MENSAJE DOMINGO 20/03/2016
Por el Hno. Santiago.-
Introducción
Vanidad de vanidades,
dijo el predicador; Nada tiene sentido; La vida humana no tiene sentido ¿o sí?.
¿Por qué hablo de
esto?; Porque no se puede estudiar y hablar del ministerio de Juan sin que esto
confronte la forma en que vemos la vida, sin que confronte la cultura actual y
la filosofía humana de la vida que se suele insertar en todas las persona
mediante la corriente mundana.
La existencia humana
no tenía sentido cuando Salomón colmado de sabiduría comprendió por la misma
sabiduría que el "ser" del hombre era un penoso trabajo diario bajo
el sol para acabar su existencia eternamente en el Seol (Ec 1:1; 9:10).
Hoy se puede
filosofar mucho acerca de "la vida"; Podemos ver como la existencia
de la humanidad es un ciclo reiterativo de comportamientos basados en las experiencias
emocionales sin que exista un propósito para ello; Aún así, a pesar del dolor,
del sobreesfuerzo y la supervivencia, el hombre quiere existir; Pero, ¿Cuál es
la vida que tiene sentido?
nacer, estudiar,
trabajar, pagar impuesto, divertirse, "ser alguien" y morir? esa
vida?
La mayoría considera
su vida como algo único y valioso. Todos luchan por una identidad, por un mero
o tonto reconocimiento, que significa …. , que?; No importa …. Te levantas cada
mañana, trabajas para otros, comes, te distraes y mañana se repite lo mismo y
lo haces sin saber porque. No importa como, al final no importa que todos te
conozcan, importa que algunos sí; ¿Porqué? ¿Para qué?, nadie lo sabe, pero
todos son apologistas de esa cultura humanista sin sentido.
Y en toda la
humanidad; ¿Habrá vidas que tienen sentido?
Pues sí; Una de ella
es la vida de Juan el bautista.
Biografía de Juan
Obviamente debo
comenzar explicando biográficamente a Juan, para colaborar en la comprensión
del texto bíblico y su participación en el Evangelio del Señor Jesús. Porque
Juan es el que inicia el Evangelio.
Se habla tanto, se ha
dicho tanto, que es difícil superar tantas predicaciones con cosas que se han explicado
de Juan el bautista.
Humanamente podemos
describir su biografía con mucha precisión.
Sabemos que nació en
una de las ciudades de Judá (Lc 1:39). De
padres levitas; Zacarías un sacerdote anciano recto en su oficio, Elisabet la
llamada comúnmente y degradantemente "la estéril", no habían podido
tener hijos; Sin embargo obtuvieron un embarazo considerado milagroso, ordenado
por Dios y anunciado por el ángel Gabriel; Todo esto entre los años 5 y 4 aC,
durante el reinado de Herodes "el grande".
Por los datos
ofrecidos acerca de la clase oficial de Zacarías (Lc
1:5), podemos establecer que Juan nació a mediados del mes de Abril en
plena semana de los panes sin levadura y obviamente fue mayor que Jesús por 6
meses y según el parentesco con Elisabet Juan y Jesús fueron primos por parte
de madres.
El nombre
"Juan" fue ordenado por Dios (Lc 1:13),
su nombre significa "Gracia" o "Misericordia" de Dios; conceptualmente
el nombre expresaba que "Jehová es bueno".
Juan fue considerado
"Grande delante de Dios", criado según la tradición de hacer una vida
devota a Jehová. No debía beber vino, ni sidra (Lc
1:15) y según el propósito firme del Espíritu creció apartado de
ambientes metropolitanos (Lc 1:80) hasta el
día de su manifestación.
Lucas 3
1 En el año decimoquinto del imperio de Tiberio
César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea,
y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y
Lisanias tetrarca de Abilinia, 2 y siendo sumos sacerdotes Anás y
Caifás, vino
palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Juan se manifestó, asociado
con la profecía de Isaías (Is 40:3), durante
el año 15º del emperador Tiberio, y con aproximadamente 30 años de edad. Vino
de las zonas desérticas, vestido a la manera del profeta Elías, es decir de la
manera más económica; Y vino a las ciudades ordenado por Dios y con las palabras
dadas por Dios, a la llanura del Jordán y comenzó a predicar y a bautizar a las
personas.
Mateo 3
1 En aquellos
días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea,
2 y diciendo:
Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.
3 Puesto que éste
es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo:
Voz del que clama en el
desierto:
Preparen el camino del
Señor,
Enderecen sus sendas.
4 Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía
un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel
silvestre. 5 Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la
provincia de alrededor del Jordán, 6 y eran bautizados por él en el
Jordán, confesando sus pecados.
7 Al ver él que muchos de los fariseos y de los
saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién les
enseñó a huir de la ira venidera? 8 Hagan, por lo tanto, frutos
dignos de arrepentimiento, 9 y no piensen decir dentro de ustedes mismos:
A Abraham tenemos por padre; porque yo les digo que Dios puede levantar hijos a
Abraham aun de estas piedras. 10 Y ya también el hacha está puesta a
la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y
echado en el fuego.
Obviamente sumergir a
las personas en un río, haciendo que confiesen sus pecados parecía un rito
extraño y era algo nuevo para los judíos. A su vez la predicación de Juan era
dura y difícil de asimilar.
Juan hablaba por el
Espíritu y calaba profundamente en los corazones de los oyentes.
Todo esto tenía un
misterio o un significado futuro. Juan hablaba de cosas nuevas, de un Reino que
parecía conocer con precisión, cosas que no se enseñaban en esa época, cosas
que desconocían las sectas más religiosas de los judíos, pero que era tan real
que muchos creyeron en el mensaje y se preparaban para la manifestación de
aquel Reino que predicaba.
Como Juan no había
salido de las escuelas rabínica, ni de las sectas religiosas de los judíos, fue
desechado por los escribas, por los doctores de la ley, por los fariseos y
saduceos y aún por los principales sacerdote de aquel tiempo. Muchos de ellos le
preguntaron quién era él, porque querían saber si Juan era el Mesías o si era
el profeta Elías o quien era:
Juan 1
19 Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos
enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién
eres? 20 Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo.
21 Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el
profeta? Y respondió: No. 22 Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que
demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? 23 Dijo:
Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderecen el camino del Señor,
como dijo el profeta Isaías.
Juan afirma no ser el
Mesías, ni Elías, sin embargo Jesús dijo de Él:
Mateo
11
13 Porque todos los profetas y la ley profetizaron
hasta Juan. 14 Y si quieren recibirlo, él es aquel Elías que había de venir.
15 El que tiene oídos para oír, oiga.
Entonces, ¿Es Juan
Elías o no?;
Pues bien,
físicamente Juan es nacido de padres levitas, así que Juan no puede ser
físicamente el profeta que fue llevado por un tornado 900 años antes del
nacimiento de Juan. Pero si dice la Escritura que:
Lucas 1
17 E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a
los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al
Señor un pueblo bien dispuesto.
Juan estaba dotado
con el Espíritu y la autoridad de Elías, pero no era físicamente Elías.
También es importante
destacar que Juan se comportaba como un instructor, de hecho, sus discípulos le
llamaban "rabí", porque tuvo discípulos, a quienes les enseñó a orar (Lc 11:1) y colaboraban con él; Y se esperaba que
tales discípulos siguieran a Jesús; y sucedió que muchos siguieron a Jesús,
entre ellos Andrés y Juan hijo de Zebedeo los primeros discípulos de Jesús (Jn 1:35-42), pero otros permanecían con Juan a
pesar de que Juan les dejaba bien en claro, quien era quien. (En el libro de
los hechos puede verse como en los años posterior al 45 dC todavía una docena
de predicadores solo conocían el bautismo de Juan Hch
19:1-6, también Apolos fue uno que solo había conocido el bautismo de
Juan Hch 18:25)
Juan 3
25 Entonces hubo discusión entre los discípulos de
Juan y los judíos acerca de la purificación. 26 Y vinieron a Juan y
le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de
quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a él. 27 Respondió
Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo.
28 Ustedes mismos me son testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino
que soy enviado delante de él. 29 El que tiene la esposa, es el
esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza
grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido. 30
Es
necesario que él crezca, pero que yo mengüe.
Juan sabía que su
servicio terminaba con el inicio ministerial del Mesías. Aún la manifestación
total de Jesús debió esperar hasta que Juan fue encarcelado (Mt 4:12); y aún los discípulos de Jesús ayudaban bautizando
con el bautismo de arrepentimiento (Jn 3:22-24).
Así pues, ministerialmente
Juan debía preparar los corazones, para la manifestación de un Reino de
justicia, un Reino Santo precedido por el mismo Mesías, el Rey Jesús; Esto
significaba que Juan debía denunciar los pecados, las injusticias, las
hipocresías, y todo aquello que atentaba contra el bien y la santidad. Desde un
punto de vista doctrinal y podría decirse tradicional, Juan negaba la eficacia
de pertenecer al linaje de Abraham y esto incluía relativamente el Antiguo
Pacto y el sistema religioso mosaico y por eso le aborrecían. Juan daba a
entender que para pertenecer al Reino de
Dios se necesitaba un nuevo comienzo, un Nuevo Pacto, un nuevo nacimiento de
agua y Espíritu; Un nuevo corazón con una ley sin religión, y por supuesto mejor
que la ley dada a Moisés. Y Dios mismo confirmó esto diciendo de Jesús "a Él oíd" (Mt
17:5)
Específicamente Juan
solo se encargaba de llamar al arrepentimiento y del bautismo en agua; Jesús se
encargaría del bautismo de Espíritu.
Y así como Juan denunciaba
públicamente los pecados, también le enseñaba al pueblo a arrepentirse y a mejorar
para vivir en paz (Lc 3:10-14).
También señalaba los
pecados de los religiosos fariseos y saduceos y aún de los gobernantes; El
sistema religioso judío no era sino una generación de víboras incapaces de
arrepentimiento y cambio; Y eso mismo le costó la vida física, porque finalmente
Juan fue asesinado por Herodes Antipas, al declararle en su cara el pecado de
adulterio que este cometía a la vista de toda a nación.
Para terminar la
parte biográfica, el ministerio de Juan fue corto comparado con otros profetas;
Su servicio duró un año y medio, luego fue encarcelado y asesinado.
Esto es lo que se
describe biográficamente de Juan y su ministerio. Pero a mi place hablar de Juan
"el bautista" de esta manera.
¿Crees en el destino?,
¿Crees que las vidas están trazadas en tiempo y espacio?; El humanismo de hoy
dice que no, porque no le gusta la idea de que sus vidas estén controladas por
alguien o por algo. Aunque todos estén controlados por el dinero, en fin.. Hay
alguien único que controla todas las cosas.
Jeremías
10
23 Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su
camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos.
Proverbios
16
1 Del hombre
son las disposiciones del corazón; Mas de Jehová es la respuesta de la lengua.
4 Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo, Y
aun al impío para el día malo.
La cuestión es que el
"destino" es parte ordenada de la vida, dirigida soberanamente por
Dios. Y los ejemplos más claro, son los profetas. Hay vidas que están dirigidas
de una manera diferente a lo que el hombre conoce, tal es el caso de Juan el
Bautista.
Ahora que conocemos
la historia de Juan el bautista podemos concluir que su destino o propósito fue
totalmente diferente al de cualquier otro hombre. Juan fue apartado por Dios y
esto significa que Juan no iba a tener una vida como los demás; Juan no podía
crecer pensando y ambicionando como los demás; Juan no debía pensar en tener
novia, casarse, tener hijos; Juan no podía pensar en un oficio para una vida
matrimonial, o pensar en tener una familia numerosa, tampoco debía pensar en lo
material (casa, campos, animales, oficio o profesión); Juan no podía pensar en
nada de lo que piensa el hombre actual.
¿En que debía pensar
Juan?; En un propósito dado por Dios.
Si quisiéramos resumir
la vida de Juan; A la vista de los hombres sería algo así: Un nacimiento
milagroso, una vida austera y apartada, un ministerio de cambios y una muerte
deshonrosa y humillante. A la vista de Dios; Un hombre con propósito, un siervo
grande, obediente y fiel hasta la muerte. Digno de las palabras de Jesús.
Mateo
11
11 De cierto les digo: Entre los que nacen de mujer no
se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el
reino de los cielos, mayor es que él. 12 Desde los días de Juan el
Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos
lo arrebatan.
Juan fue el profeta
que Dios escogió para manifestar a su Hijo Jesús.
¿Quería ser Juan un
profeta? Eso no era una opción para él, era su vida; Porque ¿Quién querría ser
profeta de Dios con los antecedentes que existían?. Los profetas se
caracterizaron por ser perseguidos, desterrados, proscriptos y muertos
violentamente. Y Juan no fue la excepción; Juan murió como profeta, decapitado
y humillado; Su cabeza terminó en una bandeja. Y fue asesinado joven con tan
solo 32 años. Y no hizo milagros, no trajo señales; Solo se dedicó a predicar
el arrepentimiento y a preparar el Camino del Señor y lo hizo muy bien,
bautizando a miles que posteriormente escucharon al Señor Jesús.
Pero una cuestión: ¿Porqué
mataron a Juan?
Al margen de la
historia; Lo que realmente provocó su muerte, fue su testimonio; Porque cuando
hablas de cosas que contrarrestan la corriente del mundo, solo existe un final
amargo y humillante; Porque la gente no quiere oír de otras formas de vida; Si
alguien ataca la cultura, las costumbres y el estilo de vida de los hombres ese
hombre termina encarcelado, asesinado degollado o en un madero.
Si alguien viene
diciéndote la verdad, que eres un hombre pecador, un ser perverso que se merece
el infierno sino se arrepiente, ese predicador termina encarcelado, escupido,
golpeado y asesinado.
¡Qué ironía! Juan
vino anunciando lo que el pueblo esperaba. Juan predicaba el año agradable del
Señor, la Salvación de los hombres, la Luz de los hombres; Pero evidentemente el
pueblo quería una salvación sin cambios, querían una vida sin tener que
apartarse del pecado. Pues, considerando esto, no es muy diferente de lo que
las personas de este siglo quieren. Así que Juan sería también despreciado por
las congregaciones actuales como lo hicieron los judíos.
Esto nos lleva a una cuestión
personal: Se sincero, si Juan habría de aparecer en estos tiempos ¿le seguirías?
Seguirías a un hombre que ve la vida de una manera diferente?, que vive de una
manera tan austera?, que viste tan sencillamente y no tiene casa, no se le
conoce oficio, que se alimenta de insectos y miel silvestre?. Cuidado, Jesús
tampoco tenía donde recostar su cabeza; Seguirías a Juan o a Jesús que
predicaban un cambio cultural, una vida diferente, una vida sin pecado, sin
vicios, sin afán, sin dinero.
Estimo que la mayoría
de los religiosos terminarían gritando ¡crucifícale!.
Si entiendes la pregunta,
podrás percibir someramente lo que significó ser Juan o Jesús según su
condición humana.
Si entiendes la
pregunta, comprendes lo que cuesta seguir a Jesús; ¿Y que cuesta?; Lo cuesta
todo, tus parientes, lo que amas, lo que tienes, lo que ejerces como obrero o
esclavo del mundo. Y obviamente no puedes hacer eso sin fe; Creer es cambiar;
Si tu vida no cambia eres solo una vanidad, solo un títere de una denominación
o religión que vive en la mundanalidad de los rótulos cristianos.
El Evangelio en tu
vida, debe provocar lo mismo que provocó en un principio. Si el mundo no te
aborrece es porque no has cambiado nada; Si el mundo no te aborrece es porque
no estás en el Camino correcto.
Debes buscar el
propósito genuino en Cristo Jesús; Debes buscar tu destino en Él; Pero esto no
será posible si sigues en la vanidad y en la misma corriente cultural mundana.
Cambia, sal de la
cultura mundana, atrévete a vivir el Evangelio como lo vivieron los primeros
discípulos, eso es volver al primer amor y a las primeras obras.
El Señor Jesús viene;
Y el mensaje sigue siendo el mismo: Sin santidad, nadie le verá.
La Paz del Señor Jesús con ustedes
Que gran gozo espiritual sentí leyendo este escrito. Es hermoso de Verdad, y me pregunto: si Dios elegía a personas para sus obras en aquellos tiempos, por que no lo hace ahora ?? ES QUE SOMOS TAN INDIGNOS DE RECIBIR UNA SEÑAL DEL CIELO ANTE TANTO MAL?
ResponderEliminarDIOS que es infinitamente sabio y bondadoso sabra.