MENSAJE
DOMINGO 16/08/2015
Por
el Hno. Gabriel.-
Continuando con la serie de
predicaciones denominada “Los atributos de
una genuina conversión” que empezó con la meditación titulada “Que tipo de suelo soy” donde se enfatizaba
que la verdadera vida cristiana es aquella que hace fructificar la palabra
de Dios, y con esto nos referíamos al cambio que obligadamente se produce
en las personas que han sido convertidas por Dios para dejar de ser quienes
eran y a partir de Cristo empezar una nueva vida, con una mente nueva, con
un corazón nuevo, con un carácter nuevo, con un Espíritu nuevo (el cual es el Espíritu Santo). En
otras palabras fructificar se trataba de “obtener la mente de Cristo” a fin
de ser siervos obedientes y mansos a la voluntad de Dios - ¿Y cómo hago para obtener la mente de Cristo? – La única forma de
que esto sea posible en nuestras vidas es permaneciendo en Jesús tal como Él
mismo lo expresó en Juan 15:4 – Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no
permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. –,
por esta razón la segunda predicación de
esta serie se titulaba “Permanecer en Él
es un llamado a la santidad” y hacia énfasis en lo que implica para cada cristiano
permanecer en Cristo, exponiendo de forma práctica lo que representaba
permanecer en Dios para cada cristiano, que no es otra cosa que ver al
Señor Jesús como el lugar de nuestra residencia, como el lugar de nuestra
morada. El Señor Jesús nos llama a morar en Él del mismo modo que moramos en
nuestros hogares materiales, o sea somos llamados a refugiarnos en Él, descansar
en Él, levantarnos en Él, alimentarnos en Él, vivir en Él, dicho de otro modo
el Señor Jesús es nuestro hogar espiritual donde nuestra alma debe permanecer
diariamente. Vivir de esta forma es en definitiva vivir en santidad. De hecho
este mensaje había concluido con la cita de Efesios
5:8 donde el apóstol Pablo nos exhorta a andar como hijos de luz y
ya no en tinieblas como antes.
Efesios 5
8 Porque en otro tiempo
erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad
como hijos de luz
Tomando desde esta última cita (Ef. 5:8) vamos a continuar con la
tercera parte de esta serie la cual se titula: “LAS CARACTERISTICAS DE
ANDAR EN LUZ”, y propone definir cuáles son las acciones o elementos que
determinan si verdaderamente estamos o no andando en luz, porque suele
suceder que muchas veces el cristiano se engaña a si mismo pensando que esta
andando en luz por el solo hecho de asistir a las reuniones de la iglesia, tener
una biblia en casa y haberse bautizado alguna vez, sin embargo ninguna de estas
cosas garantiza que estemos andando en luz, porque lo único que avala o
demuestra que verdaderamente andamos en luz es la clase de vida que llevamos (a diario) la cual debe ser totalmente contraria
a la que llevábamos cuando aun andábamos en tinieblas. Digo esto porque muchas
personas que llegan a la iglesia y luego se bautizan continúan andando en
tinieblas, porque en vez de renunciar a la mundana vida que llevaban lo que
hacen es maquillarla con versículos bíblicos, por ejemplo; hombres que antes usaban aritos, una vez bautizados usan aritos con
versículos bíblicos, mujeres que antes vestían sensualmente, una vez que se
bautizan usan puperas y calzas pero con versículos bíblicos, en fin, hay cada
cosa…
¿Cómo será exactamente andar
en luz? ¿Cómo se si estoy andando en luz o en tinieblas? ¿Qué significa en la
práctica andar en luz? ¿A qué se refiere el Señor Jesús con esto? Justamente la
intensión de esta meditación es abordar la respuesta a cada una de estas
preguntas.
LO
QUE NO ES ALUMBRAR
Mateo 5
14 Vosotros sois la luz del mundo; una
ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
15 Ni se enciende una luz y se pone debajo
de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.
16 Así alumbre vuestra luz
delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a
vuestro Padre que está en los cielos.
De acuerdo a este
pasaje es evidente que andar en luz tiene que ver con producir obras, con
trabajos que debemos hacer, sin embargo lo
que no define este pasaje es que clase de trabajos u obras son las que
debemos hacer. Es curioso notar como muchos cristianos (iglesias
enteras) asocian este pasaje directamente con el “beneficio social”, y consideran que cuando el Señor Jesús está hablando
de “buenas obras” se está refiriendo únicamente
a realizar donaciones a los pobres, hacer
grandes obras de caridad, fundar entidades de beneficencia y emprender grandes
trabajos destinados al bienestar social del mundo, - ¿será acaso este tipo de obras al que se refiere el Señor Jesús? –
La respuesta es ¡NO!,
porque si alumbrar solo tendría que ver con una acción social en beneficio de
la humanidad entonces el evangelio estaría demás, tampoco vemos a los apóstoles
priorizando el bienestar social sobre las personas – ¡y vaya que estos hombres sí alumbraron al mundo! - Si alumbrar solo
se tratase de esta clase de obras (beneficio
social) entonces el gobierno con todos sus planes sociales y demás
instituciones de caridad como “Caritas, madre
Teresa de Calcuta, etc.” estarían alumbrando el mundo más que la iglesia
del Señor Jesucristo en cualquier lado.
Ahora yo no estoy
negando que el cristiano deba compadecerse del que no tiene y colaborar con los
pobres y con las viudas (y principalmente
con las de la congregación) (1°Ti 5:16), esta labor debe ir de la mano de
cada cristiano (Ga
2:10), pero de ningún modo debemos
considerar que hacer esta clase de obras es alumbrar con la luz de Cristo - ¿Por qué? - .
EL
EFECTO DE LA LUZ DE CRISTO
Cuando hablamos de
alumbrar hablamos de esparcir luz, pero no
estamos hablando de esparcir cualquier luz, sino hablamos de esparcir la
luz de Cristo, la cual tiene como único efecto en todas las personas mostrar
el pésimo estado en el que se encuentran por causa del pecado y cuál será
su destino final sino se convierten a Cristo (Jn 3:16-21), y de seguro este
efecto no lo logramos con obras de beneficencia y acción social, sino tan
solo con la eficaz predicación del evangelio de Cristo.
Juan 12
46 Yo, la luz, he venido al
mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. (Jn 8:12)
Está
claro que el efecto de la luz de Cristo no es caridad social, sino primeramente
espiritual, es alumbrar
a las personas para sacarlas del estado en el que están por causa del pecado. Abordar
la situación de las personas desde lo social como cosa primaria sería como “repartir
morfina (calmante) para aliviar el dolor
a personas que aun no saben que tienen cáncer terminal”, y continuar haciendo
tal cosa lo único que lograra al final es condenarlos al infierno pero sin que
sientan dolor. Es exactamente eso lo que
hacemos cuando priorizamos la acción social por encima de la espiritual.
Jesús no vino al mundo para aliviar los síntomas de las personas, el vino a
curar la enfermedad del pecado a fin de que no mueran. El milagro más
extraordinario de Jesús no fue haber multiplicado el pan para alimentar a una
multitud de 20.000 personas a la vez, sino fue haber alumbrado el mundo para sacar
a la humanidad de la condenación del pecado. Del mismo modo también nosotros
no debemos priorizar los síntomas de las personas (su situación social) sin haber diagnosticado antes la enfermedad real
(la condenación del pecado). Nuevamente digo que no niego que los
cristianos deban ayudar en lo social, pero aclaro que eso no es alumbrar.
El peligro de priorizar el bienestar social por encima del espiritual es que las
personas tienden a acostumbrarse a ese calmante social y se olvidan de su
enfermedad real (el pecado), por esta
razón la labor de la iglesia no es aliviar los síntomas con acción social sino
atacar la enfermedad con la luz de Cristo.
En otras palabras la primera
acción del cristiano que anda en luz es iluminar con el evangelio que brilla en
él, podemos ser dadivosos y compasivos, pero nuestra luz no son los hechos
sociales, sino la palabra de Cristo en mi vida.
Todo cristiano tiene
algo para dar a las personas, y ese algo no es social ni político, ese algo es
la luz de Cristo, es el mensaje del evangelio del reino el cual es poder de
Dios (Ro1:16).
Hechos 3
1 Pedro y Juan subían juntos al templo a la
hora novena, la de la oración.
2 Y era traído un hombre cojo de
nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la
Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo.
3 Este, cuando vio a Pedro y a Juan que
iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna.
4 Pedro, con Juan, fijando en él los ojos,
le dijo: Míranos.
5 Entonces él les estuvo
atento, esperando recibir de ellos algo.
6 Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y
anda.
7 Y tomándole por la mano derecha le
levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos;
8 y saltando, se puso en pie y anduvo; y
entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a
Dios.
9 Y todo el pueblo le
vio andar y alabar a Dios.
10 Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la
puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le
había sucedido.
Nótese en este pasaje
que Pedro no abordó la situación de
este hombre desde lo social, el
tranquilamente podría haberse compadecido de él y haberle conseguido ayuda
social, haber reunido a la iglesia y haber realizado alguna especie de colecta para favorecer a este pobre hombre
a fin de que salga de aquel estado de pobreza, sin embargo Pedro considero que el
problema de este hombre no era su situación social, no era su discapacidad
física, sino era que su alma estaba bajo la condenación del pecado, por
esta razón su ayuda no fue social sino espiritual - no tengo para ayudarte socialmente, pero si tengo para sanarte espiritualmente…
–
Debemos
tener presente que el evangelio de Cristo no opera bajo la influencia del
sentimiento de conmiseración carnal,
sino bajo la conmiseración espiritual la cual nos impulsa a tratar el asunto
de las personas pero apuntando al pecado como principal enfermedad. Vemos
también que Pablo en todas sus cartas
abordó el problema del hombre desde lo espiritual y no desde lo social,
porque solucionando lo primero lo segundo también ha de sanarse. La especialidad de la iglesia es atender
el problema espiritual de las almas y no el de la carne. Tenemos algo
para dar, y ese algo es el amor de Cristo.
1°Corintio
13
3 Y si repartiese todos mis
bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser
quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
LA
LUZ DE CRISTO REPRENDE A LAS TINIEBLAS
Otra cosa que el
cristiano ha de tener en cuenta es como debe proceder en su entorno social, y
con esto nos referimos al trato con personas in-conversas. Solemos ser
cuidadosos en nuestra conducta social y mostrarnos buenos y apacibles para con
los demás, sin embargo nuestro deber
como cristianos también es reprender las obras de las tinieblas, no debemos
conversar con una persona in-conversa sin decirle que su vida corre peligro de
muerte. A veces cometemos el error de mostrarnos buenos y amables y queremos
ganar a las personas por medio de esa conducta, y no nos atrevemos a
exhibir o mencionar el peligro del pecado en sus vidas, eso es un error. Incluso hasta hay cristianos que no quieren
hablar del evangelio para no ahuyentar a las personas, eso de verdad es algo
inaudito. Si conversamos con una persona y esta rechaza la luz de Cristo es
evidente que ama las tinieblas, por tanto nuestra
comunión con ellos ha llegado a su fin. Y con esto no nos referimos a
trenzarnos en una pelea con dichas personas, sino tan solo romper el vínculo social.
Efesios 5
8 Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el
Señor; andad como hijos de luz
9 (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y
verdad),
10 comprobando lo que es agradable al Señor.
11 Y no participéis en las obras
infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas;
12 porque vergonzoso es aun hablar de
lo que ellos hacen en secreto.
13 Mas
todas las cosas, cuando son puestas en
evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta
todo.
Juan 3
20 Porque
todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no
viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.
Muchas veces queremos
ir despacio con las personas, y no digo que sea algo que este mal, pero si ese despacio se torna para toda la vida
entonces no tiene sentido. Andar en luz es denunciar el pecado, y aclaro
nuevamente que esto no se refiere a pelear con las personas o debatir con ellas,
sino a hablar de acuerdo a lo que Cristo ponga en nuestra boca, porque hablar de Cristo no es una habilidad nata
del hombre, esto es un don de Dios, si como cristiano estoy en comunión con
Él de seguro el va a poner lo que deba
hablar cuando deba hablarlo. Ahora si luego de hablar con tales personas
estas demuestran no tener interés en Cristo pero aun así desean mantener una
relación social con el cristiano, tal
relación a la verdad no tiene ningún tipo de provecho, porque si el cristiano no habla de Cristo entonces
su vida no está alumbrando, y es más probable que el in-converso apague al
cristiano a que el cristiano ilumine al in-converso.
1° Corintios 15
33 No erréis; las malas
conversaciones corrompen las buenas costumbres.
1°Pedro
2
9 Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación
santa, pueblo adquirido por Dios, para que
anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz
admirable;
Si el cristiano no
tiene para dar a Cristo entonces la pregunta es ¿Qué está dando? Hay
que separar lo que es un fanatismo religioso de lo que es iluminar como
cristiano, y esto se resuelve mirando a Jesús mismo. Hay cristianos que
quieren justificar su relación social con incrédulos aduciendo que Jesús mismo
hablaba, comía y bebía con pecadores (Mt 11:19), pero es seguro que Jesús no estaba hablando de futbol o películas con
aquellos pecadores, sino estaba hablando de la condenación del pecado y de la vida
eterna, Él estaba alumbrando sus almas. También hay cristianos farisaicos, que lo
único que buscan es hacer proselitismo,
y se la pasan todo el día condenando a las personas y martirizándolas a fin
de convertirlas a su religión y dogma, sin embargo no genera ningún
beneficio en ella, antes como dice la escritura la hacen diez veces más hijo
del infierno que antes (Mt 23:15).
Alumbrar
no es una virtud humana, esto proviene del Espíritu de Dios, y solo es posible si andamos en
comunión con Él, si estamos permaneciendo en Él. No podemos, o mejor dicho no deberíamos tratar de convencer a las
personas de que vivan una vida que nosotros mismos no llevamos. Vivamos en
obediencia a Dios y de esta forma seremos luz, porque vivir en Dios significa
que estamos en comunión con Él, y esto en otras palabras es conocer su voluntad
y proceder según lo que él determine para nuestras vidas.
ILUMINAR
CON UNA VIDA SANTA
Por
último, algo que es importante aclarar es que alumbrar no es tan solo recitar palabras
bíblicas, nuestra
vida debe estar en santidad, nuestra
palabra debe ir acompañada de nuestra conducta. No podemos reprender el
pecado ajeno si nosotros mismos no hemos renunciado al pecado. Pablo
escribe en su carta a los corintios (2°Co 10:6) que “debemos estar prontos a castigar toda desobediencia pero cuando
nuestra obediencia sea perfecta”.
Dios nos llama
primeramente a nosotros a una vida santa, y luego por medio de ella brillar en el mundo. Sin ánimo de ser redundante
vuelvo a decir que brillar no se trata de ayuda social sino más bien de mostrar
la verdadera enfermedad de las personas la cual es el pecado.
Filipenses 2
15 para
que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin
mancha
en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;
Ser
luz tiene que ver con una vida santa, con una vida sin pecado, nuestra vidas
deben ser una luminar en medio de tanta oscuridad, podríamos ilustrar esto comparando a
toda la sociedad pecaminosa como un
paño negro y en medio de este paño algunos pequeños puntos blancos que sobresalen
los cuales son los cristianos que no participan del pecado, o también podríamos
ilustrarlo con el cielo nocturno,
donde en medio de tanta oscuridad sobresalen las estrellas como una pequeña luminar.
CONCLUSION
Resumiendo decimos que
andar el luz es tener a Cristo en nuestras vidas y es dar a Cristo por medio de
nuestros hechos y por medio de la palabra, no hablamos de ayuda social como
cosa prioritaria, sino de la espiritual –
no tengo planes sociales para dar pero tengo a Cristo y esto te doy – No
hemos sido diseñados para hacer otra cosa, ser cristianos es ser como Cristo,
andar como hijos de luz es dar a Cristo.
Lucas 11
35 Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas.
La
paz del Señor Jesucristo.-
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