MENSAJE
DOMINGO 01/04/2018
Por el Hno. Gabriel. -
Introducción
Continuando con el estudio
de la carta a las Iglesias de Galacia, habiendo abordado hasta aquí los tres
primeros capítulos, desarrollaremos lo que quedo pendiente del capítulo 3 y
parte del capítulo 4, en donde el apóstol se esfuerza en demostrar por un lado
la ineficacia de vivir de acuerdo a la ley mosaica contrastada con la eficacia
de la ley de la fe la cual nos justifica por medio de los méritos de Cristo.
Contexto
Hasta aquí está
claro que los cristianos de Galacia habían sido engañados con un falso
evangelio. Otra expresión que usa Pablo es: —¿Quién
les fascino para no obedecer a la verdad? — y tal como se había
explicado en el mensaje anterior el vocablo “fascinar”
tiene que ver con “engaño como de ilusión
óptica” tal como lo hacen los magos ilusionistas de hoy que con trucos y
artimañas crean una ilusión óptica de algo que al final no existe, del mismo
modo estos falsos maestros habían fascinados a los gálatas con un evangelio
invisible e irreal para desviarlos de la verdad. De hecho, ese es el trabajo de
satanás en las Iglesias y es algo que Pablo de ninguna manera ignora ya que en
su carta a los corintios les escribe de esta manera:
2°Corintios 11:3 Pero
temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, sus [de ustedes] sentidos sean de alguna
manera extraviados
de la sincera fidelidad a Cristo. 4 Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que les hemos predicado, o
si reciben otro espíritu que el que han recibido, u otro evangelio que el que han aceptado, bien lo toleran
Satanás es hábil en
el arte de engañar, Jesús mismo dijo de satanás que es homicida desde el
principio y que no ha permanecido en la verdad porque no hay verdad en él, sino
que habla mentiras y es padre de mentiras (Jn 8:44),
ya lo demostró en el huerto cuando sedujo a Eva y la hizo extraviarse de su
fidelidad a Dios, del mismo modo estaba seduciendo a los gálatas los cuales se
estaban extraviando de la verdad, apartándose de la gracia y bendición de Dios para
andar en la ley con todo el peso de la maldición (dejar la bendición de la gracia para andar en la maldición de la ley, es
obvio que es un engaño disfrazado).
Pablo nos da a
entender con el verso 1 del capítulo
3 que el evangelio les había sido presentado claramente a los
gálatas, en otras palabras, no había dejado ningún cabo suelto, no les predico
un evangelio incompleto o resumido, sino les expuso toda la obra completa de
Cristo en la cruz la cual no requiere ni el más mínimo esfuerzo de parte del
hombre para ser justificado y salvado.
Les recuerda también
que la dadiva del Espíritu Santo no fue un intercambio de dones o de favores
departe de Dios, dicho de otro modo; Dios no les concedió el Espíritu Santo a
los gálatas por causa de su obediencia a ley o por causa de su moralidad sino
tan solo por creer con fe en Aquel que puede justificar al pecador y aplacar la
ira de Dios (solo por fe). La carne
con el mejor de todos sus intentos no va a contribuir absolutamente en nada en
ningún sentido y en ninguna forma a la obra salvadora de Cristo en la cruz,
porque solamente Él (y nadie más que Él)
fue capaz de cargar sobre sus hombros la maldición pronunciada a todos nosotros
(transgresores) y librarnos de la condenación
de la ley a costa de ser hecho él mismo maldición por nosotros a fin de que
heredásemos aquella bendición prometida a Abraham cuando dice —en tu simiente serian benditas todas las naciones de la
tierra— (Gn 22:18, 26:4, 28:14) y
tal como lo expresa el verso 16
de que tal simiente es Cristo, entonces la promesa del pacto anunciaba desde el
principio a todas las familias de la tierra que solamente
en Cristo “la simiente santa” se pueden
alcanzar la bendición espiritual de los lugares celestiales, y fuera de Él solo
les espera maldición, con ley o sin ley todo fuera de Él está bajo maldición.
Probablemente el
argumento de los judaizantes era que el pacto hecho a Abraham quedo anulado a
partir de la ley, o también que la ley prescripta en el Sinaí era el
complemento necesario para alcanzar la bendición prometida a Abraham, a lo que
Pablo responde:
Gálatas 3:15
Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto,
aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade. 16 Ahora bien, a
Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las
simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente,
la cual es Cristo. 17 Esto, por lo tanto, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para
invalidar la promesa.
La legalidad del Pacto con Abraham
Un contrato
realizado entre personas, cualquier sea la naturaleza del mismo (alquiler, trabajo, compraventa, etc.), una
vez firmado y certificado tiene validez legal al punto tal que ninguna persona
ajena puede anularlo o añadirle cosas, sino que se ejecutará en todo de acuerdo
a los términos preestablecidos, ahora bien; ¿si un acuerdo entre hombres tiene
tal legalidad cuánto más no será válido, legal e inalterable el pacto ratificado
entre Dios y Abraham?
Si
Dios pacto claramente con Abraham que, en su simiente, la cual es Cristo Jesús,
serán benditas todas las naciones de la tierra, bendición que se refiere a la salvación
de las personas por causa del pecado, y tal pacto fue
ratificado por Dios al punto tal que no se le puede añadir absolutamente nada, entonces
la ley que vino 430 años después en ningún sentido le puede añadir condiciones al
pacto ni mucho menos abrogarlo, en otras palabras, la ley no es necesaria para
alcanzar la promesa del pacto con Abraham.
Entonces está claro
que la ley no anula la promesa de la bendición traída por medio de Cristo (la simiente santa) a todas las naciones,
somos hechos participes de la bendición de Abraham por medio de Cristo y no por
medio de la ley, y a la verdad esto nos conviene en todas maneras porque el
pacto ratificado a Abraham se basa en la fidelidad de Dios de que Él haría lo
que prometió, y si todo dependía de Dios de seguro no fallaría, mientras que el
pacto de la ley en el Sinaí se basaba en el esfuerzo del hombre para obtener la
bendición, dependía de su obediencia cosa en la que el hombre siempre fallará
por causa de su naturaleza pecaminosa.
En otras palabras, en
lo que depende del esfuerzo del hombre es un fracaso asegurado porque el hombre
no tiene capacidad de obedecer, pero en lo que depende de Dios su cumplimiento
es cosa segura porque Dios es fiel, así que en todos los casos es mejor esperar
por medio de la fe en la fidelidad de Dios que tener esperanza en nosotros
mismos por medio de nuestro obrar, porque si fuéramos los artífices de nuestra salvación
fracasaríamos una y otra vez, porque confiar en nosotros mismos sería como
sujetar une enorme barco al muelle solo con una cadena, en donde cada eslabón
incluso el más débil debe soportar todo el peso de la embarcación, y en cuento
sople una fuerte tormenta de seguro la cadena se romperá y el barco a la deriva
naufragara, del mismo modo cualquier persona que confíe en sí misma para
alcanzar su justificación al final terminara naufragando en las aguas de la
desesperación.
La Función objetiva de la ley mosaica
Y a partir del verso 19 del capítulo 3 Pablo se
adelanta a responder la objeción que probablemente está en la mente de todos; —Entonces,
si al final la bendición celestial es por medio de la fe en la simiente santa
la cual es Cristo, ¿Cuál fue entonces el propósito de la prescripción de la ley
en el monte Sinaí en donde Dios se manifestó con poder y gloria a todo el
pueblo para establecer un pacto basado en leyes y estatutos a fin de que los
hombres la obedezcan y alcancen de ese modo ser una nación santa y finalmente hereden
la bendición de la salvación?— Visto de este modo hay una parte de la historia
que no cierra, es como que la ley está sobrando en todo el desarrollo de la
historia; entonces ¿sirve la ley? o como también Pablo lo pregunta en su carta
a los romanos; ¿es pecado la ley? (Ro 7:7)
Gálatas 3:19
Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la
simiente a quien fue hecha la promesa y fue
ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador. 20 Y el mediador no lo es de uno solo, pero Dios es uno.
Este pasaje nos
muestra claramente cuál fue el propósito de la introducción de la ley y su
inferioridad respecto de la promesa. La ley fue introducida por causa de las trasgresiones,
fue el parámetro de Dios, el estándar de Dios, para que los hombres vean en
ella el reflejo de su transgresión, el reflejo de lo que en verdad eran, no era
la ley la medicina para regenerar al hombre sino tan solo el espejo para
reflejar su depravación, de este modo el creyente se daba cuenta de la urgente
necesidad que tenía de un Salvador y de ese modo ponían toda su esperanza en la
simiente santa que traería tal bendición.
El pecado existía
antes de la ley, pero el hombre no fue consciente de su pecaminosidad sino por
medio de la ley, tal como Pablo lo escribe en su carta a los romanos; Romanos 7:7 ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna
manera. Pero
yo no conocí el pecado sino por la ley porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera:
No codiciarás. La ley fue dada para que tengamos conciencia de nuestra
indignidad y a su vez de lo Santo que es nuestro Dios.
Entonces, se
necesitaba del parámetro de Dios, “la ley”,
para regular la depravación de los hombres a fin de santificarlo y alinearlo
con Dios, pero no como el medio para alcanzar la salvación sino a modo de
preservación hasta que se manifieste la salvación por medio de Jesús el Cristo la
simiente prometida a Abraham en el pacto que Dios hizo con él.
A diferencia del
pacto en el monte Sinaí, el cual NO fue un trato directo entre Dios y los
hombres, sino que se precisó de ángeles para entregar la ley en manos de un
mediador el cual era Moisés (He 2.2, Hch
7:53), no así el pacto entre Dios y Abraham el cual no preciso de
intermediarios, ni ángeles ni mediadores, sino que fue solo entre ellos y de
forma unilateral, o sea, todos los términos del pacto fueron puestos por Dios y
no por el hombre, en el caso del pacto de la ley en el Sinaí fue un acuerdo
condicionado; —hagan esto para recibir esta bendición—
La promesa vs la ley
21 ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios?
«En ninguna manera» porque si la ley dada pudiera
vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley. 22 Mas la Escritura lo
encerró todo bajo pecado, para que la
promesa que es por la fe en Jesús, el Cristo fuese dada a los creyentes.
Dios dio tanto la promesa como la ley, y en ningún punto estas se contradicen porque Dios no actúa
contra sí mismo, sino que la ley y la
promesa operan en armonía, porque tal como hemos mencionado antes la ley se
encarga de revelar la pecaminosidad del hombre y de ese modo conducirlo
desesperadamente a la promesa de la salvación por medio de la simiente santa la
cual es Cristo.
Que la escritura lo haya encerrado todo bajo pecado…
se refiere a la ley, ya que por medio de la ley es el conocimiento del pecado,
de ese modo toda la humanidad quedo confinada a la condenación del pecado sin poder
salir o escapar por méritos propios, de alguna manera la ley actuaba como
señales al costado del camino por todos lados y en todas las direcciones que señalaban
constantemente al hombre como pecador, a fin de que la esperanza de redención
no este puesta en sí mismo sino en la promesa de la simiente santa por quien
sería impartida la bendición a todos los que son de la fe en Cristo: Romanos 11:32 Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener
misericordia de todos.
La ley; un vigilante y cuidador
23 Pero antes que
viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados
para aquella fe que iba a ser revelada. 24 De modo que la ley ha sido nuestro ayo [tutor, instructor], «para llevarnos» a
Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.
A pesar de que la
promesa fue antes de la ley no obstante la fe se manifestó posterior a la ley,
a fin de que la ley actúe primero encerrando a todos los hombres, en primer
término encerró a todos bajo pecado y actuó como nuestro carcelero y nos
vigilaba asegurándose de que nadie escape de la sentencia y condenación trazada
(porque la paga del pecado es muerte),
y en segundo término actuó un cuidador que marcaba
los límites y barreras establecidos por Dios para preservarnos del mal,
como una especie de prisión preventiva, a fin de que cuando se manifieste la fe
todos seamos justificados por medio de ella descansando en los méritos de Cristo,
de este modo la ley fue solo un cuidador y no un
salvador, un cuidador que nos preservo hasta la manifestación de la simiente
santa (Cristo). Entonces el
propósito de la ley como ayo fue convencernos de nuestro alto grado de
pecaminosidad para llevarnos finalmente de rodillas a Cristo.
El ayo, palabra griega que se refiere a un esclavo cuyo
deber era cuidar al hijo de su amo hasta que éste llegara a la edad adulta, su
deber como ayo o tutor era acompañar al niño a todas partes y vigilar su
conducta en el hogar, muchos ayos ejercían una disciplina muy estricta que
quienes estaban bajo su tutela anhelaban el día de su libertad, y ese fue el
trabajo de la ley como nuestro ayo, un estricto cuidador disciplinario.
25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo [tutor, instructor], 26
puesto que todos son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús 27 porque todos los que
han sido bautizados en Cristo, de Cristo están revestidos. 28 Ya no hay judío
ni griego no hay esclavo ni libre no hay varón ni mujer porque todos ustedes
son uno en Cristo Jesús. 29 Y si
ustedes son de Cristo, ciertamente linaje de
Abraham son, y herederos según la promesa.
Luego de un tiempo
al cuidado de un ayo, una vez que el niño crecía ya no precisaba de un cuidador
pues había alcanzado su mayoría de edad, del mismo modo, cumplido el periodo de
la ley y manifestada la fe en Cristo Jesús como el único camino al Padre ya no
se precisaba de la tutela de la ley; Romanos 6:14 …pues
no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia… ahora gozamos de todos los
derechos y privilegios de un hijo a la mesa del Padre, por lo tanto no tenía
ningún sentido que los gálatas reviviesen la ley si ya se había manifestado la
gracia de Dios, y solo por medio de la gracia, solo por medio de la fe en
Cristo somos declarados hijos de Dios.
Ahora, el otro punto
a destacar es que la fe traspasa fronteras raciales, políticas, sociales y
culturales y no hace ningún tipo de distinción como lo hacía la ley, ya que
todos los creen en Cristo, indistintamente de su nacionalidad, cultura, escala
social e incluso géneros humanos son hechos hijos de Dios solo por fe; no hay judío o
griego, libre o esclavo, varón o mujer, no hay privilegios, todos recibirán la
herencia por igual… de modo que todos
los que son bautizados en Cristo participan de su identidad, somos revestidos
de Él, y esto nos muestra también cual es la esencia del bautismo en
Cristo, ya que no se trata de un mero acto de sumergirse en las aguas sino de
sumergirse en Cristo en una vida nueva con una nueva identidad, ya no nosotros
sino ahora Él en nosotros porque somos hechos uno con Él, y esto debe ser
verdad en todos los aspectos de nuestra vida, en nuestra mente, en nuestro
corazón y en nuestro Espíritu, ya que ser uno con Él nos hará legalmente
participes su riqueza y bendición porque la heredamos juntamente con Él porque
estamos unidos a Él y somos uno con Él, y esto solo por medio de la fe.
Romanos 6:3 ¿O no
saben que todos
los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su
muerte? 4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el
bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del
Padre, así
también nosotros andemos en vida nueva.
1°Corintios 6:17 Pero
el que se une al Señor, un espíritu es con él.
Romanos 13:14 sino vístanse del Señor
Jesús, el Cristo, y no provean para los deseos de
la carne.
Entonces, cuando un
creyente cree en Cristo es hecho uno con Él (verso 28),
por lo tanto, es también linaje de Abraham y heredero de la misma promesa no
según la carne sino según el mismo Espíritu de fe (verso
7).
Romanos 9:8 Esto
es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos
según la promesa son contados como descendientes.
Gálatas 4:1 Pero
también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo,
aunque es señor de todo 2 sino que
está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre. 3 Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo
los rudimentos del mundo. 4 Pero cuando vino el
cumplimiento del tiempo, Dios envió a su
Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, 5 para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
Así como un niño
heredero por más que es el dueño legal de todos los bienes de su padre no puede
gozar de sus privilegios de propietario sino hasta que ha sido formado por
tutores y cuidadores hasta alcanzar la edad adulta, así también la ley fue
introducida al pueblo judío por un período de tiempo con la función de tutor o ayo hasta el tiempo señalado de la manifestación
de Cristo. No era la ley el medio para alcanzar la justificación sino tan solo
la guía que nos conduciría a Cristo nuestro justificador. Dicho de otro modo;
todos los rudimentos religiosos, ritos y ceremonias, eran simplemente parte de
una disciplina y educación y prefigura de lo que vendría, porque finalmente
conduciría a todos a Cristo. Romanos 10:4
porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
La ley no era el fin
sino Cristo el fin de la ley, cuando Cristo se manifestó la ley cumplió su
tiempo y propósito y dejo de ser necesaria,
Gálatas 4:9 más
ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que
se vuelven de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales se quieren
volver a esclavizar? 10 Guardan los
días, los meses, los tiempos y los años. 11
Me temo de ustedes, que haya trabajado en vano con ustedes.
Venido Cristo, y
Pablo aclara para que no queden dudas que Jesús fue manifestado como hombre,
nacido de mujer y sujeto a la ley como todo judío, y no por ser hijo tuvo
privilegios y beneficios exclusivos sino que como lo expresa la cita de Hebreos 5:8 Y
aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia… y
también Pedro escribe; 1°Pedro 2:22 el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en
su boca… y esa justicia perfecta de Cristo es la que se imputa a
todos los que creen en Él para ser justificados delante de Dios, fue de este
modo que Cristo nos liberó de la ley, de nuestro ayo y tutor para que a partir
de Él gocemos de todos los privilegios como herederos responsables de sus
bienes celestiales, porque en Cristo somos adoptados, incorporados a la familia
de Dios… —hay personas que sueñan con ser adoptados por una familia rica,
cuanto mas no debería gozarse el cristiano de haber sido adoptado por Cristo e
incorporado a la familia de Dios—
6 Y por cuanto son
hijos, Dios envió a sus [de ustedes] corazones el Espíritu de su Hijo, el cual
clama: ¡Abba, Padre! 7 Así que ya no eres esclavo, sino hijo y si hijo, también
heredero de Dios por medio de Cristo.
La legalidad de
nuestra adopción (por decirlo de alguna
manera) es determinada por el Espíritu Santo, porque es el Espíritu el que
nos da testimonio a nosotros mismos de que somos hijos de Dios
Romanos 8:15
Puesto que no han recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en
temor, sino que han recibido el espíritu de adopción, por el cual
clamamos: ¡Abba, Padre! 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de
que somos hijos de Dios. 17 Y si hijos, también herederos,
herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que sufrimos [padecemos]
juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.
Efesios 1:13 En él
también ustedes, habiendo escuchado la palabra de verdad, el evangelio de su
[de ustedes] salvación, y habiendo creído en él, fueron sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14 que es las arras
[garantía] de nuestra herencia hasta la liberación [redención] de la posesión
adquirida, para alabanza de su gloria.
“Abba Padre” un término familiar y cariñoso en arameo que
usaban los hijos legítimos para referirse a sus padres, la oración de Jesús
registrada en Marcos (Mr 14:36) comienza
precisamente “Abba Padre”, en este
sentido el esclavo jamás podría hacer uso de término más íntimo, pero ahora
siendo adoptados y hechos hijos de Dios el Espíritu mismo nos lleva a una
relación más fraterna e íntima con el Padre y por esta razón podemos hablarle
como hijos legítimos en términos de confianza diciendo ¡Abba Padre! Cuya posible equivalencia podría ser “Papi mi Padre”.
Conclusión
¡Qué gran honor se
nos otorga por medio de Cristo! dejamos se ser esclavos para ser hijos, y de
seguro no hay otra cosa mejor para un esclavo, quizás no entendemos el peso de
estas declaraciones porque no experimentamos lo que era ser esclavos en el
sentido social, pero de todos modos pensar en que dejamos de ser esclavo para
ser hechos hijos de Dios y además herederos con Cristo es cosa grandiosa, es motivo
de fiesta y alabanza en entera gratitud.
DE ESCLAVOS A HIJOS,
DE HIJOS A HEREDEROS. Tal redención debe ser exhibida por su iglesia, podríamos
decir que somos redimidos en Cristo con el fin de exhibir la majestuosidad de
Dios en todo su perfecto plan, exhibir su amor incondicional al tratarnos del
modo que nos trató, extendió su manto de gracia sobre nosotros y esa gracia debe
hacerse visible por medio de su Iglesia, y debemos también vivir de forma
madura entendiendo que si bien nos hizo participes de sus bienes celestiales no
deberíamos detenernos a mirar las migajas terrenales extraviándonos de la
verdad, caminemos por lo tanto hacia aquella herencia eterna en los cielos
viviendo por fe y creciendo en ella.
La paz del Señor Jesús el Cristo. –
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