MENSAJE DOMINGO 19/04/2015
Por
el Hno. Daniel
Lucas 12
La levadura de los
fariseos
1 En esto, juntándose por
millares la multitud, tanto que unos a otros se atropellaban, comenzó a decir a
sus discípulos, primeramente: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
2 Porque
nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de
saberse.
3 Por
tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis
hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas.
A quién se debe temer
4 Mas
os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más
pueden hacer.
5 Pero
os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la
vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed.
6 ¿No
se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está
olvidado delante de Dios.
7 Pues
aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; más
valéis vosotros que muchos pajarillos.
El que me confesare
delante de los hombres
8 Os
digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo
del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios;
9 mas
el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de
Dios.
10 A
todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será
perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será
perdonado.(C)
11 Cuando
os trajeren a las sinagogas, y ante los magistrados y las autoridades, no os
preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir;
12 porque
el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir.(D)
El rico insensato
13
Le dijo uno de la multitud: Maestro, dí a mi hermano que parta conmigo
la herencia.
14
Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o
partidor?
15 Y
les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no
consiste en la abundancia de los bienes que posee.
16
También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico
había producido mucho.
17 Y
él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis
frutos?
18 Y
dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí
guardaré todos mis frutos y mis bienes;
19 y
diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años;
repósate, come, bebe, regocíjate.
20 Pero
Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has
provisto, ¿de quién será?
21 Así
es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.
El afán y la ansiedad
22
Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por
vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis.
23 La
vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido.
24 Considerad los cuervos, que ni siembran,
ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis
vosotros mucho más que las aves?
25 ¿Y
quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo?
26 Pues
si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás?
27 Considerad
los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón
con toda su gloria se vistió como uno de ellos.
28 Y
si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al
horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?
29 Vosotros,
pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de
beber, ni estéis en ansiosa inquietud.
30 Porque
todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que
tenéis necesidad de estas cosas.
31 Mas
buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.
Tesoro en el cielo
32 No
temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.
33 Vended
lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en
los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye.
34 Porque
donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
El siervo vigilante
35 Estén
ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas;(F)
36 y
vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese(G)
de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida.
37 Bienaventurados
aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto
os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles.
38 Y
aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los
hallare así, bienaventurados son aquellos siervos.
39 Pero
sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón había de
venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa.
40 Vosotros,
pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del
Hombre vendrá.(H)
El siervo infiel
41
Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola a nosotros, o
también a todos?
42 Y
dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá
sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración?
43 Bienaventurado
aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.
44 En
verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes.
45 Mas
si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a
golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse,
46 vendrá
el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y
le castigará duramente, y le pondrá con los infieles.
47 Aquel
siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme
a su voluntad, recibirá muchos azotes.
48 Mas
el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a
todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se
le haya confiado, más se le pedirá.
Jesús, causa de división
49 Fuego
vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido?
50 De
un bautismo tengo que ser bautizado;(I) y ¡cómo me angustio hasta
que se cumpla!
51 ¿Pensáis
que he venido para dar paz en la tierra? Os digo: No, sino disensión.
52 Porque
de aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos, y
dos contra tres.
53 Estará
dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la
hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra
su suegra.(J)
¿Cómo no reconocéis este
tiempo?
54
Decía también a la multitud: Cuando veis la nube que sale del poniente,
luego decís: Agua viene; y así sucede.
55 Y
cuando sopla el viento del sur, decís: Hará calor; y lo hace.
56 ¡Hipócritas!
Sabéis distinguir el aspecto del cielo y de la tierra; ¿y cómo no distinguís
este tiempo?
Arréglate con tu
adversario
57 ¿Y
por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?
58 Cuando
vayas al magistrado con tu adversario, procura en el camino arreglarte con él,
no sea que te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el
alguacil te meta en la cárcel.
59 Te
digo que no saldrás de allí, hasta que hayas pagado aun la última blanca.
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