después llamó a los doce, y
comenzó a enviarlos de dos en dos; y les dio autoridad
sobre los espíritus inmundos.
8 Y les mandó que no llevasen nada
para el camino, sino solamente bordón; ni alforja, ni pan,
ni dinero en el cinto,
9 sino que calzasen
sandalias, y no vistiesen dos
túnicas.
10 Y les dijo: Dondequiera que
entréis en una casa, posad en ella hasta que salgáis de aquel lugar.
11 Y si en algún lugar no os
recibieren ni os oyeren, salid de allí, y sacudid el polvo que está debajo de
vuestros pies, para testimonio a ellos. De cierto os digo que en el día del
juicio, será más tolerable el castigo para los de Sodoma y Gomorra, que para
aquella ciudad.
12 Y saliendo, predicaban que los
hombres se arrepintiesen.
13 Y echaban fuera muchos
demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban.
Lucas 9
1 Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y
autoridad sobre todos los demonios,
y para sanar enfermedades.
2 Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos.
3 Y les dijo: No toméis nada
para el camino, ni bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni llevéis dos
túnicas.
4 Y en cualquier casa donde
entréis, quedad allí, y de allí salid.
5 Y dondequiera que no os
recibieren, salid de aquella ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies en
testimonio contra ellos.
6 Y saliendo, pasaban por todas
las aldeas, anunciando el evangelio y sanando por todas partes.
El porqué de la misión
Primeramente responderemos preguntas tales como; ¿Por qué
razón Jesús envió a sus doce discípulos a predicar el evangelio? ¿Cuál fue el
motor de esta decisión?
Podemos encarar la respuesta a esta pregunta de dos formas;
primeramente, como hemos dicho antes, ninguna decisión del Señor fue producto
de su propia voluntad, lo cual nos lleva a concluir rápidamente que esto fue una
decisión soberana de Dios. Pero también vemos que el contexto de esta situación
es lo que se menciona unos versículos antes (Mt 9: 35-38), donde claramente
el Señor, en virtud de la gran multitud de personas que estaban necesitadas del
favor de Dios, expresa la necesidad de colaboradores para poder extender el
trabajo hacia estos hombres. En sentido metafórico era como ver un inmenso
campo sembrado listo para ser segado (cosecha) (Jn 4:35)
pero sin obreros suficientes para poder segarlo.
Mateo 9
35 Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el
evangelio del reino, y sanando toda
enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
36 Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban
desamparadas y dispersas como ovejas que
no tienen pastor.
37 Entonces dijo a sus
discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.
38 Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.
Detrás de la imagen de una inmensa multitud de personas
Jesús vio una gran cantidad de ovejas desamparadas y dispersas que no tenían
pastor, y esta expresión tanto en la historia de los reyes como en los profetas
era sinónimo de derrota y confusión (1°Re 22:17, Zac
10:2), detrás de esta declaración los discípulos entendieron que
estas personas estaban en una pésima condición espiritual. Eran ovejas a la
deriva sin ninguna guía y protección, expuestas a todo tipo de peligro y destrucción.
Por supuesto que esto tenía que ver puramente con la condición espiritual de
estas personas, dicho de otro modo, esta gran multitud de personas más que
suplir una necesidad física (ser sanados
de una enfermedad) necesitaban suplir una necesidad espiritual, necesitaban
ser sanados en lo espiritual, sus almas estaban desorientados y sin dirección
de Dios, por más que sus enfermedades corporales sean curadas, de todos modos
perecerían bajo el fuego de la ira de Dios, por lo cual Jesús consideró que estaban
en el tiempo justo de ser rescatados, de ser arrancados de esa paupérrima
condición espiritual, necesitaban ser quitados con urgencia del infértil
terreno en el que estaban. Es por eso que la siguiente analogía que el Señor Jesús
utiliza para referirse a la multitud tiene que ver con un campo sembrado que
está listo para ser segado (Jn 4:35), donde las personas son las mies que
urgentemente debe ser quitada del aquel suelo terrenal (condición espiritual) y colocadas en el granero espiritual (el reino de Dios). Esta multitud necesitaban
invertir prontamente su condición espiritual, el tiempo de hacerlo era inmediato,
pero se precisaba de más obreros para ejecutar tamaña labor.
Podríamos decir entonces que la razón por la cual el Señor Jesús
vio la necesidad de enviar a sus discípulos a predicar el evangelio y sanar enfermos
fue por causa del pésimo estado espiritual en el que se encontraban las
personas del lugar. El tiempo de trabajar había llegado, el entorno lo
demandaba, pero quien determinaba que personas entrarían en esta labor sería
únicamente Dios (el dueño de la mies).
Primeramente Jesús hizo participes a sus discípulos de su
compasión, hizo que estos pudieran ver a esta multitud de gentes del mismo modo
que Él las veía, les mostro el estado y condición en las que se encontraban y
de esta manera creo en ellos la misma necesidad, a fin de que a partir de ese
momento ellos mismos se identifiquen con el problema y clamen a Dios para que
revierta prontamente esta lamentable situación.
Estos nos enseña que el Señor antes de enviarte a cualquier
labor primeramente te mostrara su corazón, va a hacerte participe de su dolor, va
a identificarte con la situación, a fin de poder usarte plenamente para su
labor (2°Co
5:20). Esto sencillamente desbarata toda idea de fama y exaltación
humana.
La Misión
A partir de esta situación el Señor comisiono a doce hombres
para esta determinada misión, el objetivo del trabajo tenía un sentido
puramente espiritual el cual comenzaba con un genuino arrepentimiento que daría
luego a luz una nueva vida espiritual. Ellos debían (Mt
10:6-8) ir a las ovejas perdidas y desamparadas de
la casa de Israel, a esa multitud de gente derrotada y apartada de Dios, debían
ir a ellos y predicarles que El reino de los cielos se había acercado, que todos
debían arrepentirse de sus pecados (Mr 6:12), que
había llegado el tiempo de ser libertados y consolados de la opresión y
tormento del pecado, por lo tanto los enfermos serian sanados, leprosos serian
limpiados, muertos serian resucitados, endemoniados serian curados, sus vidas
serían restauradas, y todo esto sencillamente gratis. La misión era
restaurar la condición espiritual de los israelitas de aquel lugar, acercar el
reino de Dios a ellos y libertarlos del poder del pecado, y del mismo modo que
Jesús había avanzado y desarrollado su ministerio predicando y haciendo señales
para hacer notorio el poder de Dios, del mismo modo debían ahora sus discípulos
encargarse de esta misión. Siguiendo un planeamiento especifico y determinado
para que nada se haga de forma improvisada, sino de manera ordenada. Por esta
razón y a fin de que el trabajo sea eficaz el Señor Jesús instruyó a sus
discípulos dándoles mandamientos específicos de cómo debían obrar comenzando desde
el saludo de llegada (Lc 10:5) hasta la salida de cada aldea de la
región.
Las instrucciones
Es evidente que detrás de estas instrucciones y
restricciones con las que el Señor Jesús prescribió a sus discípulos estaba
forjando en ellos una conducta, los estaba disciplinando a fin de moldear sus
comportamientos al momento de trabajar en la obra espiritual, tal como se
realizan los adiestramientos de personal en las fábricas a fin de que la
producción tenga un alto rendimiento.
La obra del Señor jamás fue una tarea improvisada, sino
ordenada hasta en el más mínimo detalle, para que también la obra espiritual
tenga un alto rendimiento. Dios no es un Dios de desorden sino de orden, y lo
vemos obrando así desde el antiguo testamento con cada una de las instrucciones
que le dio a Moisés para proceder en la fabricación del tabernáculo y los
diferentes utensilios y cosas que se habían de usar en los diferentes rituales,
aun el proceder de los sacrificios y ceremonias estaba perfectamente
reglamentado. Servir en la viña del Señor es un trabajo que está perfectamente
desarrollado y reglamentado por Dios, porque es su viña, es su empresa, y Él la
dirige a la perfección.
Mateo 10:5 A estos
doce envió Jesús, y les dio instrucciones (mandamientos),
diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no
entréis, 6 sino id antes a las
ovejas perdidas de la casa de Israel. 7 Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se
ha acercado. 8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera
demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia... 11 Más en cualquier ciudad o aldea donde entréis, informaos quién en
ella sea digno, y posad allí hasta que
salgáis. 12 Y al entrar en la casa, saludadla. 13 Y si la
casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra
paz se volverá a vosotros. 14 Y si
alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el
polvo de vuestros pies.
Marcos 6:7 Después
llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos; y les dio autoridad
sobre los espíritus inmundos... 10
Y les dijo: Dondequiera que entréis en una casa, posad en ella hasta que
salgáis de aquel lugar… 12 Y
saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen.
Las instrucciones que Jesús les dio a sus discípulos
abarcaban primeramente el recorrido y destino a donde debían ir, la forma en la
que se debían repartir para trabajar (de
dos en dos), la forma correcta de predicar y presentar el mensaje, el
beneficio a aplicar posterior a la predicación sobre los arrepentidos, el lugar
donde debían alojarse y el tiempo de su alojamiento en dicho lugar (una casa digna), el saludo con el que
se debían presentar (Lc 10:5), la comida que recibirían al final,
y como proceder con el rechazo en ciertos lugares.
Esto nos demuestra todas las cosas que Dios tiene en cuenta
al momento de enviar a sus siervos a trabajar. Es lamentable ver cómo ha
decaído hoy por hoy la predicación del evangelio y el trabajo ministerial en
las muchas congregaciones, y esto se debe a la falta de instrucción y
disciplina de los obreros. Envían jóvenes inexpertos a predicar sin darles
ninguna clase de instrucción, realizan un trabajo extremadamente desordenado,
con lo cual obtienen pésimos resultados, y así en cada área de la congregación,
usando gente inexperta y sin la debida instrucción.
No obstante hemos de saber que cuando Dios emprende una
labor con sus hijos, lo hace de forma ordenada, comenzado por marcar el destino
específico a donde Él te quiere enviar, la palabra especifica que tú tienes que
hablar, el lugar donde te vas a hospedar, la comida que vas a comer hasta la
salida de aquel lugar (Lc 10:7-8).
Por ejemplo; Suponiendo que el Señor me envía a predicar, Él
primeramente me va a indicar cuál es la ciudad a donde debo ir (Rosario de Lerma), luego me mostrara a
quien debo ir a predicar (los evangélicos
del lugar), luego también me indicará cual será el mensaje que debo
predicar (arrepiéntanse que el Señor esta
cerca y si no corrigen sus vidas y la alinean con la santidad todos perecerán),
luego me indicará que hacer posterior al mensaje (orar con los que recibieron el mensaje), y si se me hace la noche me
mostrara cual será el lugar para alojarme (obviamente
no será la casa de una prostituta, ni tampoco un motel o la casa de alguien con
muy mal testimonio, sino de un creyente piadoso), y si me tengo que quedar en
aquella ciudad un par de días me indicara como proceder al respecto (permaneceré en un solo lugar, no estaré
primero en una casa, luego en otra de acuerdo a mi conveniencia y comodidad),
y así me dará instrucciones hasta que termine de predicar y salga del lugar, y
si a alguien no le gusta el mensaje aun también me dará instrucciones de cómo proceder
en esas circunstancias.
Las restricciones
Junto con las instrucciones también nos dará ciertas
restricciones (prohibiciones) que tendrán
que ver más con la conducta personal que con lo espiritual, como por ejemplo;
Mateo 10:9 No os proveáis de
oro, ni plata, ni cobre en vuestros
cintos; 10 ni de alforja (bolsa de
cuerpo para guardar comida) para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento.
Marcos 6:8 Y les
mandó que no llevasen nada para el camino,
sino solamente bordón; ni alforja,
ni pan, ni dinero en el cinto, 9
sino que
calzasen sandalias, y no vistiesen
dos túnicas.
¿Por qué razón Jesús
dio estas restricciones a sus discípulos? Ya de tiempos antiguos existía la
costumbre de retribuir o recompensar al profeta o varón de Dios luego de una
señal o beneficio hecho a favor de la persona (1°Sa 9:7-9, 1°Re 14:3, 2°Re 4:42, 8:8).
Un claro ejemplo de ello es la historia de Eliseo y Naamán (2°Re 5:15), quien luego de ser
curado de la lepra ofreció un presente a Eliseo al cual rechazó rotundamente. No
obstante esa era la costumbre, tal recompensa servía a los profetas para su
manutención diaria, pero el problema detrás de esta práctica era que muchos falsos
profetas buscaban enriquecerse con ello, habían encontrado detrás del mensaje y
favor de Dios un gran beneficio económico para ellos mismos al que no querían
renunciar, se había transformado en su fuente de dinero y provecho.
Era evidente que el beneficio que otorgarían los apóstoles a
las personas luego del mensaje sería digno de recompensa (sanar enfermos, limpiar leprosos, resucitar muertos, echad fuera
demonios). En cierta ocasión luego de que Jesús alimentara a cinco mil
personas estas se habían propuesto hacerle rey (Jn 6:15). Evidentemente detrás
de estos beneficios las personas entregarían desinteresadamente de sus bienes una
dadiva en muestra de gratitud y agradecimiento. Sin embargo el Señor Jesús les
prohibió rotundamente a sus discípulos tomar cosa alguna de la mano de ellos (cosa que hoy no sé ve, sino que muchos
falsos ministros se enriquecen detrás del mensaje), y esto podría ser por
dos razones; primero: tomar dinero y cosas de ellos de seguro conduciría a los
apóstoles a la corrupción de sus corazones y los desviaría del objetivo de la
misión arrastrándolos a la muerte (1Ti 6:9 Porque los que quieren enriquecerse caen
en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los
hombres en destrucción y perdición 10
porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando
algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores),
y segundo; estos beneficios a favor de la gente eran una muestra de la gracia
de Dios, la cual ningún hombre podría compensar a Dios con cosas terrenales.
Lo único que les estaba permitido tomar a los apóstoles era solo
la comida del día y nada más, ni siquiera podían recibir una bolsa llena de
alimentos para los días siguientes, sino tan solo la comida del día como el salario
de esa jornada laboral. Por ejemplo; gente que sacaba provecho aun de la comida
eran los fariseos, los cuales se aprovechaban de las viudas desconsoladas y devoraban
sus casas haciendo como pretexto largas oraciones (Mt 23:14), no obstante Jesús los
condenó públicamente.
Estas restricciones siguen vigente hasta el día de la fecha,
ningún hombre de Dios debe enriquecerse y sacar algún tipo de provecho económico con el evangelio de Cristo.
Tampoco tomar ventaja de ningún tipo, ni de excesiva vestimenta ni excesivo alimento
(recibiendo donaciones para provecho
personal). Porque quien se encarga de solventar y suministrar tanto para la
obra como para el obrero es Dios mismo, y si para una determinada misión se
precisa de bastante dinero Él lo proveerá, y si se precisa de poca cantidad Él
también lo proveerá. Sea mucho o poco Él se encargará de proveer lo justo y lo
necesario para su obra. En ocasiones quizás permitirá que se tome lo necesario de
mano de las personas, y en otras quizás nada, en ocasiones ordenará que
salgamos con las manos vacías y en otras preparados (Lc 22:35-36), pero quien determinará
siempre estas cosas será el Señor por medio de su Espíritu (Fil 4:10-20, 2°Co 11:8, 9:8, 1°Co 9:11-15,
Hch 20:34, 1°Ti 6:6, He 13:5).
Las herramientas
Aparte de las instrucciones de cómo dar el mensaje y las restricciones
de cómo comportarse, el Señor Jesús también dios a sus discípulos otras
herramientas tales como “poder y
autoridad” para hacer diferentes señales:
Lucas 9:1… les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades.
Mateo 10:8 Sanad
enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia
recibisteis, dad de gracia.
¿Cuál fue el objetivo
de estas señales? Estas señales tenían el objeto de acreditar la palabra
predicada por los discípulos demostrando con poder del cielo que verdaderamente
el reino de los cielos se había a la tierra. Por lo tanto no fue un poder que
quedo luego a disposición de ellos, sino fue concedido por Dios solo para esta
ocasión, tal como se le concedió a Moisés ciertas señales con el único fin de
acreditar delante de sus hermanos que Dios en verdad le había enviado, del
mismo modo estos discípulos fueron portadores de señales extraordinarias a fin
de acreditar su predicación (Jn 3:2, 4:48, Hch 8:6). A su vez, el poder de
sanar enfermos, echar fuera demonios y resucitar muertos manifestaba la
libertad que Dios concedía a los arrepentidos, los cuales por causa del pecado
habían vivido durante mucho tiempo
oprimidos por estos males consecuencia de sus propios pecados, los cuales por
la gracia de Dios ahora les eran imputados (Lc 4:18-19, Hch 10:38).
Marcos 16:20 Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes,
ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén.
Hechos 14:3 Por tanto, se detuvieron allí mucho tiempo, hablando con
denuedo, confiados en el Señor, el cual daba testimonio a la palabra de su gracia,
concediendo que se hiciesen por las manos de ellos señales y prodigios.
Hebreos 2:3 testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del
Espíritu Santo según su voluntad.
Las señales entonces eran circunstanciales y concedidas por
Dios para confirmación del mensaje, eran concedidas ocasionalmente y estaban
supeditadas a la voluntad de Dios y no a la del hombre. No eran primordiales,
no estaban por encima del mensaje, sino acompañaban al mensaje para darle
autenticidad. Muy diferente a las religiones de ahora que superponen las engañadoras
señales por encima del mensaje para poder captar gente y de esta manera opacan
el arrepentimiento (Gran campaña de
sanidad y poder de Dios, Gran cruzada de milagros, etc.). De todos modos, estas
señales están ausentes en la iglesia de hoy debido a varias razones, las cuales
tiene que ver con el enfriamiento de la iglesia y la dureza de los corazones de
afuera.
Los Peligros
Aunque hasta aquí toda la tarea encomendada a los discípulos
pareciera tener cierto atractivo para el hombre (ir a predicar con poder y autoridad para hacer diferentes milagros),
no obstante era una tarea con un alto grado de peligro. No debemos olvidar que
Jesús hacia exactamente lo mismo que había encomendado a sus discípulos (predicar y sanar) y no tenia aceptación
de las personas sino rechazo, por tanto no habría razón para que los discípulos
sean aceptados por las personas.
Mateo 10
16 He aquí, yo os envío como a
ovejas en medio de lobos; sed, pues,
prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.
17 Y guardaos de los hombres,
porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán;
18 y aun ante gobernadores y
reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los
gentiles.
19 Más cuando os entreguen, no os preocupéis
por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de
hablar.
20 Porque no sois vosotros los
que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.
De hecho todas las instrucciones que dio el Señor Jesús a
sus discípulos abarcan todo el capítulo 10 de Mateo, si leemos el verso 1 del
capítulo 11 notaremos que recién allí finaliza todo este encargo. Y analizar
todo el capítulo de seguro nos tomara mucho más que una meditación, no obstante
debemos aclarar que estas instrucciones fueron también generales para el trabajo
ellos realizarían mucho más adelante (el
cual se relata en el libro de los hechos), porque vueltos de esta primera
misión no sufrieron ningún tipo de persecución ni peligro.
De todos modos, para nosotros no está demás decir que un
trabajo espiritual conlleva cierto peligro físico para los obreros – ovejas en medio
de lobos, ¡vaya que si es peligroso! – porque anunciar el reino de Dios es proclamar una nueva forma de
gobierno en los hombres, es someter a las personas a una nueva autoridad la
cual es Cristo el Señor. Es evidente que este mensaje amenazaba a las
autoridades del lugar a donde predicaban los apóstoles. Por esta razón y frente
a esta clase de peligros el Señor Jesús instruyó a sus discípulos de cómo
actuar, les dijo que sean prudentes como serpientes, y esto tenía que ver con
que no se expongan directamente al peligro (que
no vayan a la confrontación directa), pero también le dijo que sean
sencillos como paloma, lo cual tenía que ver con que una vez atrapados no
busquen huir del problema (no se
desesperen frente al problema). Y además, en cada problema el Señor
mediante su Espíritu Santo estaría con ellos, lo cual lo vemos fehacientemente
en el libro de los hechos (Hch 6:10, 5:29).
En otras palabras el Señor les dijo a sus discípulos que trabajar
para él no es honroso para los hombres, porque el discípulo no es más que su
maestro, y si al maestro no trataron bien evidentemente los discípulos no
serian digno de un mejor trato: Mateo 10:24 El discípulo no
es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. 25 Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su
señor. Si al padre de familia llamaron Beelzebú, ¿cuánto más a los de su casa?
No obstante el Señor protegería la integridad física de sus
hijos: Mateo 10:30 Pues aun
vuestros cabellos están todos contados.
También dio instrucciones diciendo que confesaran su Nombre
aun en las situaciones más difíciles y comprometedoras, y si alguno le negare
en estas circunstancias Él también le negaría en los cielos: Mateo 10:32 A cualquiera,
pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante
de mi Padre que está en los cielos. 33
Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré
delante de mi Padre que está en los cielos.
Conclusión
Para terminar diremos que en la viña del Señor el que decide
es el Señor (Mr
3:13), por tanto ningún hombre puede entrometerse en las labores
espirituales si no ha sido escogido, designado e instruido por el Señor para
esa labor. Muchos asumen equivocadamente la comisión que Jesús dio a sus
discípulos en Mateo
28:18-20 para ellos mismo, y basados en este texto salen emocionados
a querer predicar el evangelio, pero no han sido enviados por Dios, no han sido
preparados por Él y no respetan ninguna clase de instrucción, sino que predican
a su manera, enseñando su propio testimonio haciendo un trabajo extremadamente
desordenado.
Una iglesia debe asumir el trabajo de enviar personas que
prediquen el evangelio, pero los tales deben ser personas preparadas y guiadas
por Dios para esta labor, no puede ir cualquiera, sino aquellos que han sido
preparados y designados por Dios para esta labor. Muchos comedidos se
presentaran en el día del Señor diciendo “Señor en tu nombre hicimos esto y también aquello, pero
el Señor les dirá; ¿y a ustedes quien los envió, no son mis obreros? Fuera de
aquí” (Mt 7:22-23).
Dios siempre ha trabajado de forma ordenada, y a la fecha lo
sigue haciendo, participar en las labores espirituales de Dios no es decisión
del hombre sino de Dios, con previa preparación e instrucción de por medio para
que el trabajado sea eficaz y contundente.
2°Timoeto 2
2 Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a
hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.
3 Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.
4 Ninguno que milita se enreda en los negocios de
la vida, a fin de agradar a aquel que lo
tomó por soldado.
5 Y también el que lucha como
atleta, no es coronado si no lucha legítimamente.
6 El labrador, para participar
de los frutos, debe trabajar primero.
7 Considera lo que digo, y el Señor te dé
entendimiento en todo.
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