MENSAJE DOMINGO 05/04/2015
Por el Hno. Santiago
Introducción
Marcos 14
22 Y mientras
comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto
es mi cuerpo. 23 Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les
dio; y bebieron de ella todos. 24 Y les dijo: Esto es mi sangre del
nuevo pacto, que por muchos es derramada.
La mayoría de las religiones cristianas, festejan la pascua,
ya sea a la manera judía o bien como una festividad basada en la muerte y
crucifixión del Señor Jesús.
A principios del mes de abril, muchos asumen una postura
religiosa, la mayoría se disponen a hacer fiestas, squetch, obras teatrales y
predicas relacionadas con las festividades judías. Se adorna el espacio físico,
se preparan comidas, se exhiben películas, etc.
Quizás lo más lamentable es ver como algunos se disfrazan de
personajes bíblicos y aún muchos que se toman el atrevimiento de interpretar a
Jesús sin saber lo que eso significa.
Muchas congregaciones intentan justificar sus acciones,
indicando que es para el Señor, que es así como se debe predicar, anteponiendo
sus pensamientos y sus razones antes que obedecer a los mandamientos y ejercer
el ejemplo dado por el Señor Jesús. Por esta razón es muy duro para un
cristiano, cuando se le dice bíblicamente que el Señor Jesús, jamás ordenó o
mandó que se festejase la pascua, o su nacimiento, o su muerte, o cualquier
actividad festiva relacionada con el judaísmo. De hecho lo más importante es comprender
la razón y la naturaleza del “porqué” ocurrió la muerte y resurrección del
Señor Jesús.
La clave radica en que la muerte de Jesús provocó un cambio
de Ley, un cambio de acuerdo, un cambio de Pacto.
La muerte de Jesús, a parte de representarnos en la cruz, da
inicio a una nueva era, un nuevo tiempo basado en una nueva ley y bajo un nuevo
régimen Espiritual.
Lo vital o importante es comprender que Jesús finiquitó la
ley judía, la ley mosaica, para traer un mejor sistema de santificación, un
mejor acuerdo de la cual todo creyente forma parte si es que firma el acuerdo
con el Señor Jesús.
2 Corintios 3
6
el
cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra,
sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.
Una verdad
que desconocen la mayoría de los cristianos o que no se admite en la Iglesia,
quizás por una cuestión de conveniencia religiosa, es el hecho de que cuando
una persona cree en el Señor y se bautiza en su Nombre, lo que hace en
definitiva es confirmar un pacto (un acuerdo) entre Dios y él.
Si has creído
y te has bautizado y tomas la Cena del Señor, es porque has hecho un Pacto con
Dios.
Un pacto o un
acuerdo, como ya hemos visto anteriormente, es una reciprocidad de obligaciones
y beneficios. Obligaciones (no por imposición religiosa, sino voluntaria) a las
cuales uno se dispone y debe cumplir para obtener los beneficios del acuerdo.
Cualquiera
que cree y se bautiza en el nombre del Señor Jesús, se hace partícipe del Reino
de Dios, es decir partícipe de una forma de gobierno, partícipe de una forma de
justicia según Dios, por esta razón un cristiano es partidario y seguidor de
Jesucristo (en doctrinas, disciplinas y obras), y es justamente por esta razón
que reciben el nombre de “cristiano” por seguir o ser discípulo de Jesús (Hch 11:26; 1 Pe 4:16)
El
vocablo cristiano es griego cristianov [N573] “cristianos”
deriva de cristov [N574] “cristo”:
Ungido y significa discípulo de Cristo o partidario y practicante de las
doctrinas de Cristo o del Ungido.
Desde hace
varios siglos y en la predicación actual del Evangelio se evade esta verdad
(quizás por la dureza del contexto), pero, también por evadir esta verdad
muchos cristianos sufren las consecuencias de no cumplir el acuerdo hecho con
el Señor. Muchas de las enfermedades, dolencias, pérdidas, caídas, desilusión
son producto de una disciplina que sirve para corregir al cristiano porque ha
firmado un pacto de santificación (apartar al hombre del mal o del error) que
implica que un cristiano debe ser probado y disciplinado.
Obviamente
muchos cristianos desconocen esto y se debe a la falta de enseñanza y
discipulado por parte de los que ministran en la Iglesia, pero también se debe
a la falta de entrega y disposición del cristiano por aprender y seguir los mandamientos del
Señor Jesús. Leamos con atención:
Mateo
28
19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
1
Juan 2
6 El que dice que permanece en él, debe andar como
él anduvo.
Muchos
ministros o ministerios se dedican a predicar y bautizar, pero se olvidan de
enseñar y discipular a los cristianos; Y por otra parte los cristianos creen y
se bautizan pero siguen en la misma corriente mundana en la que vivían y no
consideran las enseñanzas de Jesús, por supuesto luego vienen las consecuencias
que en muchos casos no son admitidas o comprendidas y algunos hasta les parece
injusticia.
Es por estas
razones que nos motivamos a meditar para que cada verdadero cristiano sepa que
un cristiano es cristiano porque ha “firmado” un Pacto con Jesús, por eso cree,
por eso se arrepiente, por eso se convierte, por eso se bautiza, por eso sigue
a Jesús, hablando y enseñando de Jesús.
Un pacto es un pacto y es ley.
Ley es “constitución” que no está confinada con letras sino con el Espíritu.
Considerando
el análisis del Antiguo Pacto desarrollado anteriormente, hablamos de la
Salvación como parte del Plan de Dios, la cual se planteó como un objetivo
estricto y necesario para el hombre mediante el Antiguo Pacto (Salvación por
obras de la ley mosaica) y concluimos que tal acuerdo fue insuficiente, pero
que en definitiva todo esto fue necesario para que el hombre comprendiera su
incapacidad por obedecer por si mismo, lo que implica el menester de un nuevo
acuerdo, el cual también estaba profetizado y se esperaba para que entrara en
vigencia.
Romanos
7
6
Pero ahora estamos libres de la ley,
por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen
nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.
Entonces,
actualmente, como Iglesia, estamos bajo un Nuevo Régimen, un Régimen Espiritual
que comenzó con el Triunfo de Cristo en la Cruz dejando cesante el Antiguo Régimen de la
letra (porque el fin de la ley antigua es Cristo Ro
10:4). Y al decir cesante estamos indicando que la antigua ley ya no
tiene vigencia, ya no funciona por su ineficacia (Heb
7:18-19), así que ya no tiene sentido y es en cierta forma
contradictorio al nuevo régimen.
El Antiguo
Pacto se hizo solamente con los judíos, la ley se hizo solamente para ellos, es
por eso que debían circuncidarse y seguir a rajatabla la totalidad de la ley
mosaica.
En el Nuevo
Pacto, que abarca a cualquiera que cree en el Señor Jesús sin importar raza,
color, nacionalidad y clase social, ya
no se requiere de la circuncisión en la carne, ya no se requiere del servicio
sacerdotal dado a los judíos, lo que implica que no se requiere de pagos por
servicios innecesarios (ni diezmos, ni ofrendas, ni sacrificios) ya no se
requieren mediadores humanos entre Dios y los hombres (sacerdocio, clérigo,
jueces, reyes, etc), por lo cual ya no se requieren de ofrendas en la carne, no
se requieren sacrificios externos o internos a la carne, no hay exigencias en
cuanto a comida, lavamientos, reglas sociales de convivencias y disciplinas,
porque Cristo Jesús ha logrado la perfección en todo y se ha convertido en el
“Camino al Padre” y Él es el único mediador entre Dios y los hombres (1 Ti 2:5), no necesito de nadie para llegar a
Dios solo necesito a Cristo.
El objetivo
de esta meditación es realizar un leve análisis para consolidarlo como doctrina
básica y necesaria para complementarlo con la expansión del Evangelio.
La santificación como objetivo
Primeramente
expresamos que El Nuevo Pacto responde a los mismos objetivos y requerimientos
del pacto hecho con los judíos. El Antiguo Pacto era insuficiente para alcanzar
tales objetivos y por esa razón se estableció uno nuevo.
Jeremías
31
31
He aquí que vienen días, dice Jehová,
en los cuales haré
nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa
de Judá. 32 No como el pacto que hice con sus padres
el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto,
aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. 33 Pero este es el pacto que
haré
con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente,
y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por
pueblo. 34 Y no enseñará más
ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová;
porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande,
dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su
pecado.
Afirmamos
ahora que el objetivo que tiene Dios para con el hombre es su santificación
1
Tesalonicenses 4
7
Pues
no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación.
1
Tesalonicenses 4
3
pues la voluntad de Dios es vuestra
santificación; que os apartéis de fornicación;
Santificación es un proceso que permite al hombre
apartarse del mal, mal que no está afuera del
hombre sino dentro de él.
2
Tesalonicenses 2
13
Pero nosotros debemos dar siempre
gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios
os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el
Espíritu y la fe en la verdad,
Efesios
2
8
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,
pues es don de Dios;
No debemos
olvidar que el objetivo tanto del Antiguo como del Nuevo Pacto es la
“santificación del hombre”, en el antiguo pacto la salvación dependía del
cumplimiento estricto y completo de la ley, mientras que en el Nuevo Pacto la
salvación es un hecho independiente puesto que es por gracia, pero el llamado
es hacia la perfección, así que la salvación es mediante la santificación por
el Espíritu Santo, la fe y la verdad. Apartar al hombre del mal es el proceso
necesario para que el hombre logre la salvación y ahora le será posible porque
se le brinda ayuda suficiente (“por gracia”).
Con el Nuevo
Pacto solo han cambiado las reglas del juego a favor del hombre. Antes solo los
judíos formaban parte del acuerdo, el acuerdo anterior era externo al hombre
(leyes en tablas), Dios no moraba en el hombre, había una continua necesidad de
sacrificios debido a la imperfección humana (sacerdocio levítico).
Miqueas 6
8
Oh
hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente
hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.
La
santificación tiene como resultado un hombre que practica la justicia, ama y
tiene misericordia y se humilla ante Dios
1 Pedro 1
2
elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para
obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean
multiplicadas.
La salvación
es posible en Cristo Jesús mediante la santificación
Romanos
6
22
Mas ahora que habéis sido libertados
del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la
vida eterna.
1
Corintios 1
30
Mas por él estáis vosotros en Cristo
Jesús, el cual nos ha sido hecho por
Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;
Para el hombre del antiguo testamento
(para el judío) perteneciente al antiguo pacto, le era imposible apartarse del
mal puesto que su naturaleza corrupta y pecaminosa lo dominaba y le llevaba de
continuo al pecado (Ro 7:7-22) y si bien
conocía el bien y quería hacerlo no podía porque su carnalidad lo superaba.
Entonces podemos decir que con el
antiguo pacto el conocimiento del pecado y de su fuerza se hicieron patente,
puesto que se dieron cuenta de que el pecado tiene dominio sobre todo hombre y
que actúa de manera contraria a Dios. En cuanto al conocimiento del bien y del
mal con el antiguo pacto quedó bien definido cuales son las pautas para un buen
comportamiento particular y social (aunque no fue posible llevarlo a cabo).
En un sentido espiritual, el pecado es
una naturaleza maligna que convive con el hombre (a modo de ley) y que lo lleva
de continuo a la desobediencia, esta naturaleza espiritual trabaja en la mente (es el motor del mundo), domina
nuestros instintos (nuestras debilidades carnales), pone sueños, desafíos,
vanidades como objetivos a alcanzar que no tienen sentido pero que mantienen
entretenido y fascinado al hombre. Los mayores logros sin sentido del hombre
del mundo son: Riqueza, Poder, Gloria, Popularidad y harán cualquier cosa por
lograrlo.
Haberle dado el conocimiento del bien
no le alcanzó al hombre, necesitaba de ayuda espiritual para que lograra hacer
el bien.
Es evidente que la contaminación de la
carne es inevitable, la maldición o corrupción lo acompañará hasta que
fallezca.
Romanos 8
13 porque si vivís conforme
a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la
carne, viviréis.
Así que el criterio radica en escapar
de la carne fortaleciendo al espíritu y aquí está la esencia del Nuevo Pacto en
ayudar al hombre espiritualmente. Dios ya hizo su parte, ahora nos toca a
nosotros obedecer.
Romanos 7
21 Así que, queriendo
yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. 22 Porque
según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 23 pero veo
otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me
lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24 ¡Miserable
de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? 25 Gracias doy a
Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así
que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley
del pecado.
Todo lo que se haga en el mundo en
cuanto a la existencia carnal es pecaminoso, pero para los que han creído en Cristo
Jesús:
Romanos
8
1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para
los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino
conforme al Espíritu. 2 Porque
la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado
y de la muerte.
Con la
mente sirvo a Dios, mientras vivo en esta carne que aunque su naturaleza sea
pecaminosa, lucharé y usaré este tiempo en la carne para el beneficio de la
obra Espiritual.
Gálatas 2
20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y
ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo
en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
La lucha es por un crecimiento en la potencia de hacer el
bien sometiendo la carne pecaminosa, esto es la santificación, andar en el
Espíritu absteniéndose de los deseos de la carne y sin satisfacer al mundo para
obrar a favor de Dios. Y cuando decimos “absteniéndose”, no hablamos de una
obligación religiosa (resistencia humana o soporte), sino de un perfecto dominio
de la naturaleza humana, es decir un pleno control de los sentimientos, de las
emociones y de las pasiones.
Romanos 12
21
No
seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.
1
Pedro 2
11
Amados, yo os ruego como a extranjeros
y peregrinos, que os abstengáis de los
deseos carnales que batallan contra el alma, 12 manteniendo
buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran
de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación,
al considerar vuestras buenas obras.
Gálatas
5
16
Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no
satisfagáis los deseos de la carne. 17 Porque el deseo de la carne
es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen
entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. 18 Pero si sois
guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.
1 Juan 5
3
Pues este es el amor a Dios, que
guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. 4 Porque
todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha
vencido al mundo, nuestra fe. 5 ¿Quién es el que vence al mundo,
sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
Vencer al
mundo es quitar de nosotros las obras de la carne:
Gálatas 5
19 Y
manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación,
inmundicia, lascivia, 20idolatría, hechicerías, enemistades,
pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21envidias,
homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las
cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales
cosas no heredarán el reino de Dios.
Ser participante y competentes de un Nuevo Pacto, no se
trata de una vida religiosa, no se trata de una vida austera basadas en
rudimentos o mandamientos de hombres. Se trata simplemente de que el hombre
deje de pecar, deje la vida vana y viciosa. Que no practique el pecado, sino
que pida ayuda a Dios, para que por su Espíritu y la disposición del cristiano
alcance el objetivo del Pacto.
Cumple los mandamientos, ama a Dios y el te protegerá de
todo mal.
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