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MENSAJE
DOMINGO 16/11/2014
Por
el Hno. Gabriel.-
Hebreos 12
2 puestos
los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo
puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la
diestra del trono de Dios.
Entre tantas preguntas que cavilaron en mi mente esta
semana, este versículo vino a mí como una contundente respuesta a cada una de
ellas, “Puestos los ojos en Jesús”, como una exhortación que me decía; “mira atentamente a Jesús y no a ti mismo”,
porque
en eso radica el ejercicio de la vida cristiana, donde el que no mira hacia Él sencillamente no está viviendo por fe.
Muchas veces sin darnos cuenta nos deslizamos hacia una
vida religiosa que nos lleva a poner los ojos en nosotros mismos en vez de centrar
nuestras mirada solo en Jesús, muchas veces perdemos la orientación de
nuestro cristianismo y buscamos que Dios nos provea de una vida confortable y cómoda
donde todo a nuestro alrededor siempre este tranquilo sin ninguna tempestad,
donde todo lo que emprendamos siempre salga bien y sin fallas, donde las
enfermedades sean una materia ausente en nuestras vidas, donde la economía sea
un factor constante a nuestros favor, donde el gozo sea algo que se pueda
sentir en cada instante del día, y no
digo que sea algo que este mal, pero el verdadero cristianismo no radica
en que Dios nos provea de una constante comodidad y alegría terrenal, sino en
que nosotros pongamos toda nuestra atención y nuestra mirada solo en Jesús en
cada instante de nuestra vida cualquiera sea la situación que Él mismo nos haga
pasar.
En otras palabras es tener la capacidad de mantener los ojos
puestos en Jesús cuando estamos bien de
salud y también cuando enfermamos, cuando tenemos abundancia de cosas en el
hogar y también cuando tenemos gran escases de ellas, cuando estamos gozosos por
el bienestar que nos rodea y también cuando estamos apenados por la tribulación
momentánea, y así en cualquier valle que Dios prepare para nuestras vidas
debemos tener los ojos puestos en Jesús. El Señor Jesús nos manda que estemos
gozosos (Stg
1:2) cualquiera sea nuestra situación (2°Co 6:10, 1°Ts 5:16), y aunque
la palabra gozo literalmente no vaya de la mano con la palabra tribulación, sin
embargo esto debe ser una realidad en nuestras vidas, pero difícilmente podamos
disfrutar de este preciado bien (el gozo) si no tenemos puestos los ojos en Él.
Corremos un gran peligro cuando desviamos nuestra atención
y mirada de Él, porque nos deslizamos de su gracia, esto ha generado que muchos
cristianos tristemente abandonen el camino por causa de no saber mirarle a Él
en medio de un valle de aflicción.
¿Cuántas veces, abrumado por alguna difícil situación en
tu vida, ya sea económica o de salud, sentimental o espiritual, has pensando en abandonar este camino?
¿Cuantas
veces dijiste no doy más, estoy cansado de ser cristiano? ¿Cuántas veces te
fuiste a dormir todo contracturado por causa de profesar la vida cristiana? ¿Cuántas
veces consideraste no poder seguir adelante? ¿Cuántas veces dudaste de Él? ¿Cuántas
veces sentiste frustración por haber gastado tus fuerzas en la iglesia para que
al final nada cambie en ella? ¿Estás
cansado de ser cristiano? Solo existe una sola respuesta a todas estas
preguntas; Pon los ojos en Jesús, porque así como Moisés levanto la
serpiente en el desierto para que todo aquel que mire hacia ella no muera (Num 21:9),
del mismo modo el Señor Jesús fue levantado en aquella cruz, para que todo
aquel que mire atentamente a Él y crea en Él jamás sea avergonzado sino
que sea salvo por medio de Él (Jn 3:14-15,
Ro 9:33, 10:11).
Puede que
nuestras vidas hayan atravesado por diferentes clases de problemas, pero aun no
hemos batallado hasta la sangre por causa del evangelio, nuestras aflicciones no
se comparan a las aflicciones de los primeros cristianos ni mucho menos a la de
Cristo mismo, sin embargo vemos que estas personas cual valiente para la gloria
de Dios se mantuvieron firmes y sin desmayar frente a cada adversidad porque tenían puestos los ojos en Jesús,
se sostuvieron como mirando al invisible en medio de gran tempestad, y ninguno
de ellos fue avergonzado… Contempla a Dios
Poner los ojos en
Jesús no debe ser algo circunstancial en nuestra vida, sino algo de toda nuestra vida, debe ser una constante en la vida
cristiana, nuestros ojos contemplando su santidad.
Los apóstoles de
Cristo y toda la iglesia primitiva tuvieron que padecer mucho más que lo que
padecemos nosotros en esta era, estos hombres sufrieron grande adversidad sin
embargo vemos que la fe que opero en ellos los llevo a ser incesantes en la
obra de Cristo. No fueron hombres que estaban pensando en su propia felicidad y
beneficio, sino personas sujetas a la voluntad de Dios. ¿Cuánto de lo que opera
en ellos está ahora operando en nosotros?
2°
Corintios 1
8 Porque hermanos, no
queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia;
pues fuimos abrumados sobremanera más
allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida.
9 Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia
de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que
resucita a los muertos;
10
el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos
librará, de tan gran muerte;
2°
Corintios 4
8
que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no
desesperados;
9
perseguidos, más no desamparados; derribados,
pero no destruidos;
10 llevando en el cuerpo siempre por todas
partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en
nuestros cuerpos.
11 Porque nosotros que vivimos, siempre
estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de
Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
…
16 Por
tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va
desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.
17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez
más excelente y eterno peso de gloria;
2°
Corintios 11
23 ¿Son ministros de Cristo? (Como si
estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número;
en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces.
24 De los judíos cinco veces he recibido
cuarenta azotes menos uno.
25 Tres veces he sido azotado con varas;
una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he
estado como náufrago en alta mar;
26
en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones,
peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad,
peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos;
27 en trabajo y fatiga, en muchos desvelos,
en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez;
28 y además de otras cosas, lo que sobre mí
se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias.
29 ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A
quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?
¿Cuánto de esta preparación hay en nosotros para soportar
todas estas clases de adversidades y aun así no perder nuestra mirada a Él? ¿Estarías
dispuesto a sufrir violentas azotadas en la espalda no siendo digno de ello y
aun así seguir en el camino? ¿Estarías dispuesto a perderlo todo en un
naufragio por causa de servir en la iglesia y aun así continuar haciéndolo?
¿Cuántos naufragios soportarías tú? ¿Estás dispuesto a pasar hambre y sed por
causa de la obra? ¿Estás dispuesto a gastar tu vida y tus recursos por el
evangelio de Cristo indistintamente del resultado?
Debemos entender que NO hemos sido llamados a ser felices
y santos en este mundo, sino tan solamente
santos cualquiera fuere la situación, así que no nos sorprenda cuando la
adversidades lleguen a nuestra vida porque no es cosa extraña que esto suceda, ya
que es Dios mismo quien determina esta clase de situaciones en nosotros para
perfeccionarnos aun más en la obediencia, a fin que comprendamos que el
evangelio no se trata de nuestra felicidad y comodidad terrenal, sino de Cristo y su voluntad, Él es el
centro de todo lo que existe (Col 1:16-17), debemos
por lo tanto andar “Puesto los ojos en Jesús”, a fin de comprender y hacer su
voluntad sin perder el objetivo de nuestra vida cristiana.
Cada vez que desviamos nuestra mirada de Él la vida
cristiana se transforma en una pesada carga que hay que aguantar, deja de ser nuestro
gozo y anhelo para transformarse en un aguante diario; ¿Estamos anhelando o estamos aguantando?
Yo entiendo que las aflicciones son difíciles para
nuestra condición carnal, pero debemos aprender a mirar a Jesús en cada área de
nuestra vida, debemos aprender a vivir “puesto
los ojos en Jesús”, debemos descubrir verdaderamente que la fuente de nuestro constante gozo y
alegría no proviene de nuestro confort y buena salud sino de Cristo Jesús
Señor nuestro, que el motivo de nuestras satisfacción y contentamiento no
radica en nuestros logros y desempeños en la iglesia, sino que provienen de Cristo el cual es la fuente de
agua viva.
Nuestra vida cristiana no debe ser un aguante de
evangelio y la santidad, o una abstención del mundo, no es un régimen de
privaciones de lo puedo hacer o no hacer, sino debe ser un constante anhelo por
llegar a la medida de Cristo en cada día nuestras vidas, debe ser una incesante
búsqueda de querer ser como Él mientras quede aliento en nuestra carne. La vida
cristiana podría definirse como una constante acción de poner los ojos en Jesús
el autor y consumador de la fe.
Salmo 27
4 Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré;
Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová,
y para inquirir en su templo.
David era el rey de Israel, su vida no tenia falta de ningún
bien, sin embargo su entera satisfacción no estaba en esa función, sino que
anhelaba con todo su ser pertenecer a la tribu sacerdotal para estar en la
presencia de Dios cada día de su vida y contemplar así la hermosura de su
santidad. Debemos aprender a contemplar a Dios mientras permanezcamos en esta
carne.
EL MINISTERIO DE LA IGLESIA
No hemos sido diseñados para servirnos a nosotros mismos,
sino a Cristo, y esta debe ser la fuente de nuestra satisfacción, muchas veces también sentimos cierta frustración
porque la iglesia a la que pertenezco es muy pequeña y pobre, o porque el
ministerio en el cual servimos a Dios no es tan reconocido o eficaz como el de
otros hombres, sin embargo nuestro consuelo y satisfacción no debe provenir del
reconocimiento y aceptación de los hombres, sino de Cristo, de saber y entender
que por más pequeña y desestimada que sea la iglesia o el ministerio en la cual
Dios nos puso a servir, nosotros igual lo hayamos entregado absolutamente todo
por causa de Él.
Servir a Cristo no se trata de nuestro éxito y engrandecimiento,
de nuestra fama y popularidad, no se trata de convertirse en una figura pública
reconocida para los hombres, sino se
trata de Cristo mismo, debemos comprender que la vida que Dios dispuso
desde los cielos para todos los hombres del planeta consiste tan solo en mirar a Jesús y ser atraído por Él (Jn 12:32) porque Él es el centro de todas las
cosas (Col 1:16-17), no hay otra razón para
la vida del hombre, Dios creó al hombre para que le sirviera a Él y nada más, y
nosotros no podemos ver que esto es lo más grande y magnifico que nos pudo
pasar porque estamos cegados por la vanidad.
Nuestra mente debe cambiar en muchas áreas, porque el
Señor Jesús viene y la iglesia debe estar preparada, hay que renunciar a
pensamientos personalistas y proyectos a largo plazo, debemos sentarnos a
pensar cómo vamos a hacer frente a la latente inmoralidad que se viene, como
vamos a encaminar a nuestros niños y jóvenes frente a una sociedad sodomita. Ahora
es cuando debemos unir fuerzas y funcionar como un cuerpo, colaborando desinteresadamente
unos con otros.
Déjame decirte esto de otra manera; Esta iglesia no tiene
pretensiones humanas, nuestro objetivo radica en un engrandecimiento humano, no
estamos aquí para que la gente sea feliz en su pecado, no estamos aquí para
prometer confort, salud y felicidad a todas las personas de esta ciudad, estamos aquí por causa de que un hombre
hace mas de 1985 años murió sobre una cruz y pasado tres días triunfo
sobre la muerte y se sentó en la Majestad de Dios en las alturas, estamos aquí
porque Él esta pronto a regresar, Él lo prometió y lo cumplirá, Cristo va a
regresar a buscar a su iglesia santa y va a juzgar al mundo entero, estamos
aquí porque Él viene y no tarda su venida como algunos la tiene por tardanza (2°Pe 3:9).
Estamos aquí porque es parte de su plan.
No pienses que esto se trata de tu felicidad terrenal y
de tus propósito egoístas, es totalmente al revés, ¿Que tan dispuesto estas a
sufrir por causa del nombre de Él?, ¿Que tan dispuesto estas a naufragar por
causa de servirle a Él? (me refiero a perderlo todo por causa de Él) ¿Qué tan
dispuesto estas a entregar tu vida por causa de Él? sin reconocimiento y glorias
humanas, sin recompensa terrenal, solo con la satisfacción de que les has sido
fiel en todo y cada uno de sus encargos.
El Señor me puso a trabajar en un ministerio e iglesia
pequeña, puede que no tenga edificios lujosos, puede que no haga conferencias
internacionales, puede que no sean personas reconocidas, pero una cosa se, que
es lo que el Señor Jesús nos mando hacer, y vamos a llevar esta labor con todos
aquellos que el Señor sume a su mies.
LA REALIDAD DE SER CRISTIANO
Ser cristianos no es fácil, ya lo hemos visto en la vida
de los apóstoles, puede que haya valles de gozo y satisfacción, pero puede que
también vengan valles de aflicción y penuria, pero lo importante es no perder nuestra
mirada hacia Él.
Pongamos los ojos en Jesús, puede que vengan duras
batallas, pero no debemos quitar nuestra mirada de Él, puede que duras
enfermedades nos golpeen y no haya reversión de ellas, puede que clamemos por
algún asunto y no recibamos respuesta inmediata de Él, pero jamás, jamás
debemos perder nuestra confianza en Él
Salmo 69
1 Sálvame, oh Dios, Porque las aguas han
entrado hasta el alma.
2
Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie; He venido a
abismos de aguas, y la corriente me ha anegado.
3 Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha
enronquecido; Han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios.
Isaías 40
28
¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó
los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su
entendimiento no hay quien lo alcance.
29 El da esfuerzo al cansado, y multiplica las
fuerzas al que no tiene ningunas.
30
Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen;
31 pero
los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las
águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Filipenses
3
13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo
ya alcanzado; pero una cosa hago:
olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,
14 PROSIGO
A LA META, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Hebreos
12
1 Por tanto, nosotros
también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado
que nos asedia, y corramos con paciencia
la carrera que tenemos por delante,
2 PUESTOS
LOS OJOS EN JESÚS, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él SUFRIÓ LA CRUZ, MENOSPRECIANDO
EL OPROBIO, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
La paz del Señor Jesucristo
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