MENSAJE
DOMINGO 03/05/2015
Por
el Hno. Gabriel
Santiago 4
4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la
amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
5 ¿O pensáis que la Escritura dice en vano:
El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela
(desea) celosamente?
El Espíritu Santo de Dios el cual hizo morar en nosotros nos anhela
celosamente, en otras palabras el Espíritu Santo que mora en nosotros desea
que solamente seamos para Dios y de ninguna manera quiere compartirnos con
el mundo, por lo tanto día a día busca acercarnos más y más a Dios alejándonos
del mundo y todas sus pasiones. Dios ama a su iglesia del mismo modo que un
esposo a su esposa, ningún hombre o mujer casado desea compartir su pareja con
nadie, y tal es aquel afecto que cuando uno de los dos resulta infiel, en la
mayoría de los casos esto concluye con la ruptura del matrimonio.
Lo mismo nos
sucederá a nosotros si como cristianos deseamos pertenecerle a Dios y a su vez
también al mundo, el apóstol Santiago escribe que todo aquel que quiera ser amigo
del mundo se constituye enemigo de Dios, y la expresión “amigo del mundo” no se refiere simplemente
a una relación de amistades mundanas como muchos lo interpretan, sino se
refiere principalmente a aquel sentimiento de amor y querencia que lleva a las
personas a no querer despegarse de las cosas del mundo junto con todas
sus pasiones pecaminosas (estudio, casas, trabajos, fiestas, estilos, vicios, modas,
liberalidad), como una fiel amistad de dos personas que no desean separarse sino
van juntos a todos lados (cristianos que van con el mundo a la iglesia y quieren
encajarlo allí), en otras palabras todos aquellos que diciéndose
cristianos siguen aun amando el mundo y sus pasiones son considerados enemigos por
parte de Dios, son como esposas o novias infieles, Dios ya no las va a sufrir
más.
Como cristianos cada uno de nosotros debemos corresponder de la misma
manera a aquel celo que Dios tiene por nosotros, siendo también nosotros
para con Él una iglesia que ANHELA CELOSAMENTE A CRISTO para estar solamente
con Él y nadie más.
EL
ANHELO ¿Qué es anhelar?
DEFINICION
DEL DRAE.
ANHELAR: Tener ansia o deseo vehemente de conseguir algo. Desear una cosa de
manera intensa y ansiosa.
En vista de esta definición diremos que anhelar es aquella ansiedad
que nos invade cuando queremos conseguir alguna cosa (fuere lo que
fuere) que ha cautivado nuestra atención, nuestra mirada y que nos obliga a
perseguirlo hasta poder alcanzarlo, deseo que en la mayoría de los casos
implica tener que trabajar y esforzarse a fin de conseguir lo que tanto se
desea.
¿Alguna vez han
anhelado algo? La realidad es que todos hemos experimentado lo que
es el anhelo en algún tiempo de nuestras vidas, hemos deseado profundamente algo
que nos llevo a tener la mente ocupada en aquello todo el día, pensando la
forma de poder conseguirlo, hasta incluso agotar todos los recursos a
nuestro alcance a fin de obtenerlo (préstamos, ahorro, etc.), porque
consideramos que aquello que tanto anhelamos nos va a generar una grande
satisfacción y alegría.
Por ejemplo; recuerdo que cuando era joven (inconverso) en ese tiempo se
le daba mucha importancia a la ropa de vestir, y los jóvenes con tal de poder
vestirnos con buenas prendas solíamos trabajar de lo que sea (cavar zanjas,
lavar autos, cortar pasto, etc.) con tal de conseguir el dinero para comprar aquellas
prendas que anhelábamos, pero que satisfacción que sentíamos cuando obteníamos
aquellas prendas que tanto deseábamos. Considero que esto es lo que sucede con
todas aquellas personas que apasionadamente anhelan comprarse una moto, o un auto,
un instrumento de música, en fin, van a trabajar y esforzarse sobremanera con
tal de conseguir aquello que tanto desean, porque así es el anhelo, y no es
algo que sucede una sola vez en nuestras vidas, sino que sigue sucediendo en
varias etapas de nuestras vidas, los matrimonios por ejemplo a
veces desean tanto algún mueble u otra cosas para sus casas que a fin de poder
conseguirlo se meten en préstamos y cuentas para obtener aquello (sea tele,
cama, microondas, computadora) que queda tan lindo en el living (y genera tanta
envidia en los demás…), en fin todos entienden el efecto del anhelo.
Ahora bien, en vista de todo lo expuesto hasta aquí a fin de describir lo
que representa anhelar alguna cosa, si observamos nuestras vidas por un
instante y asociamos el verbo anhelar a nuestra vida cristiana, pregunto ¿ANHELAMOS
A CRISTO? ¿Le deseamos a Él con todo nuestras fuerzas? ¿Es Cristo quien cautiva
nuestra atención y nuestra mirada? ¿Le perseguimos de tal manera que quisiéramos
alcanzarle todos los días? ¿Trabajamos y nos esforzamos por alcanzarle? ¿ANHELAMOS
O AGUANTAMOS A CRISTO?
Mateo 13
44 Además, el reino de los cielos es SEMEJANTE A UN TESORO escondido en un campo,
el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por
ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.
El reino de los cielos, para todos aquellos que verdaderamente lo
hayan es un tesoro tan valioso que supera ampliamente la totalidad de todas
las posesiones que pudiera tener en este mundo, todas las cosas terrenales
pierden valor frente a la preciosidad del reino de los cielos, al punto tal que
las personas que hayan este tesoro se da cuentan que no hay nada en este
mundo que pueda superar la preciosidad y hermosura del reino de Cristo, y por
esta razón Cristo pasa a ser el anhelo constante durante toda su vida.
Es normal que una persona mundana desee el mundo y desprecie a Cristo,
pero NO es normal que un cristiano este amando el mundo y
despreciando a Cristo, tal actitud pone en evidencia que dicha persona no
es un verdadero cristiano, porque aun no se ha despegado de su anhelo mundano.
Antes de venir a Cristo, siendo hombres y mujeres del mundo, deseábamos
por naturaleza las cosas del mundo (Ef 2:2-3),
pero cuando nos convertimos a Cristo pasamos a ser una nueva creación en él, porque
muertos a la vieja naturaleza nacemos de nuevo para andar una vida nueva (Ro 6:4), con una nueva mente la cual es la
mente de Cristo en nosotros (1°Co 2:16),
para que nuestro anhelo y deseo ya no sea por lo terrenal sino desde ahora por
lo celestial, y por ello vamos a trabajar y esforzarnos por alcanzar aquello
que tanto deseamos.
Colosenses 3
1 Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra
de Dios.
2 Poned la mira
en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está
escondida con Cristo en Dios.
A esta mente somos llamados
por Cristo, a fin de que seamos personas que ANHELAN LAS COSAS DE ARRIBA,
personas que tienen puesta la mirada en lo que es celestial y eterno y ya no en
lo terrenal y corruptible, porque todo lo que hay en la tierra no se compara
con las riquezas de Cristo.
Sin embargo es triste
ver que dentro del cristianismo actual tanto jóvenes como también muchos
adultos dentro de la iglesia NO ESTÁN
ANHELANDO A CRISTO, sino tan solo están AGUANTANDO A CRISTO.
DEFINICIÓN
DEL D.R.A.E.
AGUANTAR.
Sostener,
sustentar, no dejar caer.
2. Reprimir
o contener. 3. Resistir pesos,
impulsos o trabajos. 4. Soportar,
tolerar a alguien o algo molesto o desagradable.
Aguantar sería como el antónimo
de anhelar, y tristemente así están muchos cristianos de hoy, porque solo prefieren
aguantar una vida cristiana mediocre, sin lectura, sin oración, sin
arrepentimiento, sin preparación, permitiéndose algunos deleites pecaminosos,
pensando que de esa forma van a llegar al cielo. Pero eso sencillamente no va a
suceder, porque no hay razón lógica para
que una persona encuentre o consiga lo que jamás ha estado buscando (no se trata de tropezar con la vida eterna
como una cuestión de suerte).
Muchas personas que
asisten a las reuniones de la iglesia cada domingo, no lo hacen porque están
anhelando a Cristo, sino porque están
aguantando a Cristo, están aguantando
una vida religiosa sin gozo, sin felicidad, sin amor, sin paz, como llevando
cada día una pesada mochila desagradable y molesta que deben soportar para
poder llegar al cielo. Pero lo curioso de esto es que de esa forma nadie llegara
al cielo. Porque no se trata de un
esfuerzo humano que podamos hacer para agradar a Cristo, sino de un nuevo nacimiento, de una
conversión de mente y corazón por medio del Espíritu Santo.
¿ANHELAMOS
A CRISTO O AGUANTAMOS A CRISTO?
1° Juan 2
15 No améis al mundo (no
sean amigos del mundo), ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en
él.
16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no
proviene del Padre, sino del mundo.
17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que
hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
¿Cuántas de las cosas
que anhelamos durante en nuestras vidas NO pertenecen a esta lista descripta
por el apóstol Juan?, deseos de la carne,
deseos de los ojos, vanagloria de la vida, es probable que la mayoría de
las cosas que anhelamos encajen en esta lista. Sin ánimo de exagerar pero hay
veces que los cristianos se ven más
terrenales que los mundanos, y no se dan cuenta.
No debemos olvidar que los
cristianos no somos de este mundo, por
tanto no debemos poner nuestra mirada y atención en este mundo, este mundo pasa
junto con todos sus deseos, pero no así los que esperan en Dios. Ejemplo
tenemos de Moisés quien renuncio a todo lo terrenal que poseía porque tenía
puesta la mirada en lo celestial:
Hebreos 11
24
Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó
llamarse hijo de la hija de Faraón,
25 escogiendo antes ser maltratado con el
pueblo de Dios, que gozar de los deleites
temporales del pecado,
26 teniendo por mayores riquezas el
vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; PORQUE TENÍA PUESTA LA
MIRADA EN EL GALARDÓN.
27 Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira
del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible.
Como cristiano debemos
dejar Egipto, no hemos sido diseñados para vivir en este mundo esclavista, sino
Dios nos escogió para vivir en una patria celestial, somos llamados a abandonar este mundo y emprender nuestro éxodo hacia
la patria celestial, ¿CUÁNTOS COMO
MOISES HAY HOY POR HOY EN LAS IGLESIAS? (personas
que abandonan todo porque tienen un galardón mejo r en los cielos) Debemos
poner nuestra mirada en el galardón, debemos
dejar de aguantar a Cristo y empezar a ANHELAR A CRISTO, anhelar las cosas
celestiales, nuestro verdadero hogar.
Filipenses 3
20 Más nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
Hebreos 11
13 Conforme a la fe murieron todos éstos
sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y
saludándolo, y confesando que eran
extranjeros y peregrinos sobre la tierra
14 Porque los que esto dicen, claramente
dan a entender que buscan una patria;
15 pues si hubiesen
estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de
volver.
16 Pero ANHELABAN
una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.
¿ANHELANDO
O AGUANTANDO?
Si nuestro anhelo es
Cristo entonces damos testimonio con nuestra vida de que no somos de aquí sino
de una patria celestial, por tanto no
nos aferramos a este mundo vano sino a todas las promesas de Cristo, y todo
nuestro esfuerzo radica en querer volver a nuestra verdadera ciudad, no así el
cristiano que esta simplemente aguantando a Cristo, el cual no se da cuenta que
su vida da testimonio de no querer entrar en el reino de Dios, sino permanecer
en la tierra y disfrutar de ella el máximo tiempo posible, personas que no
quieren morir nunca sino permanecer en el mundo porque son terrenales (ejemplo).
Pablo escribe en su carta a los filipenses; “porque para mí el vivir es Cristo, y el
morir es ganancia” (Fil 1:21), y yo sé que muchos cristianos y
aun mundanos anhelan profundamente que su morir también sea ganancia, pero no
anhelan que su vivir sea Cristo, sin embargo el hecho de que nuestro morir sea
ganancia es el resultado de que su vivir sea Cristo, y para que nuestro vivir
sea Cristo debemos estar verdaderamente anhelando
a Cristo todos los días.
Analicemos nuestra vida
a fin de conocer cuánto de lo que hay en nosotros es en verdad un anhelo de
Cristo y cuanto es un aguante de Cristo, generemos los cambios que faltan en
nuestra vida, no nos olvidemos que el propósito de Dios es formarnos a la
imagen de su hijo, a fin de hacer de
cada uno de nosotros siervos obedientes que están solamente en la tierra con un
propósito divino para luego volver a su verdadera morada celestial.
Mateo 6
19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y
donde ladrones minan y hurtan;
20 sino haceos tesoros
en el cielo,
donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
21 Porque donde esté vuestro tesoro,
allí estará también vuestro corazón.
Aguantar solamente a
Cristo no nos va a servir en aquel día, lo único que necesitamos para vivir en
este mundo es solo a Cristo, no necesitamos más nada, es por ello que debemos anhelar a Cristo, a fin de que
nuestra vida sea en paz y verdadero gozo y felicidad.
Tenemos muy poco tiempo
para anhelar a Cristo, de verdad es corto; ¡ANHELEMOS A CRISTO!!
Colosenses 2:9-10; en Él
estamos completos…
La paz
del Señor Jesucristo.-
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