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MENSAJE
DOMINGO 07/01/2018
Por el Hno. Gabriel. -
Introducción
Retomando con
nuestro breve pero apasionado estudio de la carta a los
Romanos, abordaremos en esta ocasión el contenido doctrinal de los últimos versículos
del capítulo 9 y todo el capítulo 10,
hasta aquí Pablo ha finalizado la parte más fuerte de su exposición respecto de
la elección soberana de Dios, lo que
sigue es mostrar que este proceder soberano de Dios fue exhibido desde la
antigüedad por medio de los profetas y a su vez se propone mostrar también que
la salvación que le era imposible obtener al hombre, fue alcanzada solo por medio
de creer con fe.
Contexto
Las meditaciones
anteriores, impartidas por nuestro hermano Santiago, explicaron detalladamente
la profundidad del contenido doctrinal del capítulo 9, capítulo muy
controversial y polémico debido al gran tema que encierra estos pocos versículos,
que es nada menos que “La soberanía de
Dios para elegir y predestinar a sus hijos”, y aunque ya se dijo todo lo
referente a este asunto, quisiera recalcar algo que es muy cierto y sensato
retenerlo, y es que; entender la doctrina de la soberanía de Dios en la
predestinación de sus hijos, no me convierte a mí en un predestinado, vale
decir que; si yo tengo dudas respecto de mi salvación y necesito que alguien me
garantice que seré salvo, la doctrina de la predestinación no es la respuesta
ni mucho menos me garantiza mi salvación, así que los que se apoyan en la
predestinación para descansar en ella como el seguro fundamento de su salvación
están en un gran peligro de muerte, porque, lo único que me asegura que yo soy
hijo de Dios camino hacia una segura e inamovible salvación es el Espíritu
Santo en mí (Ro 8:16), lo cual se
hace visible por medio de la regeneración de mi ser al carácter y vida de
Cristo, no es una doctrina lo que me salva, sino la obra de su Espíritu en mi.
Desde el comienzo
de la carta, Pablo dejo muy en claro que la justificación de los hombres, ya
sean judíos o gentiles, es y será solamente por la gracia de Dios por medio de
la fe en Jesús el Cristo (Ef 2:8),
porque ya sean judíos o gentiles, ambos pecaron y están destituidos de la
gloria de Dios, no hay diferencia alguna, y al margen que los judíos corrían
con cierta ventaja sobre los gentiles por haber recibido la promulgación de la
ley divina, de todos modos, eso no les aseguraba la salvación, ya que por la
obras de la ley ningún hombre fue justificado para con Dios (Ro 3:20), sino que tan solo por medio
de la fe en Jesús el Cristo es hallada y recibida esta justificación solo por
gracia, no por obras, sino por gracia (Ro 3:28, Ga
2:16), justificación que opera a nuestro favor no anulando nuestra
sentencia de pecadores sino proveyéndonos de un sustituto que pueda cargar con nuestra
condenación, imputándosele sobre sus lomos nuestras culpas e imputándonos a
nuestro favor sus meritos, a fin de que seamos enteramente justificados en el
Sublime Tribunal Celestial. De este modo el Antiguo Pacto basado en la letra
queda desplazado y abolido por su ineficacia (He
7:18), para que ya no vivamos en el antiguo régimen de la letra,
sino bajo el nuevo régimen del Espíritu Santo en nosotros, el cual nos lleva a
andar en una vida nueva, no conforme a los deseos engañosos (Ef 4:22) sino conforme a los deseos del
Espíritu para agradar a Dios.
Pablo les
demuestra también a los judíos que todo este asunto de la justificación y
salvación de los hombres estaba trazado así desde el principio, todo fue
perfectamente planeado por Dios desde antes de la fundación del mundo, y todo
el desarrollo de la creación está perfectamente orquestado por Dios, nunca nada
se ha escapado de sus manos sino que todo cumple su propósito, porque al final todo
se trata “del propósito de Dios”, él
formó desde el principio vasos de ira para destrucción como también vasos de
honra para derramar su gloria en ellos, y tal como lo dice los versos 22 y 23
de romanos 9; soporto
con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y a fin de
hacer notoria las riquezas de su gloria las mostro para con los vasos de
misericordia que el mismo preparo de ante mano, y así como el
alfarero (literalmente) tiene
potestad sobre el barro para darle la forma que él desea, así también Dios, y
con mucho más poder y soberanía, tiene potestad sobre su creación para hacer
con ella como Él quiera. Al final todo este propósito suyo va a exhibir su perfecta
justicia y condena sobre el pecado, y su excelente e inconmensurable gracia y
misericordia sobre el pecador. Ese es el Dios que adoramos, un Dios con poder y
amor, justicia y misericordia.
Es obvio que tales
declaraciones de Pablo podrían hacer ver a Dios como un ser arbitrario e
injusto, sin embargo se trata de soberanía, un atributo que hace a la Divinidad
de Dios el Creador, de otro modo no sería Dios y no sería Señor de su creación.
Romanos 9:
20 Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has
hecho así? 21 ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro
para deshonra? 22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira
preparados para destrucción, 23 y
para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de
misericordia que él preparó de antemano para gloria,
En otras palabras
¿Realmente está el hombre a la altura de cuestionar el proceder de Dios? ¿Puede
el hombre, formado del barro por mano de Dios y sostenido en vida por el soplo
de su aliento, cuestionar a Dios por su accionar? ¿No sería eso algo osado? ¿Qué
le respondió Dios a Job al respecto de esta cuestión?
Job 40:6 Respondió Jehová a Job desde el torbellino, y dijo: 7 Cíñete ahora como varón tus lomos; Yo
te preguntaré, y tú me responderás. 8
¿Invalidarás
tú también mi juicio? ¿Me condenarás a mí, para justificarte tú? 9 ¿Tienes tú
un brazo como el de Dios? ¿Y truenas con voz como la suya? 10 Adórnate ahora de majestad y de alteza, Y vístete de
honra y de hermosura (si realmente estas a la altura de Dios entonces vístete como Dios, de
majestad y hermosura, y no solo eso, obra también como Dios). 11 Derrama el ardor de tu ira; Mira a todo altivo, y
abátelo. 12 Mira a todo soberbio, y
humíllalo, Y quebranta a los impíos en su sitio. 13 Encúbrelos a todos en el polvo, Encierra sus rostros en la
oscuridad; 14 Y yo también te
confesaré Que podrá salvarte tu diestra.
Es obvio que el
hombre no está a la altura de cuestionar el accionar de Dios, no está a la
altura de su poder y atributos, no está a la altura de su soberanía, de hecho
nadie, absolutamente nadie en todo el universo está a la altura de cuestionar el
accionar de Dios, de lo contrario él no sería el Omnipotente y Omnisciente Dios.
Por otro lado, la
elección soberana de Dios no radica en una selección arbitraria que Él hace
sobre una humanidad que está golpeando las puertas del Reino de los cielos para
poder entrar y entonces Él sale y escoge solo a unos cuantos de ellos y a los
demás los expulsa al infierno, ¡NO!, no es esa la imagen o cuadro correcto de
la humanidad, sino la imagen real es que toda la humanidad, y solo por puro
gusto, están corriendo desesperadamente a las puertas del infierno, todos ellos
están golpeando las puertas del infierno para entrar allí, entonces Dios, que tiene
misericordia por las almas corruptas y enfermas de pecado, decide escoger solo
unos cuantos de ellos, a los que Él quiere, y los saca de esa equivocada dirección
para ponerlos en la senda angosta y adentrarlos a su reino, solo por gracia, los
demás siguen buscando la muerte, esa es la verdadera imagen de la elección
soberana de Dios, su accionar soberano finalmente
destaca su inmensurable misericordia.
Mateo
7:13 …porque ancha es la puerta, y
espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por
ella;
La misericordia de
Dios no es algo que le hombre se merezca o pueda demandar, sino es algo que
Dios imparte como Él quiere, Dios ha decidido tratar a algunos con justicia y a
otros con misericordia. Por medio de su justicia todos fuimos condenados a
muerte y muerte eterna, pero por medio de su misericordia algunos fuimos
sustituidos en esa condenación tan solo por la gracia soberana de Cristo.
24 a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles? 25 Como
también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, Y a la no
amada, amada. 26 Y en el
lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, Allí serán llamados hijos
del Dios viviente. 27 También
Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como
la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo; 28 porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en
justicia y con prontitud. 29 Y como
antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado
descendencia, Como Sodoma habríamos venido a ser, y a Gomorra seríamos
semejantes.
Pablo les
demuestra a los judíos que este proceder soberano de Dios se ve claramente por
medio de los profetas, vale decir que Dios actuó soberanamente desde el
principio, citando al profeta Oseas dice que Dios tomó la decisión de llamar
pueblo suyo al que no era su pueblo, y no por merito de los hombres sino por pura
misericordia y soberanía. Los libros de los profetas exhiben claramente el
proceder soberano de Dios, Pablo no está predicando
una novedad doctrinal a los judíos, sino presentando a Dios tal como es Él de
acuerdo al testimonio de los profetas. Citando a Isaías dice; por más
que el pueblo físico de Israel sea como la arena del mar de todos modos solo el
remante ser salvado, y esto no es merito de ellos sino por decisión soberana.
Vale decir que; si
Dios aplicara tan solo su juicio sobre su propio pueblo, es un hecho que nadie
hubiera permanecido, sino que todos hubiesen sido destruidos por la el juicio
de Dios, sin embargo por su misericordia decidió hacer permanecer a unos cuantos,
solo por su misericordia, como lo menciona el profeta Isaías citado por Pablo
en el verso 29, si Dios no aplicara su
misericordia, así como Sodoma y Gomorra fueron destruidas del mismo modo también
los judíos habrían sido destruidos, así que
aquí el tema en cuestión no es la soberanía de Dios, sino la grandeza de su
misericordia, esto es lo que nos muestran las escrituras a lo largo y ancho de
ella, los salmos exaltan la misericordia de Dios, mas de 150 veces se
menciona la misericordia de Dios en los salmos, y tan solo 5 veces se habla de la
soberanía de Dios en toda la biblia, es un hecho
que debemos detenernos más en contemplar sus misericordia antes que cuestionar
su soberanía.
30 ¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, han alcanzado la
justicia, es decir, la justicia que es por fe;
31 más Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. 32 ¿Por
qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues
tropezaron en la piedra de tropiezo, 33
como está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída;
Y el que creyere en él, no será avergonzado.
Pablo presenta
aquí una objeción, que de seguro está en la mente de todo judío; ¿Su elección
soberana hizo que los gentiles que no iban detrás de la justicia hayan
alcanzado la justicia por medio de la fe, y su propio pueblo Israel, que iba
detrás de la justicia por la ley finalmente no la alcanzo? Parece injusto, es
incomprendido, sin embargo Pablo responde; el problema es que los judíos no
iban detrás de la justicia divina por amor a Dios, sino obligados a obrar a
favor de esa justicia, no obedecían la ley por amor a Dios, sino por obligación
y fastidio, su corazón y sus miradas no estaban puestas en satisfacer las
demandas de Dios, sino que buscaban satisfacer sus propios deseos carnales, tal fue su desprecio por Dios que cuando Dios se
manifestó en carne ellos no lo conocieron; a los suyos vino y los suyos no le recibieron
(Jn 1:11), y peor aún, lo
mataron clavándolo en la cruz, lo humillaron de la peor manera, lo despreciaron…
tropezaron en la piedra que era la Roca de su Salvación.
Tristemente, esta
es la imagen de muchos “cristianos”
hoy, porque no creen en Dios, no creen en su palabra, no creen en su doctrina,
no creen que Dios mora en medio de sus hijos por medio de su Espíritu Santo, no
aman la santidad, sino que solo se obligan a estar cada domingo presente en la
reunión esperando alcanzar de ese modo la justificación solo por obras, pero
tropiezan en la Roca de Salvación, el Señor tenga misericordia…
Romanos
10:1 Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por
Israel, es para salvación. 2 Porque yo les doy testimonio de que
tienen celo de Dios, pero no
conforme a ciencia. 3 Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios; 4 porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree. 5 Porque de
la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas
cosas, vivirá por ellas.
Aunque Pablo era
considerado un traidor para los judíos, de todos modos él los amaba, amaba a sus
hermanos judíos, a su pueblo, y no dejaba de clamar por ellos para que alcancen
la salvación por medio de El Cristo. Entendía perfectamente y por experiencia
propia el rechazo de ellos hacia el cristianismo, entendía su celo, pero no era
un celo sincero hacia Dios, sino un celo hacia la religión que habían
construido, celo por sus costumbres, sus ritos, su legado, pero un celo
ignorante de las escrituras, un celo sin discernimiento, un celo sin Espíritu,
sin precisión, pasaban por alto la ciencia de las escrituras, no la encendían, y
por esta razón no cabía en sus mentes la justificación por gracia por medio de
tan simplemente creer en Cristo Jesús, eran incrédulos, preferían continuar en
aquel intento inútil de agradar a Dios por obras, tal fue su obstinación y necedad
por establecer su propia justicia que mataron a al único que los podía
justificar
La justicia por medio
de la ley era una imposibilidad para el hombre, y aquella palabra pronunciada
por medio de Moisés; que aquel que haga estas cosas vivirá por ellas…
era algo absolutamente imposible para el hombre, nadie alcanzaría la vida y
justificación por medios propios, Ro 3:10 Como está
escrito: No hay justo, ni aun uno; 11
No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. 12 Todos
se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno.
Es por ello que
aquel intento inútil de agradar a Dios por medio de la ley caduco en Cristo,
finalizo en Él, porque solamente en Él somos justificados para con Dios en base
a la imputación de los meritos de su vida perfecta en nosotros, y la imputación
de nuestros pecados sobre sus lomos, dicho de otro modo, el Antiguo Pacto
finaliza en Cristo, Cristo es la finalización y término del Antiguo Pacto
judío.
6
Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo?
(esto es, para traer abajo a Cristo); 7
o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre
los muertos). 8 Más ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu
corazón. Esta es la palabra de fe que
predicamos: 9 que si confesares con
tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de
los muertos, serás salvo.
A diferencia de la
justificación por obras, la cual era una imposibilidad absoluta, la
justificación por fe proponía no algo imposible, sino algo cercano, al alcance
de los hombres, y para describir tal cercanía Pablo cita un pasaje de
Deuteronomio en donde Jehová mismo habla al pueblo judío respecto de que la ley
no estaba distante de ellos, sino al alcance para obedecerla, el problema con
ellos era que no podían cumplirla, pero Dios había puesto al alcance de ellos
la salvación
Deuteronomio 30:11 Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado
difícil para ti, ni está lejos. 12 No está en el cielo, para que digas:
¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que
lo cumplamos? 13 Ni está al otro
lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos
lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos? 14 Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu
corazón, para que la cumplas.
Del mismo modo, la fe no le pide al hombre que realice
una odisea imposible por todo el universo para alcanzar la salvación, como si
se tratase de una travesía al cielo para hacer bajar a Cristo y poder cree así,
lo cual es imposible e innecesario porque Cristo ya vino, o una travesía para descender
al abismo y traer al Cristo de entre los muertos para que todos crean en él, lo
cual también es imposible e innecesario porque Cristo ya resucito de entre los
muertos, ¡la fe no es una travesía imposible para
el hombre!
El evangelio no
manda hacer cosas imposibles para que las personas alcancen la salvación, sino que
la palabra de Cristo dice; estoy cerca de ti, accesible y entendible, en tu
boca y en tu corazón, para ser creída con tu corazón y confesada por tu boca;
Dios ya descendió y se encarno en Jesús el Cristo (el Verbo Encarnado), fue sacrificado por nosotros para expiar
nuestros pecados y resucitado por Dios para nuestra justificación, ascendió a
los cielos y fue exaltado hasta lo sumo como el Señor de señores y Rey de reyes
¿lo crees? De eso se trata la justificación por fe.
Ahora, hay que
aclarar que creer en Él y confesarlo como Señor no es solo una declaración
verbal, sino una subordinación total a su autoridad lo cual se demuestra con mi
vida, si fuera solo por creer la historia de Él eso no sería suficiente, porque
aun los demonios creen y tiemblan (Stg 2:19).
Jesús debe ser confesado como SEÑOR y creído como SALVADOR, si estas cosas
operan en nosotros, seremos salvos (tiempo
futuro, algo por alcanzar, se trata de convicción), y creer y confesar es
producto de la fe, vale decir que la verdadera fe me conducirá a confesarlo
como mi Señor y creer en Él como mi único Salvador, las dos cosas van de la
mano, no existe tal cosa como que Él es mi Salvador pero no mi Señor y cosas
así.
10 Porque con el corazón
se cree para justicia (creo en su obra expiatoria, creo que solo en Él soy justificado), pero con la boca se confiesa para salvación (me subordino a su autoridad y
señorío para que transforme mi vida y confieso que soy esclavo de Él). 11 Pues la
Escritura dice: Todo aquel que
en él creyere, no será avergonzado. 12 Porque no hay diferencia entre judío
y griego, pues el mismo que
es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; 13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será
salvo.
La convicción de
creer se siembre en el corazón, nace en el corazón, abunda el corazón y de la
abundancia del corazón habla y confiesa la boca (Lc
6:45), vale decir que si verdaderamente creo de todo corazón y tengo
convicción de lo que creo mi boca lo confesará abiertamente para salvación, mis
hechos lo testificaran para glorificar a Cristo, y todo aquel que aloja en su
corazón esta esperanza, ninguno será avergonzado.
Desde el tiempo de
los profetas Dios venia mostrando que el alcance de la salvación basado en
creer con fe era para TODOS, no solo para un grupo de judíos, sino que todo
aquel que lo creyere, fuere de la nación que fuere, ninguno seria avergonzado, porque
no hay diferencia entre judíos y gentiles, Dios el Creador, Jesús el Señor de
toda la creación, no es solo el Dios de los judíos como ellos mismo lo
pensaban, sino que el Dios de toca la Creación, primeramente se reveló a los
judíos, pero no era posesión exclusiva de ellos,
sino que Dios es Dios de toda la creación, de toda la raza humana, y extiende
su misericordia y salvación a todos los que le invocan, y todo aquel que a Él
clamare y llamare, todo aquel que en Él creyere, ninguno será avergonzado, no
será defraudado en aquel día todos aquellos que en Él esperaron, porque si clamaren
a único Señor y Salvador del universo, serán por Él alcanzados y glorificados.
14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han
creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber
quien les predique? 15 ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los
que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!
Tan maravillosa
noticia, tal evangelio glorioso, ¿acaso no debe ser una proclamación universal?
¿Si el alcance de esta gloriosa salvación es brindada a todos los hombres, indistintamente
de raza, nacionalidad y linaje, no debe entonces ser predicada a todas las
naciones? Porque la predicación es el medio por el cual esta verdad será
publicada y proclamada, todos deben saber de esta verdad, si Dios es el
Salvador y Señor de todos, entonces todos deben saber esta verdad.
Como lo dijo Jesús;
oren pidiendo al Padre que envié obreros a su mies (Mt
9:38), y esto es importante aclararlo, porque es Dios quien debe enviar
obreros preparados y con convicción y pasión por las almas para que les predique,
para que anuncien este glorioso evangelio de la paz entre Dios y los hombres
por medio de Jesús, tales mensajero serán de pies hermosos para aquellos que
sean alcanzados por esta verdad… pero de repente la declaración se pone un poco
tenue…
16 Mas no todos
obedecieron al evangelio; pues Isaías
dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? 17 Así que la fe es por
el oír, y el oír, por la palabra de Dios.
Aunque es un hecho
profético que no todos creerán al evangelio, de todos modos el evangelio debe
predicarse, porque la fe opera por el oír el evangelio, y el oír el evangelio
viene determinado por Dios en todo sentido, tanto del que se detiene a oír el
mensaje como también que es Dios quien abre el oído del que escucha.
Hechos 16:14 Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura,
de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese
atenta a lo que Pablo decía.
Vale decir, que no
predicamos con la esperanza de que multitudes se conviertan, sino que lo
hacemos en primera instancia por obediencia a Dios, por lo tanto no debemos desanimarnos
tras la respuesta negativa de la gente, ya de tiempos antiguos el profeta Isaías
anunciaba que no todos recibirán la buena noticia de la muerte expiatoria y
sustitutiva de Cristo, no todos tendrán la capacidad de oír tal mensaje, pero de
todos modos, la predicación sigue siendo el medio para que los hombres alcancen
la fe en Jesús.
18 Pero digo: ¿No han oído? Antes bien, Por toda la
tierra ha salido la voz de ellos, Y hasta los fines de la tierra sus palabras. 19 También digo: ¿No ha conocido esto
Israel? Primeramente Moisés dice: Yo os provocaré a celos con un pueblo que
no es pueblo; Con pueblo insensato os provocaré a ira. 20 E Isaías dice resueltamente: Fui hallado de los que no me
buscaban; Me manifesté a los que no preguntaban por mí. 21 Pero acerca de Israel dice: Todo
el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor.
Al final, nada de
todo lo mencionado debe ser algo novedoso para los judíos, su problema es que
ignoraban las escrituras, porque desde el tiempo de Moisés ya se anuncio que
Dios los provocaría a celos con un pueblo que no eran su pueblo, esto es nosotros,
los que éramos gentiles, y también el profeta Isaías tocante al asunto habla de
que Dios sería hallado de los hombres que nunca le buscaron, y somos nosotros, los
que creemos en Cristo Jesús, pues en Él hemos hallado el tesoro escondido, la Perla
de gran precio, se manifestó a nosotros cuando nunca preguntamos por Él. Y referido
a la dureza de Israel, a su incredulidad y obstinación, también fue algo
profetizado, pues se escribió de ellos; todo el día se le extendió mi mano a un
pueblo contradictor, un pueblo no solo desobediente, sino también contradictor.
Conclusión
Dios, que ha
orquestado todo, no ha trazado una salvación distante de su propia creación, no
ha trazado una odisea imposible y travesía insuperable para que los hombres
lleguen a su reino, no está al otro lado del mundo como para que salgamos a
buscarlas, sino que cerca de ti la ha puesto, en tu boca y en tu corazón, y si
confesares con tu boca que Jesús es tu Señor, con todo lo que implica que Él
sea tu Señor, y creyeres en tu corazón, con toda la convicción que implica
creer, que Dios le levanto de los muertos, entonces serás salvo, y tal
esperanza de salvación no me la arrebatara nadie.
La paz del Señor Jesús el Cristo. –
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