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MENSAJE
DOMINGO 09/10/2016
Por el Hno. Gabriel.-
Luego de haberse expuesto la introducción y
marco histórico del libro de los hechos, nos adentraremos en el desarrollo del mismo
de forma expositiva y secuencial de acuerdo al orden expuesto en el libro. En
esta ocasión abordaremos los dos primeros capítulos los cuales nos relatan y enseñan
como fue el nacimiento de la iglesia de Cristo y el objetivo primario de la
misma.
Preludio
Hablar del libro de Los Hechos es un gran
desafío para la Iglesia de hoy, porque abordar la historia de la iglesia
primitiva va a resaltar todas las falencias de la iglesia de hoy. De todos
modos debemos analizar estos eventos y considerar cuales son los objetivos y exigencias
que Dios ha trazado para su iglesia desde el principio.
Este libro nos muestra que Dios ha continuado
trabajando por medio de su Espíritu Santo aquí en la tierra posterior a la
ascensión de Jesús a los cielos, por lo tanto todos los eventos descriptos en
este libro de cómo nació la iglesia y cuál era su comportamiento y misión en la
tierra continúan siendo el claro designio de Dios para los hombres hasta el día
de hoy. Si nos preguntamos cómo debe ser la iglesia que más le gusta a Dios, la
respuesta está en el libro de los Hechos. Ya se dijo en la meditación anterior
que el titulo correcto de este libro es “Hechos
y Acciones del Espíritu Santo por medio de sus apóstoles”, porque son los
hechos de Dios, no de los hombres, por ende este libro nos refleja el modelo de
iglesia que Dios formo para que funcione como “El Cuerpo de Cristo” y como “Casa
de Dios” aquí en la tierra.
Introducción
y Desarrollo
Los primeros versos del capítulo 1 del libro de
Los Hechos si bien forman parte de la introducción y dedicatoria son a su vez
un enlace directo con el primer tratado de Lucas el cual es el evangelio
escrito por él. Se puede decir que para entender este segundo tratado escrito
por Lucas obligadamente se tiene que haber leído el primer tratado, de otro
modo será como tratar de entender el final de una historia sin haber leído el
principio de la misma. Me interesa comenzar este estudio destacando el objetivo
de Lucas al escribir estos valiosos e importantísimos tratados para la vida de
la iglesia.
Lucas
1:1 Puesto que ya muchos han tratado
de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido
ciertísimas, 2 tal como nos lo
enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros
de la palabra, 3 me ha parecido
también a mí, después de
haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas
por orden, oh excelentísimo Teófilo, 4 para que conozcas bien la verdad de
las cosas en las cuales has sido instruido.
Ya desde el primer tratado Lucas describe el
objetivo de sus libros; “para que conozcas bien la verdad de las cosas que entre
nosotros han sido ciertísimas”, y posterior a esta introducción o
dedicatoria empieza a relatar de forma cronología el desarrollo del ministerio
del Mesías desde su nacimiento vinculándolo a las profecías del antiguo
testamento. Y ya hacia el final del primer tratado concluye de esta manera:
Lucas 24:49 He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre
vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad
de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto. 50 Y los
sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo. 51 Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado
arriba al cielo. 52 Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con
gran gozo; 53 y estaban siempre en
el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.
De esta manera finaliza Lucas su primer tratado
con el relato de una promesa que Jesús les hace a sus discípulos antes de su
ascensión a los cielos; “van a ser investidos de poder desde lo alto”,
y a partir de este evento inicia el segundo tratado que entiendo mantiene el
mismo propósito que el primero; “para que conozcas bien la verdad de las cosas que entre
nosotros han sido ciertísimas”
Hechos
1:1 En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a
hacer y a enseñar, 2 hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado
mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; 3 a quienes también, después de haber
padecido, se presentó vivo con muchas pruebas
indubitables (no había objeción alguna que pudiera desacreditar que Jesús había
resucitado y estaba con ellos),
apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios. 4 Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que
esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. 5 Porque
Juan ciertamente bautizó con agua, más vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.
De la misma forma que en su primer tratado (evangelio de Lucas) Lucas empieza con el nacimiento del Cristo en
su segundo tratado (el libro de Los
Hechos) comienza con el nacimiento de la iglesia de Cristo, y de la misma forma
que en su primer tratado finaliza con la promesa del Espíritu Santo en el
segundo tratado inicia con el
cumplimiento de dicha promesa, la promesa de bautizar a sus discípulos con el
Espíritu Santo posterior a su ascensión a los cielos.
Sin embargo debo
destacar que esta no fue la primera vez en que Jesús les anunciaba a sus
discípulos de que enviaría sobre ellos el Espíritu Santo, anteriormente ya se
los había anticipado.
Juan
14:16 Y yo rogaré al Padre, y os dará
otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. 18 No os
dejaré huérfanos; vendré a
vosotros.
Anticipadamente
Jesús les había anunciado a sus discípulos que él debía partir, no estaría para
siempre con ellos (lo cual implicaba que
sus discípulos ya no le verían más, quedarían solos) pero a su vez les hizo
la promesa de que no les dejaría huérfanos, sino enviaría al Espíritu Santo
para que more en ellos, y aunque la presencia del Espíritu Santo era una
realidad invisible, no obstante, la autenticidad de su manifestación se
determinaría por medio de las trasformación que el Espíritu generaría en ellos.
Es probable que
los discípulos se hayan acostumbrado a la presencia física de Jesús en medio de
ellos aun después de resucitado durante aquellos cuarenta días de instrucción.
Sin embargo Jesús debía ascender a los cielos como hombre para que el Padre
enviara el Espíritu Santo a morar en los hombres. Y aunque al principio
escuchar que Jesús ya no estaría más a la vista de ellos les causaba tristeza,
no obstante el gozo de saber que ahora él moraría en ellos opacaría luego toda
tristeza, dicho de otro modo, el bautismo del Espíritu Santo tenia implícito la
presencia de Jesús dentro de ellos, ya no fuera de ellos, ahora venía la etapa
en que Jesús se insertaría en ellos, estaría dentro de ellos, en otras palabras,
Jesús se clonaría en ellos para continuar la labor en la etapa que seguía. Y no
hay declaración más hermosa que escuchar a Jesús decir a sus discípulos “me voy, pero
vendré y morare en ustedes, ya no fuera de ustedes sino en ustedes”, el maestro que tanto amaban y querían ahora
viviría en ellos hasta el final. No hay comunión íntima tan deseada para el
cristiano sino en que Él habite y viva su vida en mí…
Objetivo del Bautismo
con el Espíritu Santo
Algo que deseo destacar en el desarrollo de estos primeros versos es “El Objetivo del Bautismo del Espíritu
Santo”, porque analizar esto pondrá en evidencia la torpeza de las
congregaciones pentecostales de hoy cuando hablan del bautismo del Espíritu
Santo como aquella manifestación demoníaca de tirarse al suelo y saltar y cosas
semejantes para luego continuar sus vidas pecadoras lo mismo que los demás.
Hechos 1:8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre
vosotros el Espíritu Santo, y me seréis
testigos en Jerusalén,
en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
Juan
15:26 Pero
cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de
verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.
Estas citas demuestran de manera clara y contundente que el bautismo del
Espíritu Santo en los discípulos tenía un propósito determinado por Dios; “esparcir el testimonio del evangelio de
Cristo en todas las naciones y hasta lo último de la tierra” este fue el
objetivo de investirlos con poder de lo alto. De modo que esta llenura del
Espíritu Santo en ellos jamás tuvo la intensión de engrandecer a los hombres,
sino humillarlos delante de Dios para que Él pueda magnificarse por medio de sus
vidas esparciendo su testimonio hasta lo último de la tierra.
Llenar a una persona con el Espíritu Santo lleva acuñado un claro
propósito determinado por Dios para servir en los intereses celestiales.
“Y me
seréis testigos”… curiosamente la
palabra griega que aquí se traduce como “testigos”
del griego es “mártir”, y significa “persona que muere por una convicción, por
un testimonio”, en este caso los discípulos debían dar testimonio de
Cristo aun sabiendo que esto les representaría la muerte. Se podría decir que
Dios los invistió con poder desde lo alto para que no desistiesen de hacer este
trabajo aun bajo la amenaza y poder de la muerte física. Estoy convencido de
que se necesitaba de poder de lo alto para proclamar un mensaje de lo alto sin
ningún temor a la muerte física, cualidad que por cierto que no habita en el ser
humano, sino que proviene de Dios.
Elección del sucesor de Judas
Otro evento a destacar dentro del estudio de estos primeros dos capítulos
es la elección que se llevó a cabo para que una nueva persona tome el lugar que
Judas había dejado vacante.
Hechos 1:15 En aquellos días Pedro se levantó en medio de los
hermanos (y los reunidos eran como ciento veinte en número), y dijo: 16 Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David
acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús, 17 y era contado con nosotros, y tenía
parte en este ministerio…
20 Porque está escrito en el libro de los Salmos: Sea
hecha desierta su habitación, Y no haya quien more en ella; y: Tome otro
su oficio. 21 Es necesario,
pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo
que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, 22 comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de
entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su
resurrección. 23 Y señalaron a dos:
a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías. 24 Y orando, dijeron: Tú, Señor, que
conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido, 25 para que tome la parte de este
ministerio y apostolado, de que cayó Judas por transgresión, para irse a su
propio lugar. 26 Y les echaron
suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles.
Estudiar este evento nos permite conocer un poco de la soberanía de Dios,
el cual había trazado desde la antigüedad que el Cristo sería traicionado por uno
de sus propios amigo (Sal 41:9), profecía que tuvo perfecto
cumplimiento en Judas y que luego de cumplida no les era ajena a Pedro y al
resto de los discípulos. Estos comprendieron que la traición de Judas fue un
evento anunciado por medio de los salmos, era algo que ineludiblemente debía
suceder. Pero así como supieron que este evento debía cumplirse en uno de ellos
y este desdichadamente fue Judas, del mismo modo también entendían por medio de
las profecías que una nueva persona debía levantarse y ocupar el lugar que Judas
abandono y completar el ministerio que Jesús había distribuido en los doce.
Pedro tomo la iniciativa de llevar adelante este pronto reemplazo, y demostró
por medio de los salmos que se precisaba de un hombre nuevo que tome el lugar
de Judas porque así estaba trazado por el designio de Dios, “Tome otro su
oficio”, no se permitieron pensar por sí mismos si esto era
necesario o no, o si tal vez alguno de los once podría ocupar el lugar de
Judas, ¡NO!, se remitieron a las escrituras, y por medio de ella entendieron
que el ministerio que había sido puesto en doce debía permanecer en doce porque
así lo había estipulado Dios desde el principio, en su soberanía anuncio la
traición de uno de ellos y del mismo modo anuncio que otro debía tomar su
oficio. Los discípulos no hicieron más que obedecer y sujetarse a los designios
de Dios.
Ahora, algo que me es preciso aclarar es que precisaron reemplazar a
Judas porque tenía parte en el ministerio, y esta expresión no solo se refiere
a que necesitaban de alguien que nuevamente lleve la bolsa y la economía de los
doce, sino también suplir para las promesas de Dios de sentar a los doce sobre
doce tronos para juzgar a los doce tribus de Israel (Mt 19:28), como también
tener este número completo antes de que fueran bautizados por el Espíritu
Santo, a fin de que posterior al bautismo del Espíritu estén listos para
emprender toda labor.
Ahora, llevar a cabo tan delicada labor no era un trabajo fácil, porque
tenían que decidir sabiamente quien sería esta persona que forme parte de los
doce y tenga parte en el ministerio con todos los galardones y promesa sobre
ellos, y debemos aclarar que hasta aquí no habían recibido el Espíritu Santo,
así que debían abocarse a la sensatez y sabiduría dada por Dios. Esto los llevo
a establecer ciertos requisitos que filtrarían a las personas y exhibirían solo
a aquellos que verdaderamente habían seguido y estado cerca de Jesús desde el
inicio de su ministerio hasta su ascensión, y tales requerimiento funcionaron
muy bien, porque solo dos personas sobresalieron de entre la multitud que
demostraron cumplir con tales requerimientos; Barsabás (hijo del día de Reposo), y Matías (regalo de Dios).
Ahora el conflicto a resolver era; ¿y
quién de estos dos debe ser el reemplazante?, bueno, para ello ocuparon
otro método, un poco incomprendido para algunos, pero que en cierto modo fue
eficaz para determinar quién de estos dos serían uno de los doce, echaron
suerte, y la suerte determino que Matías era la persona que Dios había escogido.
Con respecto a este evento es necesario aclarar que esto de echar suerte
para conocer la voluntad de Dios de ninguna manera es un juego, nuevamente
aclaro que hasta aquí estos hombres no tenían el Espíritu Santo en ellos por
tanto no tenían discernimiento espiritual para conocer de este asunto, por lo
tanto se valieron por única vez de este método usado antes también por los
judíos (no se registra nuevamente que
hayan echado suerte para determinar otro asunto, luego fueron guiados por el
Espíritu Santo), el ejemplo de Aarón al momento de escoger los machos
cabríos en el sacrificio (Lv 16:8-10 ), Josué al momento de determinar la
familia que había tomado del anatema (Jos 7:14), pero a su vez entendían
perfectamente que la decisión del azar estaba trazada por Dios ya que todo de
manera absoluta está controlado por Él.
Proverbios 16:33 La suerte se echa en el regazo; Más de Jehová es la decisión de ella.
La manifestación del espíritu
Abordar también el capítulo 2 de forma resumida nos obliga a hablar de la
manifestación del Espíritu Santo sobre los apóstoles y discípulos reunidos en
aquellos días, lo que también muchos titulan el bautismo del Espíritu Santo, título
que no me parece malo pero debido a la mala interpretación que se le dio a este
evento es necesario aclararlo:
El relato del capítulo 2 comienza mencionado que los discípulos y
apóstoles estaban juntos y unánimes, esto se refiere a una misma mente y
disposición, reunidos en una casa esperando la promesa de Dios, el número total
de todos ellos era de 120 personas contando las mujeres (Hch 1:15).
Era el día de “Pentecostés”, que
significa “Quincuagésimo”, y se
refiere a un día festivo de los judíos que tiene que ver con “la fiesta de las semanas” (Ex 34:22-23)
o “la fiesta de las cosechas” (Lv 23:15-22),
que se celebraba cincuenta días después de la fiesta de pascua.
Aunque probablemente exista una clara explicación que conecta espiritualmente
esta fecha particular de pentecostés con la manifestación del Espíritu Santo,
no nos vamos a detener en eso ahora, sino vamos a enfatizar otro aspecto
importante de este relato.
Hechos
2:1 Cuando llegó el día de
Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio
que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3 y se les aparecieron lenguas
repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4 Y fueron todos llenos del Espíritu
Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que
hablasen. 5 Moraban entonces en
Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. 6 Y hecho este estruendo, se juntó la
multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia
lengua.
1) Fenómeno audible; estando ellos reunidos en una casa de repente
vino del cielo un gran estruendo “como de
un viento”, no dice que vino un viento desde el cielo sobre ellos, sino el
sonido como de un gran viento. O sea, estando ellos reunidos en aquella casa de
repente se escucho un gran ruido como de un viento huracanado (recio) que bajo desde el cielo a la
casa, pero no era un viento, sino la manifestación audible de la presencia del
Espíritu Santo que lleno toda la casa, y todos los presentes quedaron inmersos
en la presencia del Espíritu Santo de Dios en aquel lugar.
2) Fenómeno Visual; se les aparecieron lenguas “como de fuego”, no eran llamas de fuego
sobre sus cabezas (de lo contrario se
hubieran prendido fuego), sino eran lenguas con la apariencia de fuego pero
no eran fuego, que se asentó sobre cada uno de los que estaban en la casa. Era la manifestación visual del Espíritu Santo de Dios en
la casa.
Y a partir de estos dos fenómenos todos los presentes fueron “llenos del Espíritu Santo de Dios”, lo
cual implica que Dios tomo el control de sus vidas, y por esta razón empezaron
a hablar en otros idiomas según lo que el Espíritu les daba. No fue un acto
descontrolado e ingobernable, antes por el contrario, estaban gobernados por
Dios, fue un suceso totalmente ordenado.
Ahora, tales fenómenos, primeramente el audible, no pasaron desapercibido
para los moradores de Jerusalén de ese entonces, todos escucharon el estruendo
del cielo cómo de un gran viento huracanado pero a su vez no sentían el efecto
físico del mismo, a esto se suma que empezaron a oír a los discípulos hablar en
otras lenguas lo cual para ellos era algo increíble porque los discípulos eran
galileos, dicho de otro modo, eran personas del vulgo que de repente se habían
vuelto poliglotas.
Algo que es preciso aclarar es que los discípulos estaban hablando en
otros idiomas y dialectos perfectamente comprensibles, no eran sonidos
incomprendidos como las manifestaciones satánicas de los pentecostales de
ahora.
Otra cosa que quiero aportar de este evento es lo que significaba para la
multitud escuchar a los apóstoles y demás discípulos hablar las maravillas de
Dios en lenguas paganas y gentil. Primeramente debo decir que esta multitud de personas
que se habían reunido para ver lo que sucedía no eran paganas, eran judíos que
por causa de la diáspora nacieron y habitaban en otros países y por ende
hablaban otro idioma, pero su raíz era judía, y por esta razón se convocaban en
Jerusalén para las fiestas solemnes. Esta gente estaba acostumbrada a escuchar
la declaración de las maravillas de Dios en las sinagogas judías pero siempre
en lengua hebrea, ahora de repente escuchaban las maravillas de Dios expresada
en lenguas paganas y extranjeras cosa que nunca había sucedido, nunca habían
escuchado a un pagano alabar a Dios, por lo tanto era raro escuchar que en
lenguas paganas se alabe a Dios, esto fue un cuadro sorprendente para esta
multitud, estaban confusos.
No obstante también era una demostración de que el evangelio sería
anunciado a todas las naciones y seria predicado en todas las lenguas habidas
en el mundo.
Otro significado importante de esta señal es que esto representaba juicio
para los israelitas, porque significaba que el reino les estaba siendo quitado de
ellos y dado a los gentiles tal como Jesús se los había declarado (Mt 21:43),
el nacimiento de la iglesia representaba una puerta que se abría para los
gentiles y a su vez representaba también una puerta que se cerraba para los
israelitas. Estas lenguas fueron una señal para los judíos incrédulos de
Jerusalén (1°Co14:21).
Examinar este texto expositivamente demuestra la falta de discernimiento
de los pentecostales de ahora, los cuales buscan esta clase de experiencias sin
entender la razón de la misma.
Ser llenos del Espíritu Santo tiene que ver con que
somos sumergidos en la vida del Espíritu Santo, en la vida de Dios, en los
propósitos de Dios, se refiere de forma directa con el control que ejerce el
Espíritu de Dios en la vida del creyente, capacitándolo de forma extraordinaria
para un propósito celestial bien definido, para una tarea programada en el
calendario de Dios que no tiene nada que ver con engrandecer a los hombres,
sino tan solo magnificar a Cristo. A su vez la señal de la investidura de este
poder de Dios en los hombres se refleja en el cambio de la persona, en una
trasformación latente y extraordinaria, frutos visibles que demuestran una
nueva creación.
Una de las notables virtudes del derramamiento del
Espíritu Santo en la iglesia era la unidad que resultaba de tal poder.
Pedro abre la puerta del reino por medio de la
predicación del evangelio
Como consecuencia de todo este suceso tenemos el primer discurso de Pedro
frente a toda la multitud, que no es otra cosa que el cumplimiento de las
palabras de Jesús en:
Mateo 16:18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta
roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
19 Y a ti te daré
las llaves del reino de los cielos; y
todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que
desatares en la tierra será desatado en los cielos.
En respuesta a la calumnia y burla de algunos judíos que atribuían la
manifestación del Espíritu Santo en los apóstoles y discípulos a un estado de
borrachera y embriaguez (cosa que era muy
raro ya que jamás ninguna persona habló en otro idioma como efecto de la
borrachera), Pedro se levanto y lleno del Espíritu Santo primeramente
demostró que tal suceso era el claro cumplimiento de la profecía de Joel que
anunciaba que el Espíritu Santo de Dios sería derramado en las personas y que
inmediatamente estos profetizarían, o sea, estaban contemplando el cumplimiento
de una importante profecía a favor de los hombres y no querían creer. Y a
partir de aquí Pedro por primera vez abre la puerta del reino por medio de la
predicación del evangelio a todas las personas que habrían de creer en Jesús
para salvación.
Hechos 2:22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno,
varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales
que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; 23 a éste, entregado por el determinado
consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de
inicuos, crucificándole; 24 al cual
Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que
fuese retenido por ella. 25 Porque
David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; Porque está a mi
diestra, no seré conmovido. 26 Por
lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, Y aun mi carne descansará en
esperanza; 27 Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu
Santo vea corrupción.
Pedro, por el poder del Espíritu Santo hizo perfecto uso de las
escrituras para citar y demostrar por medio de los salmos primeramente que
Jesús era el Cristo y como el Cristo debía morir de acuerdo al anuncio de la
resurrección profetizada por David.
Pedro comienza exponiendo a Jesús como un hombre aprobado por Dios por
medio del poder divino que opero en él durante todo su ministerio haciendo
muchísimas señales, prodigios y maravillas que las personas no ignoraban, por
lo tanto no tenían excusa para matarle, ningún daño había causado, antes por el
contrario fueron tremendamente beneficiados, pero finalmente fue entregado a la
muerte pero no de forma accidental, sino que esto también venia determinado por
Dios de acuerdo a las profecías de que un hombre llevaría el pecado de todos
como cordero sacrificial y que posteriormente sería levantado de entre los
muertos como lo vio David.
29 Varones hermanos, se os puede decir libremente del
patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros
hasta el día de hoy. 30 Pero siendo
profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su
descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en
su trono, 31 viéndolo antes, habló
de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su
carne vio corrupción. 32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos
nosotros somos testigos. 33 Así que,
exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del
Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.
La predicación de Pedro
consistía en demostrarles a los judíos que Jesús de Nazaret era aquel hombre en
el cual las profecías hallaban perfecto cumplimiento, aquel hombre del cual
David hablaba de que sería sacado del Hades no era otro que Jesús de Nazaret, aquel
que habían clavado en la cruz y puesto en un sepulcro hace no más de cincuenta
días atrás, pero que después de tres días Dios levanto de entre los muertos y
salió vivo dejando vacio el sepulcro de los cuales nosotros somos testigos oculares
de su resurrección, pero no solo de su resurrección sino también de su ascensión
a los cielos para recibir la suprema exaltación (Fil
2:5-11), y que habiendo consumado todo el plan derramo su Espíritu sobre
toda carne del modo que hoy lo ven de acuerdo a la profecía de Joel.
36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que
a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. 37 Al oír esto, se compungieron de
corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué
haremos? 38 Pedro les dijo:
Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para
perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
41 Así que, los que recibieron su palabra fueron
bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.
No se trataba simplemente de un discurso emotivo, Pedro estaba testificando
por medio de las profecías y por medio de su testimonio ocular de que Jesús era
el Cristo y no por una decisión de los hombres sino por la proclamación de Dios
al resucitarlo de los muertos, Aquel que los hombres habían desechado era el
aprobado.
Tal convicción en la predicación de Pedro atravesó y quebró los corazones
de tres mil oyentes que no pudieron resistir tal
mensaje, porque los datos, las profecías, los eventos, el testimonio, todo
concordaba de manera perfecta, Jesús el Nazareno que habían matado en la cruz
era el Cristo: ¡Y ahora que haremos!! Arrepiéntanse
y bautícense cada uno de ustedes en el Nombre de Jesucristo para perdón de los
pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
El nacimiento de
la iglesia
Por medio de esta predicación se abrió la puerta de la iglesia de Cristo
y las personas empezaron a entrar al reino de Dios, se trataba de una nueva
eran sobre la tierra, una nueva cultura en el mundo:
Hechos
2:42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las
oraciones. 43 Y sobrevino temor a
toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. 44 Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; 45 y
vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad
de cada uno. 46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas,
comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor
añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
Las personas que creían en Dios eran convertidas a una nueva cultura,
introducidas a una nueva familia, ahora perseveraban unánimes en la misma
doctrina, tenían una misma mente y un mismo corazón, se comportaban con un solo
hombre, estaban juntos, comían juntos, tenían todas las cosas en común y nadie
tenía necesidades. Aunque debo aclarar que no
vivían de forma colectiva todos juntos en una casa gigante, sino cada uno en su
casa, pero a su vez no estaban aferrados a sus propiedades sino que la ponían a
disposición para venderla en caso que sea necesario y repartir el dinero para
una causa común.
A su vez, este relato nos demuestra cual fue el diseño primitivo que Dios
instauro para su iglesia aquí en la tierra (¿Cuán
lejos estamos verdad?); un cambio radical de cultura y entorno social, y
aun mas, ser introducidos en el reino de Dios se trata de ser trasformados a una
nueva raza de hombres sobre la tierra, una raza de hombres espirituales gobernadas
por Dios que han renunciado a este mundo y han puesto la mirada en su verdadero
hogar, los cielos, han descubierto los tesoros celestiales y aman las cosas de
Dios, se deleitan en sus mandamientos.
Ser la iglesia es una cuestión puramente espiritual, hasta se podría
decir que es una cuestión étnica, porque ya no pertenecemos a la naturaleza
caída de Adán, sino a la nueva naturaleza celestial traída por Cristo a la
tierra, somos una nueva raza de hombres sobre la tierra, hombres y mujeres celestiales,
por lo tanto debemos comportarnos como tales.
1°Corintios 15:47 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo
hombre, que es el Señor, es del cielo. 48
Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales
también los celestiales.
1°Pedro 2:9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio,
nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de
aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
La paz del Señor Jesucristo.-
Amém.. bom texto, Deus abençoe!
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