MENSAJE DOMINGO 24/07/2016
Por el Hno. Gabriel.-
Continuando con el desarrollo temático “El evangelio bíblico”, y luego de haber estudiado el ministerio
del Señor Jesús en la región de Galilea y luego al final de su ministerio en la
región de Judea, abordaremos en esta ocasión el desarrollo de lo que fue el
inicio de la última semana del ministerio del Señor Jesús en la tierra, y lo
haremos a partir de su última entrada en Jerusalén. De hecho el titulo de este
mensaje es “La última entrada a Jerusalén”.
Marcos 11
1 Cuando se acercaban a Jerusalén, junto a Betfagé y a
Betania, frente al monte de los Olivos, Jesús envió dos de sus discípulos,
2 y les dijo: Id a la aldea que
está enfrente de vosotros, y luego que entréis en ella, hallaréis un pollino
atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo.
3 Y si alguien os dijere: ¿Por
qué hacéis eso? decid que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá.
4 Fueron, y hallaron el pollino
atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron.
5 Y unos de los que estaban allí
les dijeron: ¿Qué hacéis desatando el pollino?
6 Ellos entonces les dijeron
como Jesús había mandado; y los dejaron.
7 Y trajeron el pollino a Jesús,
y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él.
8 También muchos tendían sus
mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por
el camino.
9 Y los que iban delante y los
que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el
nombre del Señor!
10 ¡Bendito el reino de nuestro
padre David que viene! ¡Hosanna en las alturas!
11 Y entró Jesús en Jerusalén, y
en el templo; y habiendo mirado alrededor todas las cosas, como ya anochecía,
se fue a Betania con los doce.
Introducción
Considero este evento como uno de los sucesos más
importantes y sobresalientes de toda la historia de la humanidad, Jesús el
Mesías, el perfecto Sumo Sacerdote, el Cordero que quita el pecado del mundo,
está entrando a Jerusalén, a la ciudad donde cinco días después va a ser
brutalmente asesinado, y no era algo que Él ignorase, de hecho lo sabía desde
el principio (Mt
20:28) y se lo había anunciado a sus discípulos en más de una
ocasión – voy
a Jerusalén para morir allí – (Mt 16:20, 17:21, 20:16). Y ahora está yendo
con la frente en alto, con el rostro firme (Lc 9:51 afirmo su rostro para ir a Jerusalén) a
enfrentar aquello para lo que había venido al mundo.
Son los últimos días de su ministerio, todo su trabajo va a
concluir esa semana en Jerusalén, es ahí donde va a consumar toda su labor, es
el lugar donde va a ser crucificado.
Hasta aquí ya estamos en el año 31 dC (calendario gregoriano), es el mes de Abib o Nisán para los judíos.
Para este tiempo Jerusalén suele llenarse de personas, millares de viajeros de todas partes llegan a
Jerusalén por causa de la celebración de la pascua judía, algunos estiman (entre ellos el historiador Flavio Josefo)
que cerca de 2 millones de personas se convocaban en esta ciudad por motivos de
esta fiesta, por lo tanto millares de corderos serían muertos en aquellos días.
Realmente la entrada del Jesús a Jerusalén es un evento
importantísimo, registrado por los profetas 500 años antes de que suceda.
Además estamos a solo días del cumplimiento exacto de una de las profecías más
significativas para los judíos y para el mundo entero, “la profecía de las setenta semanas” revelada
al profeta Daniel 530 años antes de que esto suceda (Dn 9:24-27), en ella se anunciaba
que a la mitad de la última semana (o
sea, la mitad de la semana 70, a los 486 años y medio del decreto de Artajerjes
para reconstruir la ciudad) el Mesías sería muerto, y el cumplimiento
exacto de esta profecía está a punto de suceder, dicho de otro modo, estamos a
solo cinco días de que se cumpla la mitad de la semana setenta de esta profecía
en donde se anticipaba
que se podría fin al sacrificio, y esto se refería al fin de un pacto antiguo
para introducir un nuevo pacto en beneficio de toda la humanidad. En
verdad es un evento importante, observado no solos por los hombres sino también
por todas las huestes espirituales invisibles.
Contexto
Hasta aquí, como estudiamos en la última meditación, Jesús ha
finalizado su ministerio en la región de Judea, habiendo realizado en la aldea
de Betania (casa de dátiles) uno de los milagros más sobresalientes y trascendentales
de todo su ministerio y de toda la historia; “la resurrección de Lázaro”, señal que fue determinante para que
muchos judíos crean en Él. Tal fue el impacto y trascendencia de esta señal a través
de los años al punto tal que hoy por hoy esta ciudad conocida como Betania cambio
su nombre por el de Al-Eizariya o Al-Azariya, nombre en árabe que significa
“Lugar de Lázaro”, y aun también se tiene identificado el sepulcro en donde lo
pusieron como un lugar histórico dentro de un museo para que las personas
puedan visitarlo.
Jesús realizó esta señal poco antes de la pascua judía (probablemente un mes antes), sin
embargo la noticia trascendió de tal manera que muchos de los viajeros que venían
de lejos a Jerusalén para la fiesta de la pascua se acercaban a Betania para
ver también a Lázaro quien había sido resucitado de entre los muertos, y por
medio de él muchos creía en Jesús. De hecho, este es el contexto que da pie al
relato de la entrada de Jesús a Jerusalén.
Si nos remontamos resumidamente un par de meses atrás, Jesús
se había alejado de Jerusalén luego de la fiesta de la dedicación (Hanukah, Diciembre del año 30 dC)
porque los judíos querían apedrearlo, luego de allí estuvo por la región de
Perea al otro lado del Jordán (Jn 10:40) y probablemente de allí lo buscaron
las hermanas de Lázaro cuando éste había enfermado (estimación aproximada; marzo del año 31 dC). Jesús sube hasta
Betania, levanta a Lázaro de entre los muertos y luego de allí por causa del
complot de los líderes judíos (Jn 11:47-53) los cuales querían matarlo se
aleja nuevamente con sus discípulos a la región contigua al desierto a una
ciudad llamada Efraín (Jn 11:53). Luego de allí, como la pascua ya
está muy cerca Jesús emprende su viaje hacia Jerusalén y vienen nuevamente a
Betania la cual dista no más de 3 km antes de Jerusalén (una distancia muy cercana), y estando allí seis días antes de la
pascua y víspera de su entrada en Jerusalén cena en casa de Lázaro, y muchos judíos
que habían subido a Jerusalén por causa de la pascua los cuales también esperaban
la aparición de Jesús en el templo, en cuanto supieron que Jesús estaba en
Betania descendieron allí tan solo para verle a Él y también a Lázaro quien
había resucitado de entre los muertos.
Al siguiente día Jesús sale de Betania primeramente hacia
Jericó (24 km de distancia a Jerusalén)
en donde come en casa de Zaqueo y luego cura a unos ciegos que estaban en el
camino y saliendo finalmente de Jericó se encamina directo a Jerusalén con una
gran multitud de personas (miles de ellos)
que le siguen, pasando frente a Betfagé (a
2 km de Betania) manda a sus discípulos a buscar un pollino de asna que
estaba dispuesto para que él montase y siendo ya muy tarde entra a Jerusalén aclamado
por una gran multitud de personas.
Juan 11
55 Y estaba cerca la pascua de
los judíos; y muchos subieron de aquella región a Jerusalén antes de la pascua,
para purificarse.
56 Y buscaban a Jesús, y estando ellos en el templo, se preguntaban unos a
otros: ¿Qué
os parece? ¿No vendrá a la fiesta?
Juan 12
1 Seis días antes de la pascua, vino Jesús a
Betania, donde estaba Lázaro, el que
había estado muerto, y a quien había resucitado de los muertos.
2 Y le hicieron allí una cena;
Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con él.
3 Entonces María tomó una libra
de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los
enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume.
…
9 Gran multitud de los judíos supieron entonces
que él estaba allí, y vinieron, no solamente por causa de Jesús, sino también para ver a
Lázaro, a quien había resucitado de los muertos.
10 Pero los principales
sacerdotes acordaron dar muerte también a Lázaro,
11 porque a causa de él
muchos de los judíos se apartaban y creían en Jesús.
La entrada de Jesús a
Jerusalén
12 El siguiente día, grandes multitudes que habían
venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén,
13 tomaron ramas de palmera y
salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre
del Señor, el Rey de Israel!
14 Y halló Jesús un asnillo, y
montó sobre él, como está escrito:
15 No temas, hija de Sion; He
aquí tu Rey viene, Montado sobre un pollino de asna
16 Estas cosas no las
entendieron sus discípulos al principio; pero cuando Jesús fue glorificado,
entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas acerca de él, y de
que se las habían hecho.
17 Y daba testimonio la gente que estaba con él
cuando llamó a Lázaro del sepulcro, y le resucitó de los muertos.
18 Por lo cual también había venido la gente a
recibirle, porque había oído que él había hecho esta señal.
19 Pero los fariseos dijeron
entre sí: Ya veis que no conseguís nada. Mirad, el mundo se va tras él.
A fin de complementar este evento observaremos los datos
registrados también en los otros evangelios los cuales nos permiten conocer
todos los detalles que envuelven esta escena.
Mateo 21
1 Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al
monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos,
2 diciéndoles: Id a la aldea que
está enfrente de vosotros, y luego
hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos.
3 Y si alguien os dijere algo,
decid: El Señor los necesita; y luego los enviará.
4 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo
dicho por el profeta, cuando dijo:
5 Decid a la hija de Sion: He
aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino,
hijo de animal de carga.
6 Y los discípulos fueron, e
hicieron como Jesús les mandó;
7 y trajeron el asna y el
pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima.
8 Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus
mantos en el camino; y otros cortaban
ramas de los árboles, y las tendían en el camino.
9 Y la gente que iba delante y
la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el
que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!
10 Cuando entró él en Jerusalén,
toda la
ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste?
11 Y la gente decía: Este es
Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea.
Lucas 19
30 diciendo: Id a la aldea de
enfrente, y al entrar en ella hallaréis un pollino atado, en el cual ningún
hombre ha montado jamás; desatadlo, y traedlo.
31 Y si alguien os preguntare:
¿Por qué lo desatáis? le responderéis así: Porque el Señor lo necesita.
32 Fueron los que habían sido
enviados, y hallaron como les dijo.
33 Y cuando desataban el
pollino, sus
dueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino?
34 Ellos dijeron: Porque el
Señor lo necesita.
…
37 Cuando llegaban ya cerca de
la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos,
gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las
maravillas que habían visto,
38 diciendo: ¡Bendito el rey que
viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!
39 Entonces algunos de los
fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos.
40 El, respondiendo, les dijo:
Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían.
41 Y cuando llegó cerca de la
ciudad, al
verla, lloró sobre ella,
42 diciendo: ¡Oh, si también tú
conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está
encubierto de tus ojos.
43 Porque vendrán días sobre
ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas
partes te estrecharán,
44 y te derribarán a tierra, y a
tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no
conociste el tiempo de tu visitación.
Marcos 11
10 ¡Bendito el reino de nuestro padre David que
viene! ¡Hosanna en las alturas!
11 Y entró Jesús en Jerusalén, y
en el templo; y habiendo mirado alrededor todas las cosas, como ya anochecía,
se fue a Betania con los doce.
Desarrollo del evento
Es el año 31 dC (según
el calendario gregoriano), mes de Abib para los judíos, millares de
corderos van a ser sacrificados en esos días para expiar el pecado de los
hombres e intentar redimirlos del poder de la muerte, sin embargo el único
Cordero que verdaderamente quita el pecado del mundo está entrando a Jerusalén,
Jesús, el Cordero de Dios – si ingreso debió ser proclamado con las palabras de
Juan el Bautista cuando dijo “¡He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado
del mundo! (Jn 1:29) – su entrada a Jerusalén no fue en la posición de
Rey conquistador que viene a sentarse en un trono, sino como la de un cordero sacrificial
que va en silencio camino a su muerte (Is 53:78), él está yendo para morir como un
cordero pascual (1°Co
5:7), y es el único que tiene el poder de quitar el pecado del mundo
y redimir para siempre a los hombres del poder de la muerte. Su entrada tiene
más que ver con la de un Cordero que va a ser inmolado, y a su vez como la del
sumo sacerdote sin pecado que oficiará el sacrificio e intercederá por los
hombres.
Toda su vida se desarrollo bajo lo estipulado en las
profecías, el nació para morir en Jerusalén, ese fue el plan desde el principio
desde antes de la fundación del mundo (1°Pe 1:18-20), su viaje terrestre que inició
en Belén terminaba en Jerusalén.
Esta es la razón por la cual el titulo impuesto por las
sociedades bíblicas – “La entrada
triunfal” – no me parece el apropiado, yo titularía este evento como “El ingreso del Cordero de Dios”, o “La última entrada a Jerusalén”, porque
si bien entro a Jerusalén rodeado de una inmensa multitud de personas que lo
recibieron y lo aclamaron como a un verdadero rey, reconociéndolo como el
Mesías profetizado, el Cristo esperado, el Libertador del pueblo, lo hicieron
bajo un concepto muy humano y equivocado, porque hasta ese momento la idea que
todo judío tenía de su Mesías era la de un hombres político y militar que los
libertaría del dominio romano, restablecería el reino de David y no moriría (Jn 12:34),
por esta razón cinco días después cuando sus expectativas de Mesías libertador
se vieron frustradas y entendieron que Jesús no era la persona que ellos
esperaban le rechazaron, y toda aquella proclamación triunfalista de su entrada
cambió radicalmente a la proclamación de una inmensa multitud de personas que luego
están gritando “¡Crucifíquenle!
¡Crucifíquenle!”, ¡él no es nuestro rey, es un impostor, no tenemos más rey que
César! (Y es probable que muchos de los
que gritaron Hosanna a la entrada de Jerusalén están gritando luego Crucifíquenle),
y fue asesinado por los principales sacerdotes y lideres de Israel colgándolo
de un madero con el consentimiento de casi todo el pueblo.
Jesús el Mesías esperado, el Cristo profetizado, el
verdadero Rey, el Señor del mundo, el Salvador de todos los hombres, el Verbo
encarnado, aquel en quien habitan corporalmente toda la plenitud de la Deidad (Col 2:9)
está entrando a Jerusalén, no obstante su entrada no fue bajo ninguna de estas envestiduras
divina, sino como la de un cordero sacrificial, porque él va a morir en
Jerusalén en sustitución de todos los hombres.
Sin embargo toda la multitud de gente que venía con él, luego
de ver las señales que había hecho sanando enfermos, curando ciegos, echando
fuera demonios y aun con el evento más sobresaliente del momento que fue la
resurrección de Lázaro, entendieron que Jesús es un hombre poderoso, él era el
Mesías profetizado, el heredero del trono de David, y aunque no lo comprendieron de la manera
espiritual sino terrenal, de todos modos decidieron rendirle el tributo que él
merecía.
Jesús sale de Jericó (luego
de comer en casa de Zaqueo, horario aproximado 2 de la tarde) con una gran multitud
de personas (miles de personas) que
vienen con él (son 24 km de distancia que
va a recorrer a pie en un aproximado de 5 hs), y faltando dos kilómetros
antes de llegar a Jerusalén, frente a la aldea de Betfagé (casa de higos) Jesús manda a dos de sus discípulos a buscar un
pollino de asna en el cual nadie jamás había montado, y la gran pregunta es ¿Qué
significa esto? y ¿Cómo sabe Jesús lo de este pollino?
Primeramente todo el proceder de Cristo estaba trazado por
Dios en todo cuanto él tenía que hacer, y muchas cosas respecto de su proceder ya
se habían revelado por medio de los profetas, y en este sentido su ingreso a
Jerusalén montado sobre un pollino de asno fue un evento anunciado por medio
del profeta Zacarías 500 años antes de que suceda, así estaba diseñado en el
plan divino que sea la última entrada del Mesías Rey a Jerusalén, Jesús solo
tuvo que sujetarse a lo estipulado en ese plan divino (Za 9:9). Esta es la razón por
la cual Jesús tenía un conocimiento anticipado de todas las cosas, su
omnisciencia le permitía conocer donde estaba el pollino de asna, quienes eran
los dueños, y cuál sería la flexibilidad de sus dueños para ceder el mismo sin
ninguna resistencia, tan solo les dijo a sus discípulos; “si el dueño les dice ¿porque lo desatan? solo respondan porque el Señor los necesita”, y todo sucedió tal cual Jesús
lo había anunciado.
Zacarías 9:9
Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu
rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre
un pollino hijo de asna.
En cuanto los discípulos llegan con el pollino y el asna
inmediatamente ponen sus ropas sobre el pollino como una especie de montura
para que Jesús pudiera montarlo y llegar de esta manera a Jerusalén, y la gran multitud
de personas que le rodea empieza a tender sus mantos por el camino y a cortar
ramas para ponerlas en el camino, y aunque para nosotros esta acción sea algo
extraño de comprender, no obstante, formaba para de la costumbre judía que tenía
que ver con el reconocimiento que se les daba a los reyes y nobles de la época,
dando a entender por medio de esta señal que ellos reconocían la autoridad del
rey y se ponían bajo sus pies, a su disposición y servicio. Un claro ejemplo de
esto lo vemos reflejado en 2°Reyes 9:13 cuanto Jehú es nombrado el nuevo
rey de Israel, en esta ocasión los demás príncipes que estaban con Jehú en
cuento supieron que él sería el nuevo rey inmediatamente tiraron sus mantos a
los pies de él y lo alzaron en un trono,
la situación de la entrada de Jesús en Jerusalén es exactamente la misma, esta
gran multitud de personas, luego de ver el poder de Jesús y todo lo que él
había hecho (la reciente resurrección de
Lázaro) le reconocieron como el “Mesías Rey” y por esta razón mostraron su
reverencia tirando sus mantos bajo sus pies en señal de sumisión y aceptación.
Demostrando también su gozo y alegría por medio de cortar ramas de palmera y árboles
y tenderlas por el camino como una
especie de ornamentación momentánea que formaba parte de sus costumbres, muy
similar a la coronación de Salomón.
Sumado a esto toda la multitud que viene con él los cuales
son miles de personas que van delante y detrás de él empiezan a tributarle
alabanza con salmos y expresiones proféticas muy espirituales que tienen que
ver puramente con la proclamación del Mesías. Por medio de estas expresiones estas
personas reconocen que Jesús es el Rey descendiente de David y el cumplimiento
de las profecías mesiánicas, ellos empiezan a gritar;
¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el
nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! ¡Bendito el reino de nuestro padre
David que viene! ¡Hosanna en las alturas! ¡Bendito el rey que viene en el
nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas! ¡Hosanna! ¡Bendito
el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!
Tales expresiones pertenecen al salmo 118 el cual que tiene
que ver más con la coronación de un rey, la palabra “Hosanna” es la transliteración del vocablo hebreo que se traduce “Sálvanos ahora” o “Salva ahora”, y es
lo que esta multitud le está expresando a Jesús; “Salvamos ahora Hijo de David, ¡Bendito el que viene en el nombre del
Señor! ¡Salva ahora en las alturas!
Salmos 118
25 Oh Jehová, sálvanos ahora, te ruego; Te
ruego, oh Jehová, que nos hagas prosperar ahora.
26 Bendito el que viene en el nombre de Jehová; Desde
la casa de Jehová os bendecimos.
Es evidente que todo judío entendía perfectamente la
profundidad de esta expresión, de repente un gran vocerío que resuena desde dos
kilómetros antes de llegar a Jerusalén viene proclamando estas palabras, este
salmo mesiánico, Mateo registra en su evangelio que toda Jerusalén se conmovió detrás
de este evento y preguntaban ¿Quién es este? A lo que algunos respondían “este es el profeta de Galilea”
Tales palabras proclamadas a Jesús fueron consideradas una
blasfemia para los fariseos, ellos consideraban que Jesús era indigno de que
sea proclamado como el Mesías Rey, y por lo tanto al no poder acallar a tan
grande multitud dijeron a Jesús; ¡Maestro! ¡Reprende a tus discípulos! No está bien que te
rindan el homenaje de rey y Mesías siendo que tú no lo eres – a lo
que Jesús responde – si esta multitud se calla de verdad les digo que las
piedras van a proclamar esta alabanza. Y con esto daba a entender que
su reconocimiento como el Cristo de Dios no era solo en el área humana sino en
toda la creación, y si los hombres no tributaban esa alabanza aun en los
elementos inanimados se infundiría el aliento para la proclamación del Mesías,
porque su entrada a Jerusalén de ningún modo carecería de importancia sino por
el contrario, se trataba de un evento profetizado y registrado para toda la
posteridad, así estaba ordenado que sea y nadie lo iba a cambiar.
Cabe destacar que en más de una oportunidad Jesús se negó a
recibir alabanza y reconocimientos de los hombres, en este sentido siempre
guardo discreción y encargaba a sus discípulos que a nadie dijesen que Él era
el Mesías (Mt
16:20), incluso en aquella ocasión cuando una inmensa multitud de
personas le buscaba para hacerle rey él se negó a recibir tal reconocimiento,
sin embargo esta situación es totalmente diferente, aquí los hombres tributan
alabanzas y él las recibe porque entiende que esto proviene directamente de
Dios.
Sin embargo, tal alegría y festejo por parte de toda esta
gente que viene con Jesús, de repente se ve empañada en cuanto se acercaron a
la entrada de Jerusalén, porque como algo desconcertante y fuera de lugar Jesús
irrumpe en un lloro y profetiza la destrucción total de la ciudad de Jerusalén,
la ciudad donde se supone que él está entrando para reinar, Lucas registra en
su evangelio;
“¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu
día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque
vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán,
y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos
dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste
el tiempo de tu visitación”
Profecía que se cumplió en el año 70 dC de la mano del
emperador Tito Vespasiano como el juicio de Dios sobre los incrédulos que
rechazaron a su Mesías, Tito tomo Jerusalén y la destruyo por completo matando
despiadadamente a las personas, la historia cuenta que la rodeo y la sitio en
el mes de la pascua, justo cuando Jerusalén está repleta de personas acelerando
de esta forma su des-provisión de agua y víveres para debilitarla y poder luego
tomarla y arrasarla en el mes de Setiembre.
Continuando con el relato, finalmente Jesús entra a
Jerusalén siendo prácticamente la puesta del sol, llega hasta el templo observa
todo y luego de allí se retira nuevamente a Betania para ingresar nuevamente al
día siguiente y purificar el templo.
Conclusión
Jesús, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo
entra a Jerusalén para consumar la obra de Dios y poner fin a un viejo pacto y
reconciliar por medio de Él a todos los hombres con el Dios Santo, haciendo la
paz por medio de su sangre (Col 1:20), y aunque miles de hombres
proclamaron su entrada de todos modos no fue suficiente, y aunque todos los
hombres del mundo lo hubiesen proclamado igual no hubiera sido suficiente, ya
que Él era digno de una suprema alabanza, y es por esta razón que lo que
comenzó con una pobre y humilde proclamación en la tierra concluyo en los
cielos luego que Él resucito de entre los muertos venciendo a la muerte y
poniendo fin al pecado para volver a los cielos, a la Jerusalén Celestial.
Salmos 24
7 Alzad, oh puertas, vuestras
cabezas, Y alzaos vosotras, puertas eternas, Y entrará el Rey de gloria.
8 ¿Quién es este Rey de gloria?
Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla.
9 Alzad, oh puertas, vuestras
cabezas, Y alzaos vosotras, puertas eternas, Y entrará el Rey de gloria.
10 ¿Quién es este Rey de gloria?
Jehová de los ejércitos, El es el Rey de la gloria.
Filipenses 2
9 Por lo cual Dios también le
exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
10 para que en el nombre de
Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y
debajo de la tierra;
11 y toda lengua confiese que
Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
Apocalipsis 5
6 Y miré, y vi que en medio del
trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en
pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales
son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.
7 Y vino, y tomó el libro de la
mano derecha del que estaba sentado en el trono.
8 Y cuando hubo tomado el libro,
los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del
Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las
oraciones de los santos;
9 y cantaban un nuevo cántico,
diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste
inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y
pueblo y nación;
10 y nos has hecho para nuestro
Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.
11 Y miré, y oí la voz de muchos
ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su
número era millones de millones,
12 que decían a gran voz: El
Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la
sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.
13 Y a todo lo creado que está en el cielo, y
sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en
ellos hay, oí decir: Al que está sentado
en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por
los siglos de los siglos.
14 Los cuatro seres vivientes
decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron
al que vive por los siglos de los siglos.
La paz del Señor Jesucristo.-
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