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EL TESTIMONIO DEL CRISTIANO




                                     MENSAJE DOMINGO 02/02/2014

EL TESTIMONIO CRISTIANO

Hoy estamos viviendo en los últimos tiempos de la humanidad, y hoy más que nunca podemos ver la enorme carencia que sufren las personas incrédulas que nos rodean, somos conscientes de su necesidad tanto espiritual como física. Podemos ver cuán esclavizado están de lo material de lo humanista y cuan pésima es su vida moral.
Pero más lamentable es ver que la Iglesia del Señor Jesús no cuente con la potencia y con la eficacia para cambiar a estas personas por medio de la predicación del Evangelio, por la simple razón de que el testimonio que están brindando es pésimo, carente de Espíritu y de credibilidad.
La sociedad está cansada de las religiones, cansadas de sus campañas y shows en el que dicen “Dios te ama y promete mejorar tu vida, promete prosperidad y felicidad en este mundo” cuando nada de eso ocurre buscando a Dios y para peor ven que líderes religiosos se enriquecen impúdicamente, por esta razón los incrédulos consideran que el Evangelio es una mentira, por el pésimo testimonio que se está brindando y de la blasfemia de las religiones cristianas (católicos, evangélicos, testigos, mormones, etc).

Es por ello que en esta oportunidad vamos a hablar del testimonio cristiano, y vamos a aplicarlo en dos áreas de la vida cristiana; Vamos a hablar del Testimonio para evangelizar y del testimonio referido a la conducta cristiana.


De manera resumida e introductoria podemos decir que el testimonio radica básicamente en poner en práctica las enseñanzas del Señor Jesús, y vivir sujeto a su señorío, con el objetivo de que ante los demás se vea verdaderamente a Cristo manifestado en nosotros, alumbrando con nuestra vida a todos los que conocen y no conocen a Dios.

El Testimonio para evangelizar

Mateo 10
7Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.

Marcos 16
15Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

1 Corintios 2
1Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. 2Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.

En cierta ocasión, hace como unos doce años, un grupo de jóvenes cristianos predicaba en la plaza de la capital, yo estaba sentado allí por un receso esperando la apertura de un comercio, uno de ellos se acercó a mi intentando predicarme, me dijo que era cristiano y quería contarme “su testimonio” de todo lo que Jesús había hecho en su vida, le escuche un poco y me molesté porque no predicaba a Jesús, no predicaba el Evangelio, no predicaba el Reino de los Cielos, tal como se solicita en las Escrituras (Mt 10:7; Mr 16:15), sino que me contaba su historia, su biografía, así que le dije ¿Y tu esperas que yo crea todo lo que me contaste de ti?, ¿crees que eso me hará cristiano? ¿creer tu historia? ¿creer el testimonio de ti mismo? ¿Qué pruebas tienes de lo que me dices? ¿Cómo se que no me estás mintiendo?... en fin. El muchacho me miró y me dijo ¿no crees en Jesús?, “en el Señor Jesús creo” le respondí, pero eso no implica que deba creer en tu historia, tienes que predicar el Evangelio del Señor Jesús, tienes que hablar del testimonio de Él, no del tuyo.
¿Sabes lo que es predicar el Evangelio?, ¿Piensas que lo haces es predicar el Evangelio?
Predicar el Evangelio no es dar testimonio de ti mismo, no puedes predicarte a ti mismo. ¿Quién te mandó a predicar así?, ¿Quién te ha formado?, ¿Quién te ha enviado?. Puedes que tengas buena disposición y ganas pero careces de lo esencial, careces del Evangelio. Volteó a ver al resto y me dijo, “allí está mi pastora, si quiere puede hablar con ella, ella me mandó”.

En otra oportunidad, me dijeron, que Jesús había mandado al muchacho de Gadara del que había sacado los demonios que fuese y que contase cuan grandes cosas había hecho el Señor en Él (Mr 5:18-20),  entonces les respondí que leyera bien y viera que Jesús no le mandó a predicar, le mandó que “contara” y que se presentara como evidencia del bien recibido por el Señor, y que a pesar de que quería ser discípulo de Jesús, el Señor no se lo permitió.

Existe en la actualidad esa corriente apostata de enviar a cualquiera a predicar, he visto a niños, adolescentes, jóvenes y cristianos recientes o neófitos sin conocimiento bíblico, gente que ni siquiera a leído la totalidad de la biblia y con muchas ganas intentan persuadir a otros contándoles historias de sí mismos, eso es algo grave y muy dañino. Jesús dijo:
Juan 5
31Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero.

2 Corintios 4
5Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús.

La mayoría de los cristianos desconoce el significado de “testificar” o “dar testimonio” del Evangelio.

[Testimonio: (Del lat. testimonĭum). Atestación o aseveración de algo / Prueba, justificación y comprobación de la certeza o verdad de algo. / Evidencia]
Del griego marturia [2765], marturion [2766] “martiria, martirion”: Testimonio, prueba, evidencia

Entonces, según el significado, predicar el Evangelio, es dar testimonio de la vida, obra y enseñanza del Señor Jesucristo, teniendo como evidencia legal las Escrituras; Lo que implica que todo predicador del Evangelio debe como mínimo haber leído toda la biblia y tener un claro panorama de lo que significa predicar el Reino de los Cielos. Un predicador debe ser un hombre de fe, de oración y lleno del conocimiento del Señor. Jamás se debe predicar sin conocimiento, sin oración, sin fe.

Filemon
6para que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que está en vosotros por Cristo Jesús.

2 Pedro 1
5vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; 6al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 7a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. 8Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. 9Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. 10Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. 11Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Si nuestra fe no tiene conocimiento, nunca seremos eficaces en la predicación. Es lamentable que muchos estimen que para predicar el Evangelio no hace falta leer la biblia, que triste es ver a los jóvenes predicar con una fe ignorante, carente de Espíritu y peor es aún ver que se disfrazan de payaso, de mimo, intentando atraer la atención con entretenimiento insultando o blasfemando el Evangelio.

No puedes predicar a Cristo, si no tienes a Cristo, no puedes tener a Cristo si no le conoces, no puedes conocerle si no tienes su Palabra, no puedes tener su Palabra si no has leído toda la biblia y no solamente eso, sino que también debes ser hacedor de la Palabra, es decir que tu vida refleje a Cristo en una vida santa. Más que predicar con palabras, debemos predicar con el Ejemplo y es aquí donde verdaderamente entra en juego nuestro testimonio de vida, no por lo que digamos, sino por lo que exhibamos en cuanto a carácter, disciplinas, obediencia, sujeción a Dios.

Predicar el Reino de los Cielos, es predicar de un Sistema de gobierno de origen celestial, es hablar de un gobierno monárquico en el que Jesús es el Rey de ese Reino, predicar el Reino de los Cielos es enseñar la constitución y las leyes que rigen en tal reino (Mt 5). Predicar el Evangelio es hablar de la necesidad de escapar del reino de las tinieblas, escapar del pecado y de la muerte para nacer y pertenecer en el Reino de la luz.

Predicar el Reino de los Cielos, es predicar el Señorío de Cristo, es presentar a Jesús por lo que es, Él es un Señor, vencedor de la muerte, vencedor del pecado. La salvación es consecuencia de esto.

Nunca van a encontrar en el libro de los hechos a los apóstoles decirle a la multitud “Dios te ama”, antes por el contrario, el mensaje fue “arrepiéntanse de sus pecados”, “conviértanse de sus pecados”.

Hechos 2
36Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.

Hechos 3
19Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,

La Predicación debe confrontar a las personas en su estado pecaminoso, no se debe engañar diciendo a los incrédulos “Dios te ama” cuando en las Escrituras está claramente especificado que Dios aborrece al impío y esta airado con los pecadores (Sal 5:5-6; Sal 7:11; Sal 34:16; Ro 1:18; 2:5; Col 3:5-6; Jn 3:36)

El testimonio de la vida cristiana
Hablaremos ahora del tan conocido “testimonio cristiano”, que mucho estiman que se trata de cómo se sienten los cristianos delante de Dios, en los cuales muchos proceden con una vida religiosa, de conductas y disciplinas autoimpuestas.
Si bien es cierto que cuando hablamos de testimonio cristiano, por lo general hablamos de cómo es nuestro carácter y como nos desenvolvemos en el mundo, esto no es por uno mismo sino la obra de Cristo en uno mismo.

¿Cuál es la base del buen testimonio? ¿De qué depende?, de la conducta?, de la disciplina?, del comportamiento?, de la seriedad?, quizás de la integridad?, que dicen las Escrituras.

Hebreos 11
1Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. 2Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos.

Cada vez que en las Escrituras leemos sobre la predicación del Evangelio y sobre el testimonio de vida siempre vamos a ver que están vinculadas con la fe. El buen testimonio es entonces fruto de una fe firme, certera, convincente y no de palabras sino de hechos, porque la fe es para vivirla, “Más el justo por la fe vivirá” (Hab 2:4; Ro 1:17; Ga 3:11; Heb 10:38), la fe es para vivir y “si retrocediere no agradará mi alma” dice el Señor. La fe es fruto del Espíritu Santo (Ga 5:22), no del hombre y está regida por una ley, no de la letra sino del Espíritu (Ro 3:27; 8:2; Ga 5:18); debemos ser guiado por el Espíritu del Señor en todo tiempo, sujetándonos a Él en todo tiempo, esa es la base del buen testimonio.

Obviamente la fe nos lleva a la obediencia y a la predicación “obediencia a la fe” (Ro 1:5), pero primero a la obediencia, luego la predicación, porque por la fe es que podemos obedecer y demostrar el poder del Evangelio, por esta razón el testimonio se refleja en la obediencia que tenemos a Dios. Pablo dice “y esta es la palabra de fe que predicamos” (Ro 10:8)

2 Corintios 9
13 pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos;

Entonces el buen testimonio, es el de una vida entregada a Cristo Jesús, en obediencia y sujeción, teniendo el mismo propósito y el mismo sentir de Él, a pesar de que vivamos en esta carne.

2 Corintios 10
3Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; 4porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, 5derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, 6y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.

Queda claro cuán importante es nuestro testimonio y que el mismo está basado en la fe y en la obediencia. Y a la vista de los demás esto debe reflejarse en nuestro carácter en todo tiempo.
El testimonio no es lo que puedas simular, o lo que quieras esconder y decimos esto porque es común ver en los cristianos que son parciales respecto a esto, porque en ciertos tiempos parecen tener buen testimonio o al menos reflejarlo en las reuniones, pero luego parecen olvidarlo comportándose indebidamente o dejándose llevar por los impulsos de la carne. Me refiero como muchos hablan mal de los demás hermanos, criticando, siendo chismosos, haciendo burla, también muchos que tienen mal comportamiento con las esposas, con los hijos.
Al respecto, les pregunto a todos para sus adentros.

¿Criticas a tus hermanos?, ¿hablas mal de ellos?, ¿haces comentarios envidiosos, desubicados o degradantes?, ¿se lo cuentas a tu conyugue?, ¿te burlas de los demás?, ¿menosprecias estimándote a ti mismo más que a los demás delante de Dios?, ¿eres burlista?, ¿eres déspota con tu familia?, ¿avergüenzas a las personas?.
¿No te gustan como son tus hermanos, como visten?, ¿te parece exagerado? ¿quizás te confronta?

Te parece bien tener que ejercer un servicio en la Iglesia, cuando tus hermanos tienen una pésima referencia de ti.
Es triste porque muchos cristianos se fijan en los demás y no se fijan en ellos mismos ni en su familia, critican las conductas, las actividades, hasta las vestimentas de los demás pero ellos mismos son un mal ejemplo, sus mujeres, sus hijos y esto va para todos.

Pablo le dijo a Timoteo:

1 Timoteo 4
12Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.

¿Eres ejemplo en palabra, conducta, amor, fe y pureza? porque no vale serlo solo en uno, tienes que serlo en todo.
Nunca debemos olvidar, sobre todo los ministros, que los ojos de los demás están puestos sobre nosotros, por lo tanto nuestro testimonio debe ser el mejor

1 Timoteo 3
7También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.

Mateo 5
19De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. 20Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

1 Corintios 10
32No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios;

Mateo 18
6Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar.

2 Timoteo 2
15Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad

¿Qué testimonio estamos brindando a los demás? ¿Qué ejemplo estamos dando a los pequeñitos del Señor?

Nos gozamos como muchos cristianos están despertando y volviéndose al Señor, por la predicación de la Palabra y por el buen testimonio que ven en nosotros; Pero ¡Cuidado!, no sea que por nuestro mal testimonio los mismos que queremos despertar se alejen y terminen hablando mal de vosotros, como suele suceder y como ya ha sucedido.

Así que hermanos, pensando en la eficacia de nuestro ministerio, hallé que debemos perfeccionar nuestro testimonio en todas las áreas de la vida, porque sino, vamos a ser descalificados de nuestros servicios.

La Paz del Señor Jesús

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