MENSAJE DOMINGO 07/02/2016
Por el Hno. Gabriel.-
Se ha planteado para
este año, llevar a cabo por medio de las predicaciones de los días domingo, el desarrollo de una temática especifica que
comprende “La Vida y Obra del Señor
Jesús”, tanto de forma
secuencial como también cronológica de acuerdo a los cuatro evangelios. El
objetivo de este estudio es tener un claro panorama sinóptico del orden de los sucesos
que acontecieron durante la vida de Jesús en la tierra, como también una clara
comprensión doctrinal de su obra y ministerio.
Aunque hablar de la
vida y obra del Señor Jesús es una temática que abarcaría el estudio completo de
toda la biblia, ya que Jesús al ser Dios comienza a obrar desde el génesis
hasta el apocalipsis, no obstante su manifestación como hombre en el mundo tuvo
un punto de inicio y un punto final, y esto es lo que los cuatro evangelios se
encargan de mostrarle al mundo de forma cronológica. Desde su nacimiento
virginal hasta su muerte expiatoria en la cruz, con la posterior resurrección
de entre los muertos y la ascensión a los cielos. Dicho de otro modo, los
evangelios relatan la vida y obra del Señor Jesús en la tierra desde su principio (nacimiento) hasta su final (ascensión
a los cielos).
Según las
referencias que da Lucas en el inicio de su evangelio (Lc1:1-4), muchas fueron las personas que
intentaron poner en orden la historia del Señor Jesús desde el principio, sin
embargo, los únicos documentos que trascendieron como el legado oficial de la
historia del Señor Jesús para toda la humanidad fue el trabajo de cuatro
hombres (Mateo, Marcos, Lucas y Juan)
los cuales Dios mismo por medio de su Espíritu escogió para esta tarea. Y fuera
de estos cuatro evangelios, ningún
otro libro en el mundo tiene validez y preponderancia para relatar la vida y
obra del Señor Jesús en la tierra.
Cada uno de los
cuatro evangelios, tienen la intensión de hacer saber a la humanidad las cosas
que desde el principio han sucedido respecto de la vida y obra del Señor Jesús
aquí en la tierra. Y cada uno de ellos tiene una forma muy particular de
empezar el relato. Por ejemplo Mateo
comienza su relato considerando el
principio con el libro
generacional de Jesús a fin de mostrar al mundo el linaje real del que descendía
el Señor para pasar de allí al relato de su nacimiento. Marcos por su lado considera
el principio del evangelio desde el bautismo de Jesús en el río Jordán por medio de
Juan el Bautista. Por otro lado, Lucas comienza su relato tomando como el principio todos los sucesos que acontecieron seis meces antes de que María
concibiese del Espíritu Santo. Sin embargo Juan, a diferencia del resto, inicia
su relato escapando al orden cronológico de los tiempos, mostrando el principio de las cosas desde un aspecto puramente espiritual y sin cronología de
tiempo.
Por esta razón, tomando
el evangelio de Juan como la base para establecer el principio del evangelio de
Cristo, hoy vamos a hablar de lo que he titulado “El Principio”, que podría también considerarse “el prologo” de esta amplia temática que
abarca “La Vida y Obra del Señor
Jesús”.
Datos sobre el escritor
Pero antes de
adentrarnos en la lectura del principio del evangelio según Juan vamos a
conocer un poco acerca de quién es él. ¿Quién fue Juan? (aunque la mayoría lo sabe, no está de más recordarlo); Como cosa primera aclararemos que Juan no es
el autor de este evangelio, él tan solo es el escritor del mismo, porque el único
autor de toda las santas y sagradas escritura (Ro
1:2, 2°Ti 3:15) es el Espíritu Santo quien ha inspirado a los
hombres escogidos por Dios para llevar adelante el trabajo de escribir el evangelio
y demás enseñanzas del Señor Jesucristo (2°Ti
3:16).
Por otro lado Juan
fue uno de los doce discípulos que estuvo al lado de Jesús durante su
ministerio, pero a su vez también fue unos de los discípulos que junto a Pedro
y Santiago conformaron un círculo más intimo con el Señor Jesús, siendo testigo
ocular de ciertas manifestaciones y sucesos del Señor que ocurrieron en privado.
Este discípulo que junto
a su hermano fue apellidado por Jesús como Boanerges (Mr 3:17), que significa hijos del trueno, y
que en cierta ocasión pidió a Jesús que haga descender fuego del cielo para
consumir una aldea (Lc 9:54), que
luego también anheló ser uno de los discípulos más importantes y sobresalientes
buscando estar sentado a la derecha de Jesús en su reino de gloria (Mr 10:37), es luego quien a si mismo estima
que ni siquiera merece ser nombrado en el relato de la vida de Jesús, considera
su nombre tan insignificante e indigno de ser mencionado en el evangelio de
Cristo, y por esto cada vez que en el relato del evangelio se refiere a sí mismo
se denomina “el discípulo a quien Jesús amaba”
(Jn 21:20), ni siquiera dice de sí
mismo el discípulo que amaba mucho al Señor, o el discípulo del circulo privado
del Señor, sino un aprendiz (discípulo)
a quien Jesús amaba, un hombre común y pecador de quien Jesús tuvo
misericordia.
Este mismo hombre,
quien fue deportado a la isla de Patmos por causa del Nombre de Cristo (Ap 1:9), y a quien el Señor Jesús le mostro
en visión el apocalipsis (la revelación
de los últimos tiempos), es el mismo que instruido por el Espíritu Santo también
escribe el principio del evangelio de Cristo (Jn
21:23-24), (Año estimativo 80
o 90 dC).
El Principio
Mientras que Mateo y
Lucas buscan mostrar el principio de la vida del Señor Jesús en la tierra desde
un orden cronológico y generacional, Juan está interesado en mostrar al mundo que
Jesús siempre existió, por tanto Él no tiene principio de días ni fin de vida (He 7:3) sino que él es Eterno, y hablar de
una generación que trajo a Jesús al mundo no es el tema de Juan aquí. Juan tiene
toda la intensión de comenzar su evangelio demostrando que Jesús es Dios
encarnado (1°Ti 3:16), y por esta
razón comienza de esta manera.
Juan 1
1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
2 Este era en el principio con
Dios.
3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de
los hombres.
Juan, al igual que
Moisés, quien escribió el libro de génesis (el
cual es el principio del antiguo testamento) enfatizando el inicio de toda
la creación por medio de La Palabra de Dios (como
la orden ejecutora de todas las cosas) (Gn
1:1-27, Sal 33:9), de modo que todo lo que se ve fue hecho de lo que
no se veía por medio de esa poderosa Palabra (He
11:3), del mismo modo también Juan, como si fuera un paralelismo con
el génesis, inicia nuevamente el relato de el principio, en un nuevo testamento
(como haciendo una separación entre lo
que fue el antiguo testamento de el nuevo testamento) demostrando que
aquella poderosa e irresistible Palabra creacional de el génesis, aquel Verbo (aquella palabra en acción) por quien a si mismo se hizo todo el
universo (He 1:2) y fuera de esa
poderosa palabra nada ha sido hecho (Jn 1:3),
aquella Palabra que existió desde el principio y que es Eterna, que es Sublime,
Única e Inalcanzable, Palabra Omnipotente y Divina que siempre existió en Dios
y que es Dios mismo y que nadie podía ver porque era invisible, un día se hizo
visible, aquel poderoso Verbo creacional de Dios se manifestó al mundo, se
vistió de carne y tomo forma de hombre para venir al mundo, y vino al mundo en
la faz de Jesucristo (He 2:14, 10:5, Fil 2:5-7, 1°Ti
3:16). Y este es el principio del evangelio de Cristo, este es el principio
de un nuevo testamento. El Verbo es el principio de la creación de Dios (Ap 3:14).
El verbo fue hecho carne
Juan 1
14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros
(y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de
verdad.
Nunca ningún hombre
de la antigüedad ni mucho menos en la actualidad, pudo ver a Dios (Jn 1:18), tan solo oyeron su palabra por
medio de los profetas, los cuales traían el mensaje de Dios al pueblo diciendo;
así dice Jehová, o así ha
dicho Jehová, o también esta es la palabra de Dios… pero a Dios nadie le ha visto jamás, solo
conocieron su palabra por medio de hombres que Dios utilizó como canal para
trasmitir su voluntad. Sin embargo Jesucristo es la Palabra de Dios encarnada sin ningún
intermediario, Jesús es el Verbo de Dios, Jesús es la Palabra Omnipotente de
Dios, Jesús es Dios manifestado en carne (encarnado)
(1°Ti 3:16).
Juan 1
18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a
conocer (aquel Dios invisible ahora se
manifestaba al mundo por medio de Jesucristo).
Hebreos 1
1 Dios, habiendo hablado
muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien
asimismo hizo el universo;
3 el cual, siendo el resplandor
de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados
por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,
Colosenses 1
15 El es la imagen del Dios invisible (el
Dios invisible por fin se hacía visible al hombre por medio de Jesucristo), el primogénito de toda creación.
16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay
en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos,
sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de
él y para él.
17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las
cosas en él subsisten;
Colosenses 2
9 Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,
Hasta aquí el principio
del evangelio (el
prologo) escrito por Juan es; Aquel Dios Omnipotente que
hizo todas las cosas, y que dio vida a todo lo creado y lo sostiene desde el
principio hasta el final, el Poderoso Dios del antiguo testamento que peso los
montes en balanza y midió las aguas del mar en el hueco de su mano (Is 40:12), el Alto y Sublime Dios a quien los
cielos, y los cielos de los cielos no lo pueden contener (1°Re 8:27), el Temible y Glorioso Dios un día
entro en su propia creación (el mundo). De repente el Creador tomaba
forma de ser creado, el Eterno entraba en el tiempo, el Invisible se volvía
visible, el Infinito se hacía finito, el Sobrenatural se limitaba a lo natural,
el Inmortal degustaría la muerte (He 2:9),
el Dios Todopoderoso se hacía hombre – ¡pero qué noticia tan maravillosa, Dios mismo descendió para estar en
medio de los hombres, Él es la vida, Él es el motor por el cual vivimos, Él es
la resurrección y la vida, que mejor cosa para toda la humanidad!! – sin embargo…
El rechazo de los hombres
Juan 1
9 Aquella luz verdadera, que
alumbra a todo hombre, venía a este mundo.
10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.
11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron (todos
estaban ocupados en sus propias vidas, en sus propias creencias).
Dios, el Creador, quien
sostiene la vida de todos los vivientes en la tierra, ya que Él es la vida y la
fuente de la vida (Jn 1:4, 1°Jn 1:2),
de repente estaba caminando como un hombre más en el mundo, en medio de su propia
creación, no obstante, lo que era suyo, lo que era su propiedad, lo que le
pertenecía porque él lo creo, no lo conoció. Él, por cierto, se humillo al
hacerse como uno de nosotros (Sal 113:6, 8:3-4), se despojó de su esencia de Dios glorioso al
tomar forma de hombre (Fil 2:5-8) con
el único fin de salvarnos de la condenación del pecado y darnos vida eterna
junto a Él. Sin embargo los hombres lo rechazaron, no creyeron en Él, no
creyeron que Él era el Verbo de Dios encarnado, no creyeron que Él era Dios en
medio de ellos, no creyeron en su Nombre, no creyeron que Él era el Emanuel anunciado
(Is 7:14), el Cristo profetizado, el
Mesías esperado, por tanto en sus pecados fueron condenados (Jn 8:24) porque no creyeron que Jesús era
Dios el Salvador del mundo. No obstante…
Los nuevos hijos de
Dios
Juan 1
12 Mas a todos los que le
recibieron, a los que creen en su nombre,
les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
13 los cuales no son engendrados
de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
Pero a todos los que
creen en el Nombre del Señor Jesucristo, y esto se refiere a los que creen que Jesús
es el Verbo de Dios, la Palabra Eterna encarnada, el Dios Todopoderoso manifestado
en carne, a todos los que verdaderamente creen que Jesús es Dios, estos son
hechos hijos de Dios, parte de la familia celestial de Dios (para vivir y habitar con Dios eternamente),
los cuales no se engendran biológicamente según “la sangre” (o sea, ser hijo de Dios no es una cuestión hereditaria como
lo era para el judío), ni
tampoco depende de la voluntad y deseo de “la carne” (el hombre no tiene poder por sí mismo para decidir ser hijo
de Dios), ni mucho menos de
la voluntad de otra persona o “varón” (tampoco
puede otra persona declararme hijo de Dios), sino que el único que tiene la potestad para convertirme en hijo de
Dios es Dios mismo, y lo hace con poder por medio de un nuevo nacimiento. Dicho
de otro modo, para ser parte de la familia celestial de Dios debo nacer en
ella, así como para formar parte de una familia terrenal hemos nacido dentro de
ella, del mismo modo para ser parte de la familia de Dios debo nacer dentro de
ella, por esta razón Dios mismo primeramente nos sumerge en la muerte de Cristo
para desvincularnos de la familia terrenal a la que pertenecíamos y nos hace
nacer de nuevo según la potencia de su Espíritu Santo dentro de la familia de
Dios, ya no como hijos terrenales, sino como hijos de Dios que están en la
tierra, a fin de que andemos en vida nueva (Ro
6:4), según los designios de Dios como es digno de los que
pertenecen a la familia de Dios.
Ser hechos hijos de
Dios tiene que ver con un nuevo nacimiento, con la muerte a nuestra forma de
vida carnal para nacer en una nueva vida celestial. Una regeneración de todo
nuestro ser, una mente nueva (la mente de
Cristo), un corazón nuevo (un corazón
conforme a su voluntad), y un espíritu nuevo, el cual es el Espíritu Santo
en nosotros que nos lleva a la santidad.
Final
Todo lo desarrollado
hasta aquí es tan solo “el principio del
evangelio”, es lo que yo llamo “el
prologo”. Estos primeros y breves versículos del primer capítulo del
evangelio de Juan, son tan solo “el
prologo” de lo que luego él detenidamente
se va a encargar de desarrollar y demostrar. Juan comienza diciendo que Jesús
es Dios encarnado, y que todos los que creen en Él son hechos hijos de Dios,
pero esto debe ser demostrado, por esta razón el resto del evangelio de Juan es
tan solo la evidencia que confirma lo que él ha comienza diciendo, que el Verbo
tomo forma de hombre y vino al mundo para salvar a todos los que creen en Él.
Juan 20
31 Pero éstas se han escrito
para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo,
tengáis vida en su nombre.
Resumiendo diremos
que el evangelio escrito por Juan es el testimonio de un hombre que fue
testigo ocular de la manifestación del Verbo de Dios, un hombre que estuvo al
lado de Jesús y vio, oyó y palpo al Dios encarnado, y por esta razón escribe su
testimonio a fin de dejar su legado para todos aquellos que sin ver crean que
Jesús es Dios por medio de la fe
1°Juan 1
1 Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros
ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de
vida
2 (porque la vida (eterna) fue manifestada, y
la hemos visto, y testificamos, y os
anunciamos la vida eterna, la
cual estaba
con el Padre, y se nos manifestó);
3 lo que hemos visto y oído, eso
os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión
verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.
4 Estas cosas os escribimos, para que vuestro
gozo sea cumplido.
Él ciertamente ascendió a los cielos después de resucitado,
pero no nos ha dejado solo el Señor, sino que envío su Espíritu Santo quien
mora en nosotros y nos hace entender las palabras del Señor Jesús. Pero eso no
es todo, el mismo Dios que se manifestó en carne hace más de dos mil años dijo
que volverá por todos los que han de creer en Él ¿Lo crees?, volverá por su
iglesia ¿Lo esperas?...
La paz del Señor Jesucristo.-
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