MENSAJE DOMINGO 29/03/2015
Por
el Hno. Daniel
Números 21
4 Después partieron del monte de Hor,
camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por
el camino.
5 Y habló el pueblo contra Dios y contra
Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto?
Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano.
6 Y Jehová envió entre el pueblo serpientes
ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel.
7 Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo:
Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que
quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo.
8 Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una
serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y
mirare a ella, vivirá.
9 Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y
la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la
serpiente de bronce, y vivía.
Juan 3
14 Y como Moisés levantó la serpiente en el
desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,
15 para que todo aquel que en él cree, no
se pierda, mas tenga vida eterna.
Romanos 14
1 Recibid al débil en la
fe, pero no para contender sobre opiniones.
2 Porque uno cree que se ha de comer de
todo; otro, que es débil, come legumbres.
3 El que come, no menosprecie al que no
come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido.
4 ¿Tú quién eres, que juzgas al criado
ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque
poderoso es el Señor para hacerle estar firme.
5 Uno hace diferencia entre día y día; otro
juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia
mente.
6 El que hace caso del día, lo hace para el
Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come,
para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor
no come, y da gracias a Dios.
7 Porque ninguno de nosotros vive para sí,
y ninguno muere para sí.
8 Pues si
vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues,
sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.
Colosenses 2
20 Pues si habéis muerto con Cristo en
cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os
sometéis a preceptos
21 tales como: No manejes, ni gustes, ni
aun toques
22 (en conformidad a mandamientos y
doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso?
23 Tales cosas tienen a la verdad cierta
reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del
cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.
La paz del Señor
Jesucristo.-
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