MENSAJE DOMINGO 10/04/2016
Por el Hno. Gabriel.-
Continuando con el desarrollo de la temática “La vida y obra de Jesús”, y de acuerdo
al orden cronológico de los hechos, nos toca en esta ocasión abordar, según el
evangelio escrito por Juan, quienes fueron los primeros discípulos que se
unieron a Jesús y también cuales fueron las primeras señales que Jesús hizo públicamente
al comenzar su ministerio. Para ello nos vamos a remitir a libro de Juan quien,
a diferencia de los otros evangelios, expresa con detalles estos acontecimientos:
Juan 1
35 El
siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus
discípulos.
36 Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero
de Dios.
37 Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús.
38 Y volviéndose Jesús, y viendo que le
seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos
le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras?
39 Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se
quedaron con él aquel día; porque era
como la hora décima.
40 Andrés, hermano de
Simón Pedro, era uno de los dos que
habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús.
41 Este halló (busco y encontró) primero a su hermano
Simón, y le dijo: Hemos hallado (encontrado
lo que habíamos estado buscando) al Mesías (que
traducido es, el Cristo).
42 Y le trajo a Jesús. Y
mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de
Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro) (tan solo con mirarle Jesús conoció quién
sería Pedro, hasta aquí no se dice con precisión que Pedro empezó a seguir a Jesús).
43 El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme.
44 Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro.
45 Felipe halló (busco y encontró) a Natanael, y le
dijo: Hemos
hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de
Nazaret.
46 Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir
algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve.
47 Cuando Jesús vio a Natanael que se le
acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño.
48 Le dijo Natanael (no negó lo que Jesús decía): ¿De dónde me
conoces? Respondió Jesús y le dijo:
Antes que Felipe te llamara, cuando
estabas debajo de la higuera, te vi.
49 Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el
Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel.
50 Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije:
Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás.
51 Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De
aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y
descienden sobre el Hijo del Hombre.
¿Cuando sucedió todo
esto?
Tanto Mateo, como Lucas y Marcos expresan que Jesús
inmediatamente posterior a su bautismo fue llevado al desierto para ser tentado
por el diablo (esto lo estudiamos en la
meditación anterior), y estuvo allí cuarenta días. Sin embargo Juan, luego
de exponer el prologo de su evangelio (Jn 1:1-18) comienza el relato de los sucesos a
partir del verso 19 del mismo capítulo en los cuales omite el relato de la
tentación de Jesús en el desierto. O sea que todo lo expresado a partir del
verso 19 en adelante se ubica un par de meces posterior al acto de la tentación
de Jesús en el desierto. ¿Porque es
importante aclarar esto? Puede que algunos encuentres ciertas discrepancias
o incoherencias entre el relato que hace el apóstol Juan del bautismo de Jesús comparado
con el relato de los otros tres evangelios. Esto se debe a que muchos asocian
que lo que Juan (el apóstol) relata a
partir del verso 29 del capítulo 1 se refiere al momento exacto del bautismo de
Jesús, pero esto no es así, no hay ninguna afirmación que demuestre que éste es
el momento del bautismo de Jesús, antes por el contrario, la situación aquí es
que Jesús ya fue bautizado por Juan, ya fue llevado al desierto para ser
tentando, o sea, ya ha pasado cierto tiempo desde su bautismo (un par de meces quizás), y ahora por
alguna otra razón Jesús se está acercando a Juan el bautista, y éste al verle
que viene hacia él inmediatamente proclama de nuevo que “Jesús es el Cristo”, dicho
de otro modo, empieza a dar testimonio público de que Jesús verdaderamente es el
Mesías, y las razones que afirman su testimonio son las cosas que sucedieron
durante el bautismo de Jesús el cual para esta ocasión él esta recordándoles a
todos dicho momento, o sea, Juan está diciéndoles a todo; “este hombre (Jesús) que está viniendo hacia mí es el Mesías prometido
a Israel, y esto lo sé porque el día que yo lo bautice los cielos se abrieron y
el Espíritu Santo descendió sobre él como paloma y permaneció en él, y aparte
de esto escuche una voz desde los cielos que decía este es mi hijo amado en
quien tengo complacencia”. Esta es la situación del relato de Juan (el apóstol) en el capítulo 1 verso 29 al 34, y todo este relato
se ubica un par de meces posterior al bautismo de Jesús.
Me es necesario hacer esta aclaración, ya que el texto que
leímos en el inicio del mensaje (Jn 1:35-51), forma parte de un relato secuencial
que Juan (el apóstol) viene
desarrollando de forma cronológica de tres días consecutivos, en donde la
aparición de Andrés y Juan se ubican a partir del tercer día de este relato (Juan 1:19 es el
primer día, Juan 1:29 es el segundo día, y Juan 1:35 es ya el tercer día de esta cronología)
Los primeros
discípulos de Jesús
Entonces, el relato de este tercer día (Jn 1:35-51) declara que dos
discípulos de Juan el bautista, entre los que se menciona a Andrés y por
deducción el otro es Juan, eran primeramente discípulos de Juan el Bautista, o
sea, estaban con él y le oían y atendían a todo lo que predicaba y enseñaba, al
punto tal que en cuanto Juan el bautista vio nuevamente a Jesús que andaba por
allí les dijo a Juan y Andrés, “éste es
el Cordero de Dios”, que dicho de otro modo, les estaba diciendo; ahora tienen que seguir a Jesús, este es aquel
de quien yo dije; después de mi viene otro que es mayor que yo que era antes de
mi de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado (Jn 15,27 y 30), por tanto ya no me sigan a mí sino a Él.
Entonces Andrés y Juan oyeron hablar a Jesús e
inmediatamente le empezaron a seguir, a lo cual viendo Jesús que le seguían les
dijo; - “¿que buscan?” - raro verdad,
es como si en vez de aceptarlos los estuviera
corriendo, sin embargo ellos respondieron – Maestro
¿Dónde moras? - y esto no se refiere
simplemente a que ellos querían conocer el lugar donde vivía Jesús, sino que dicha
expresión implica más que eso, es como decir
- Maestro no nos queremos separar
de ti hoy sino queremos estar contigo todo este día, incluso hasta en el lugar
donde vives - es evidente que las pocas palabras que Juan y Andrés oyeron
de la boca de Jesús fueron suficientes para confirmarle a ellos que Jesús indefectiblemente
era el Mesías, al punto tal que no se quisieron separarse de él aquel día, sino
que estuvieron con Jesús inclusive hasta el lugar en donde moraba – cosa que por cierto no nos dice sino que nos
deja con la intriga –
Hasta aquí los primeros hombres que se acercaron a Jesús y
le siguieron (por voluntad propia)
fueron Andrés y Juan. Pero no acaba allí, sino que posterior a esta reunión
privada que ellos mantuvieron con Jesús, Andrés inmediatamente fue a buscar a
su hermano Pedro y le dijo – Hermano
tengo algo que decirte, hemos hallado al Mesías – y tal declaración implica
que estos hombres estaban buscándole, de hecho, como mencionamos en
meditaciones anteriores, había ciertos grupos de personas que ya desde hace tiempo
estaban en busca del Mesías, quizás por los eventos de hacía unas tres décadas
atrás habían acontecido (la aparición de
ángeles y demás señales y testimonios), el cálculo de las profecías en el
libro de Daniel, y sumado a todo esto la predicación de Juan el Bautista quien había
anunciado públicamente (Jn 1:26) que en medio de ellos ya estaba uno
que era más poderoso que él el cual era nada más y nada menos que el Cristo.
Pedro fue con Andrés para conocer a Jesús y ni siquiera hizo
falta la presentación formal entre ellos
ya que Jesús mirándole le identifico y a su vez le cambio el nombre,
porque hasta aquí Pedro no era conocido como “Pedro” sino como “Simón hijo
de Jonás”. Esto demuestra ya desde el principio que Jesús transformaría a
Simón, inclusive desde el nombre, para hacer luego de él una herramienta útil
para la vida de la iglesia. Aquel a quien todos conocían como Simón (del nombre Simeón que quiere decir “el
que es escuchado”) moriría y nacería un nuevo hombre al que todos conocerían
luego como Pedro que quiere decir Piedra.
De acuerdo al relato de Juan, otro de los primeros
seguidores de Jesús fue Felipe, el cual a diferencia de Andrés y Juan este fue
llamado por Jesús con la orden “sígueme” la cual Felipe obedeció al instante.
Felipe era de Betsaida (casa de pesca),
una importante ciudad de Galilea en la cual Jesús operó haciendo muchas señales
(Mt 11:21).
Del mismo modo que Andrés actuó con su hermano, así también actuó Felipe con su
amigo Natanael (quien también es nombrado
como Bartolomé en los otros evangelios), al cual busco para decirle – hemos hallado a aquel de quien escribió
Moisés (Dt18:15)
y los profetas – expresión que se refiere directamente al Mesías. Hasta
aquí Natanael es un hombre que se esforzaba por vivir en justicia, trataba de
hacer su vida en función de la ley de Dios, y es probable que estuviera
dedicado desde hacía un tiempo a indagar por medio de las profecías y el libro
de Moisés cómo y cuándo habría de aparecer el Mesías. Dicho de otro modo,
Natanael era un hombre preparado y no sería una persona fácil de engañar, el
quizás tenía cierta confianza en que tenía la capacidad de reconocer al verdadero
Mesías de acuerdo a su criterio de justicia y no dejarse engañar (no debemos olvidar que hasta aquí ya dos
hombres se habían levantando haciéndose pasar por el Cristo, un tal Teudas y
luego Judas Hch
5:36-37). Sin embargo Felipe se encuentra con él y le dice “hemos hallado a aquel de quien vos estas diligentemente
investigado en los libros de Moisés y los profetas, ¡es Jesús, el hijo del
carpintero José, de la ciudad de Nazaret!” a lo que Natanael respondió – Es imposible, de Nazaret no va a salir
nada bueno – entonces Felipe sin más palabras le dijo – ven y ve, compruébalo tú mismo – Natanael fue a ver de qué se
trataba aquello que Felipe decía, y sucedió que cuando se acercaba, Jesús le
identifico prontamente declarándole que él era un verdadero israelita que no se
deja engañar por nadie (o no se dejaría
engañar fácilmente). Natanael no negó lo que Jesús decía, antes le pregunto
– ¿acaso me conoces? y es probable que él
estaba pensando que Jesús era un impostor – A lo que Jesús respondió – antes de que Felipe te llamara, cuando
estabas debajo de la higuera yo te vi – y esto fue suficiente para que
Natanael caiga de rodillas delante del Cristo. Ahora, el gran dilema nuestro es
tratar de entender que significaba esto que “debajo
de la higuera te vi”, y no nos queda más que conjeturar lo que esto
significaría. Me atrevo a decir que la higuera era quizá el lugar de oración y
constante meditación de Natanael, un lugar donde se sentaba a preguntarle cosas
a Dios, un lugar que solo conocía él y nadie más. Hasta puede que en aquel
lugar haya tenido sueños similares a los de Jacob en Génesis 28:12 con ángeles que
subían y bajaban, y es por esto que luego Jesús le declara (verso 50-51) que por haber
creído tan pronta y sinceramente, ahora vería la obra de Dios desde una
perspectiva sobrenatural.
Su aplicación hoy
Hasta aquí estos cinco hombres (Juan, Andrés, Pedro, Felipe y Natanael), fueron los primeros que se
relacionaron con Jesús, aunque no todos ellos le siguieron inmediatamente,
porque de acuerdo a Mateo y Marcos el llamamiento oficial de Pedro y Andrés,
Santiago y Juan viene posterior al inicio del ministerio de Jesús, el cual fue
a partir del encarcelamiento de Juan el bautista (Mt 4:12-25).
Pero a más de esto, la gran enseñanza que obtenemos de estos
pasajes es primeramente las palabras de Jesús a Andrés y Juan, “si verdaderamente me quieren conocer vengan
y vean cual es mi morada” (Jn 6:37). Primeramente la puerta está
abierta, y segundo, el trabajo de entrar es tuyo.
Y lo curioso de esta invitación es que Jesús no fue hallado de
gente de la nobleza ni de la alta realeza (aristocracia),
sino por hombres comunes, hasta se podría decir insignificantes, pero lo
maravilloso de esto es que por medio de ellos, de lo insignificante y
despreciado Jesús logro establecer un canal, un canal para que sus palabras
eternas permanezcan en un mundo mortal. Logro plantar lo eterno en seres
mortales y sacar fruto de ellos en abundancia. Él fue un cultivador de mentes,
dicho de otro modo logro sembrar su mente en la mente de ellos, clono su mente
en ellos, los trasformo, cambio el rumbo de sus vidas, le dio un sentido
eternal a una vida mortal, ellos ya no mirarían a las cosas terrenales, ahora
tenían esperanza de vida eterna, ahora trabajarían en las cosa celestiales. Nunca nadie había hablado más allá de los
que los ojos podían ver, nadie podía tener tanta imaginación, sin embargo estos
hombres traspasaron esos límites, ellos tenían insertada una esperanza
viva, una esperanza basada en todo
lo que Él decía. Y si todo era cierto, solo Él tenía la llave para poder
alcanzarlo.
Principio de señales
Juan 2
1 Al tercer día se hicieron unas bodas en
Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús.
2 Y fueron también invitados a
las bodas Jesús y sus discípulos.
3 Y faltando el vino, la madre de Jesús
le dijo: No tienen vino.
4 Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha
venido mi hora.
5 Su madre dijo a los que
servían: Haced
todo lo que os dijere.
6 Y estaban allí seis tinajas de
piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada
una de las cuales cabían dos o tres cántaros (35 litros cada uno, lo que nos indica que en las tinajas cabían
aproximadamente 100 litros de agua).
7 Jesús les dijo: Llenad estas
tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba.
8 Entonces les dijo: Sacad
ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron.
9 Cuando el maestresala probó el agua hecha
vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes
que habían sacado el agua, llamó al
esposo,
10 y le dijo: Todo hombre sirve
primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; más
tú has
reservado el buen vino hasta ahora.
11 Este principio de
señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos
creyeron en él.
Primeramente
diremos que Juan, en todo su evangelio solo relata, sin incluir la resurrección
de Jesús, relata solo 8 milagros (Jn 2:1-11 el
agua hecha vino, Jn 4:46-53 sana al
moribundo hijo de un oficial, Jn 5:1-10
sana al paralitico de Betsaida, Jn
6:1-15 la alimentación de los 5000, Jn
6:16-21 él anda sobre las aguas, Jn
9:1-12 sana a un ciego de nacimiento, Jn
11:38-44 resucita a Lázaro y Jn
21:1-13 prepara comida y ordena una pesca), entre los cuales está la boda de Caná. O sea que
para Juan el evento de las bodas en Caná tiene un alto grado de importancia en el
relato del evangelio. Juan de hecho presencio muchísimos milagros de Jesús,
pero él mismo escribe que si tendría que reportar todo las señales que Jesús
hizo durante su ministerio no cabrían los libros en el mundo (Jn 21:25)
y además agrega que estas pocas señales escritas en su evangelio se escribieron
para que creamos en Él y para que creyendo tengamos vida en su Nombre (Jn 20:30-31).
Las bodas en Caná
Esto nos hace notar primeramente que las bodas en si no son un
hecho irrelevante para Jesús, no es algo que carezca de importancia, y esto es
porque las bodas en si tienen que ver con un pacto que Dios ha ordenado, un
pacto de unión, una alianza que se hace delante de Dios y que hasta el día de
la fecha no ha cambiado. En esta ocasión Jesús fue invitado a una boda en Caná y
él no se reusó a ir a la misma sino que asistió a ella, y vaya participación
que tuvo al final en la misma.
Ahora, estando en las bodas, luego cuando el vino se acabó,
María se acerca a Jesús y le hace conocer este inconveniente; ¿Por qué María hace esto? Primero; ¿será que era la boda de un pariente suyo y
por eso ella se preocupaba porque todo salga bien? De hecho el relato
comienza diciendo que “María estaba allí”
(Jn 2:1),
y luego nos muestra que tiene autoridad sobre los que sirven (Jn 2:5)
dándonos a entender que María estaba involucrada en la organización de esta
boda. Y no debemos olvidar que una celebración de bodas en aquellos días tenía
un prolongado tiempo de duración, que eran aproximadamente
unos 5 o 6 días, tiempo en el cual el esposo debía consumar la unión en el
cuarto nupcial. Por esta razón el esposo precisaba de personas que pudieran
atender a los invitados y encargarse de que todo lo referente al servicio saliera
bien durante la fiesta. Una buena fiesta de bodas hablaba bien del esposo y al
mismo tiempo demostraba su capacidad de solvencia para sostener a su esposa, de
lo contrario, cuando algo salía mal era una situación muy vergonzosa para el
esposo y parte de culpa recaía en los organizadores de la misma.
Ahora bien, María estaba involucrada con la organización de estas
bodas, en la cual se presenta un problema, el vino se acabó antes de tiempo, y
aunque a simple vista esta situación parezca un dato menor, no lo es para ese
momento, porque en ese tiempo no existían los negocios y supermercado como
ahora para salir a comprar vino. Fabricar vino tenía todo un proceso artesanal
que precisaba de tiempo para la fermentación de la uva pisada, y así elaborar
el vino. Se dice además que para que el vino no cause embriaguez durante la
fiesta debían mezclarlo con agua en proporciones determinadas. O sea que era
todo un trabajo que evidentemente María no lo solucionarían en una hora; ¿Por qué recurrió a Jesús cuando faltó el
vino? ¿Acaso sabia ella que Jesús haría un milagro ese día? Si pensamos que
SI sabía, le estamos otorgando a María un atributo de omnisciencia y autoridad la
cual o hace superior o igual a Jesús, es dar crédito a pensar que Jesús
obedeció a María en esta ocasión, pero no fue así. Visto de este modo tenemos que concluir que es
un hecho de que María NO sabía que Jesús haría un milagro aquel día, sin
embargo aun no respondemos la pregunta ¿por
qué María recurrió a Jesús? Para responder a esta pregunta vamos a usar un
poco de sentido común, primeramente José (esposo
de María) ya no está en este tiempo, esto significa que José ya había
fallecido, y quien se tuvo que hacer cargo de todas las cosas durante la
ausencia de José fue Jesús, se encargo de la carpintería, y se debe haber encargado
también de todos los deberes que tenían que ver con la administración de la
casa, o sea que cada situación que surgía en el hogar de María y que precisaba
de una solución ella no tenía más que recurrir a Jesús, dicho de otro modo
María estaba acostumbrada a recurrir a Jesús para darle solución a los
problemas, el cual por cierto debe haber sido una persona muy inteligente y
razonable para brindar soluciones a problemas, y estoy hablando que lo hacía sin
hacer uso de poderes divinos, tan solo con sabiduría e inteligencia.
Si fuera así, aquí María recurre a Jesús para pedirle que le
ayude a resolver este problema en el cual ella estaba involucrada y que por
cierto era de gravedad, porque si no se solucionaba a tiempo evidenciaría una
mala organización del evento y sería una vergüenza
pública para el esposo. Como María estaba acostumbrada a recurrir a Jesús,
no dudo en esta ocasión en ir a él en busca de una solución al problema. Sin
embargo la respuesta de Jesús es un poco desconcertante; “¿que tiene conmigo mujer?, aun no ha llegado mi hora”. Esta
respuesta nos hace ver primeramente que Jesús ya no está bajo el techo y la autoridad
de María. Cuando tenía doce años y durante toda su adolescencia y juventud él
estuvo sujeto a María y José (Lc 2:51), pero aquí Jesús tiene ya 30 años de
edad, ya no está bajo la tutela de María, por tanto ella ya no tiene autoridad
sobre él, es por eso que su primera respuesta es “¿qué tienes conmigo mujer? Aun no ha llegado mi hora” lo cual es como
decir: “que parte tengo yo contigo, que
nos vincula, o que te hace pensar que sigo involucrado con tus cosas, ahora estoy
reservado para otro trabajo especifico con su hora determinada (la expresión mi
hora en la mayoría de las veces se refiere a su muerte)”, dicho de otro
modo, es como que le está diciendo “ya no
cuentes conmigo, ahora estoy en otro servicio”.
Hay quienes toman equivocadamente este pasaje para mostrar
que María tenía cierta influencia en las decisiones de Jesús, pero no es así, porque
aquí el punto no es María, el centro de la escena es Jesús. Vemos en otros
pasajes que cuando María con su otros hijos buscaron a Jesús, él no les dio
importancia por encima de los que le oían (Mt 12:48 Mr 3:33 Lc 8:21), como también en otra
ocasión mientras él predicaba una mujer de entre la multitud se levanto y dijo;
“Bienaventurado el vientre que te trajo, y los
senos que mamaste (como buscando dar crédito de la sabiduría de Jesús a su
madre), a lo que Jesús respondió; primero son bienaventurado los que oyen la
enseñanza y las hacen (no importa quién me trajo) (Lc 11:28).
Pero volviendo a la situación en las bodas, a pesar de la
respuesta de Jesús, María dijo a los sirvientes que obedezcan a lo que Jesús
dijera (delego su responsabilidad en
Jesús). Sin embargo estaba determinado por el Padre Celestial que Jesús
empezara a manifestarse a partir de esas bodas (Jn 5:19 y 30, 6:38), y vaya
manifestación del poder de Dios, porque no teniendo Jesús nada en las manos
creo vino. Dicho de otro modo Jesús mediante el poder de su palabra paso por
alto todo el proceso de labrar la tierra, sembrar la semilla, regarla el
plantío, esperar que crezca, cosechar su fruto y fabricar el vino. El
simplemente dijo, llenen con agua esas tinajas y luego sin mediar más palabras
el agua se convirtió en vino. Y por supuesto no cualquier vino, de hecho ese
vino jamás lo había probado hombre alguno, el jefe de los sirvientes en cuanto
lo probo le dijo al esposo este es el mejor vino y lo has guardado hasta el
final, y aunque el maestresala no sabía de donde procedía los sirvientes y
demás discípulos de Jesús si lo sabían.
El propósito de la
señal
Este fue el principio de las señales que Jesús comenzó a
realizar en el mundo y lo hizo en Caná de Galilea durante una boda, y a partir
de allí sus seguidores creyeron en Él y le siguieron a donde él iba, sin
embargo su predicación oficial no fue sino cuando Juan fue apresado.
Su aplicación hoy
Que enseñanza nos pudiera verter todo este relato hoy, podríamos
elaborar algunas analogías a partir de esta señal; Primeramente Jesús estaba
trayendo un vino nuevo al mundo, un mejor y más sabroso vino el cual se iba a
depositar en odres nuevos, quienes en este caso serian los gentiles (Mt 9:17).
Este vino también pudiera representar su sangre del nuevo pacto, el cual el
daría gratuitamente a favor de todos los que habían de creen en él, a fin de
que consumado el pacto tengamos también nosotros celebración de bodas con él
quien es el esposo de la iglesia (Mt 22:1-10, 26:29). Y por último, toda boda en
aquel tiempo, se consolidaba con la sangre de la noche nupcial, por lo cual el
esposo debía exhibir las sabanas de la noche nupcial a todos los invitados en
donde constaba la sangre que demostraba la pureza de la novia la cual se había
conservado para el esposo, pero cuando no había sangre inmediatamente se
disolvía el casamiento, sin embargo, nosotros que éramos una novia impura para
él, fuimos purificados por medio de su sangre, la cual el derramo por nosotros
justificándonos delante de todos y tomándonos para él ¡Gloria a Dios, por su inmenso amor y misericordia!
Excelente post Hermano. De mucha edificación. El Señor bendiga grandemente.
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