VIVE PARA SU GLORIA
Por el Hno. Gabriel.-
Introducción
Hermanos es un privilegio enorme poder
hablarles hoy en esta reunión, y trasmitirles la razón y sentido correcto de hacer
esta reunión aniversario, y se
trata principalmente de glorificar a Dios por medio del trabajo que Él nos
permitió hacer a lo largo de estos 15 años… ser la Iglesia Bíblica de Cristo
nunca se trató de nosotros sino de Cristo.
Hay un texto en el libro de los Hechos que dice;
Hechos
17:24 El Dios que hizo el mundo y
todas las cosas que en él hay, siendo Señor
del cielo y de la tierra, no habita en
templos hechos por manos humanas, 25
ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo puesto
que él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.
Dios no necesita de nosotros, Él no es un Dios
dependiente de nuestro servicio para extender su reino en la tierra, ya que
Él puede hacer este trabajo con burros que hablan, y aun si los burros no hablaran
las piedras proclamarían su verdad por las calles, entonces el asunto aquí no
se trata de cuan útiles pueden ser los hombres para servir a Cristo, sino se
trata de que Él nos concede el enorme privilegio de servirlo, esta es la
razón por la cual nuestra cita bíblica central es el salmo:
Salmo 115:1 No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, Sino a tu
nombre da gloria, Por tu misericordia, por tu verdad.
Equivocadamente muchas veces buscamos hacer o
pertenecer a un ministerio exitoso, y ser siervos exitosos para “la gloria de Dios”, sin embargo, el
objetivo de Dios y lo que en verdad lo glorifica no es convertirnos en
siervos exitosos, sino conformarnos a la imagen de su Hijo Cristo (Ro 8:29). No hay margen para la
gloria humana en el servicio a Dios, Él ya lo anuncio desde antes (750 años aC) por medio del profeta
Isaías; Isaías
42:8 Yo Jehová este es mi nombre y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas… entonces, dentro del contexto del servicio y
trabajo Dios no va a compartir su gloria con nadie, Pablo por el Espíritu
escribe en su carta a los Gálatas 6:14
Pero «lejos (distante, alejado, a kilómetros separado) esté» de mí gloriarme, sino en la cruz de
nuestro Señor Jesús el Cristo (en
el Gólgota, en el desprecio, en la humillación de Cristo), por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al
mundo.
Hay que entender que en el escenario de Dios (en el mundo y en su Iglesia) el que
tiene el papel principal es Cristo por medio de su Espíritu Santo, Él sigue y
seguirá siendo hasta el final el autor y director de su obra, y cuando todo
esto termine, cuando todo haya concluido, toda la creación, todo lo que hay en
los cielos y en la tierra y debajo de la tierra se doblarán sobre sus
rodillas y darán gloria al que Es y al que Era por los siglos de los siglos a
Cristo el Señor y Rey, al final todos los aplausos, toda la exaltación, toda
la alabanza, toda la gloria será para Él porque Él es digno de recibirla y
tomarla… No a nosotros, oh Señor, no a nosotros, Sino a tu Nombre da gloria, Por tu misericordia, por tu verdad.
Hermanos, está claro que el evangelio nunca se
trató de ti o de mí, ser la Iglesia del Señor Jesús nunca se trató del
creyente o de los ministros, sino que todo y absolutamente todo siempre se
trató de Cristo, Él es el centro de todo lo que existe (Col 1:15), Él es la plenitud que todo lo llena en todo (Ef 1:23), nosotros solo somos
herramientas temporales en sus fuertes y poderosas manos para que Él siga
construyendo su obra, solo somos vasos de barro sin brillo para que siempre
brille el evangelio de Cristo, su obra, su gracia, su verdad: 2°Corintios
4:7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder
sea de Dios, y no de nosotros.
Nunca debemos desenfocaros de esta verdad, la
eficiencia y eficacia de un buen servicio a Dios radica en ello, ya sea que
se trate de un ministerio muy conocido o un ministerio desconocido, de un
ministerio bien aceptado o un ministerio despreciado, de la forma que fuere quien
debe brillar en toda nuestra labor es y debe ser Cristo… ¡Oh que el Señor
haga de nuestros débiles años una vida digna que glorifique su Nombre!
Entonces, una de las cosas que quiero enfatizar
hoy es que un trabajo o un ministerio en la Iglesia no se mide por cuan
exitoso sean los ministros o por cuanta gente se congregue en la Iglesia o
por lo grande y lujoso del salón de reunión, sino que la única medida que en
verdad Dios tiene en cuenta es cuanto hemos sido conformados a la imagen de
Cristo. Jesús solo formo a doce hombres sin tener un espacio físico fijo,
pero esos doce hombres luego cambiaron el mundo.
Por lo tanto si el ministerio en el que el
Señor nos puso a servir no es popular eso de ningún modo debe desanimarnos,
si la Iglesia a la que el Señor nos sumó es tan solo un pequeño grupo de
familia eso tampoco debe desanimaros, si el salón o lugar de reuniones es tan
solo el pasillo o garaje de una casa eso tampoco es motivo de desánimo,
porque toda nuestra alegría, paz, consuelo y comodidad no debe provenir de
nuestro desempeño ministerial y de nuestra infraestructura terrenal, sino de
la obra de Cristo concluida en la cruz, y les aseguro que Dios mismo no
permitirá que nuestra fuente de consuelo y alegría sea otra aparte de Él.
Si Él quisiera hacernos ministros conocidos y
una Iglesia numerosa y proveernos de comodidad ministerial pero luego de un
tiempo quitarnos todo (tan solo por su
decisión soberana), de todos modos nuestra alegría paz y consuelo
deberían seguir intactos, poder exclamar como el salmista;
Salmo 73:25 ¿A
quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
El cristianismo no gira entorno a mí o a ti, el
cristianismo autentico gira entorno a Cristo, no
se trata de ser santos para acercarse a Cristo, sino acercarnos a Cristo para
que él nos haga santos. Cristo es la fuente y nosotros las almas
sedientas, Él es el médico y nosotros hombres los leprosos, Él el tesoro y
nosotros el simple cofre de barro que lo contiene.
Ser su Iglesia en esta edad presente es el
privilegio que Él nos concedió, formar parte de su obra, formar parte de su
ejército, cantar las alabanzas de Sion en medio del campamento enemigo ¡vaya
privilegio que nos concedió el Señor! Esto nunca se ha tratado de una
religión, esto es el sentido de nuestra vida en Cristo.
Hermanos, ser la Iglesia de Cristo en este
tiempo es un trabajo de todos nosotros, es un trabajo conjunto, porque es de
manera conjunta que vamos aprendiendo y creciendo, junto a ustedes aprendí a
amar al prójimo, junto a ustedes aprendí a amar a Dios, junto a ustedes
aprendí a servir al Señor, junto a ustedes aprendí la paciencia, junto a
ustedes aprendí a ser la Iglesia del Señor Jesús, y junto a ustedes aprendí
que ser la Iglesia es un trabajo, es el trabajo que Dios nos legó todos los
días de nuestra corta vida y sin descansos, para que al final de la jornada
entremos con Él en su reposo (Heb 4:11)
Él nos llama a una vida mucho más excelente, y
tal como lo expresó un anciano alguna vez ¡Vive para la eternidad! ¡Vive para
el cuadro más grande! ¡Vive para las cosas celestiales! ¡Corran en pos de Él!
Entreguen lo mejor de ustedes por lo eterno Él, lo débil tuyo por supremo de
Él… hagamos nuestras las palabras de este salmo; No a
nosotros, oh Señor, no a nosotros, Sino a tu Nombre da gloria, Por tu misericordia, por tu verdad. Y porque todo siempre se trató de Él, así que siga brillando Él en cada
uno de nosotros como débiles vasos de barro.
La paz del Señor Jesús el Cristo.
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A ÉL Y
SOLO A ÉL SEA LA GLORIA.
Por el Hno
Santiago
Salmos 115
1 No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, Sino a tu nombre da gloria,
Por tu misericordia, por tu verdad. Sal 36:5; Is 48:11; Ez 36:22; Dn 9:18-19
Cuando el salmista relataba
esto, lo hacía porque entendía que el hombre era indigno de recibir gloria o
de compartir la Gloria con Dios.
Recuerdo que David, quien había
vencido al gigante, lo había hecho en el Nombre de Jehová de los Ejércitos,
él estaba tan confiado en su Dios que se dispuso a que Dios se glorificara
por medio de él.
Si bien el pueblo levantó a
David, jamás David se atribuyó algo en aquel legendario encuentro. Y vemos a
través de las Escrituras que David solo glorificaba a Dios.
Si tenemos que traducir esto en
el Nuevo Testamento
1 Pedro 4
11 Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno
ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios
glorificado por Jesús, el Cristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio
por los siglos de los siglos. Amén. Hch 7:38; Rm
3:2; Rm 11:36; Rm 12:3; 1Co 10:31; He 5:12; 1P 5:11; Jud 1:25; Ap 1:6; Ap
5:13; Rm 12:6-8; 1Co 15:58; Jer 23:22;
2 Tesalonicenses 1
12 para que el nombre de nuestro Señor Jesús, el Cristo sea glorificado
en ustedes, y ustedes en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesús,
el Cristo. Is 66:5; Hch 13:48; Is 24:15; Is
49:3; Mal 1:11; Jn 13:31; Jn 14:13; Hch 3:16; Hch 15:14; 2Co 8:23; Fil 2:10;
Si bien, por gracia somos
salvados, conocemos la misericordia y la Verdad la cual es Cristo Jesús
nuestro Señor, que nos transforma por su Espíritu en Luz para que todos vean
lo que es capaz de hacer el Señor cuando habita en el hombre que cree en Él.
Inevitablemente muchos se
concentran en la persona y no en el poder con que Dios opera en la persona. Y
parte de este mensaje es el de aclarar que si bien estamos gozosos y alegres
y compartimos y transmitimos este nuestro gozo, lo hacemos glorificando a
Dios por medio del Señor Jesús.
Y hacemos esto porque a menudo
vemos, sobre todo en estos tiempos de egolatría, que muchos se atribuyen el
crédito de un gran servicio o de una gran obra.
No somos como muchos que
esperan que sus nombres sean escritos en carteles o propagandas, no esperamos
reconocimientos o aplausos. No confundimos el éxito con “mega congregaciones”
o con “prosperidad económica” o ser “internacionales”.
No deseamos impresionar a los
demás. Solo queremos que el Señor Jesús se glorifique en nosotros mediante el
trabajo realizado. No en nuestra persona sino en nuestras acciones.
El mérito de que hoy cumplamos
15 años de ser una Iglesia Independiente es puramente del Señor Jesús.
15 Años en que nuestro anhelo
es glorificar a Dios mediante una Iglesia libre de religión libre de
denominación, libre de estructuras humanas.
15 Años de una Iglesia sin
vínculos con el estado, sin yugo desigual, sin políticas humanas, y que solo
busca la operación de su Espíritu salvando a las personas para que las
personas glorifiquen a Dios por medio del Evangelio.
Y porque hablamos tanto de
Independencia y libertad?. Porque es lo que el Señor está demandando hoy a
toda la Iglesia en todas partes. Él quiere una Iglesia sin religión sin
cabezas institucionales, sin líderes humanos. Porque Él que es la Cabeza de
la Iglesia y busca servidores obedientes que suplan las necesidades de su
grey.
Y así como el Señor Jesús aborrece
las doctrinas de los nicolaítas, de los balaamitas y de los jezabelitas,
espera que nosotros también las aborrezcamos y lo hacemos. Hoy las doctrinas
que aborrecemos son las del dominio intelectual y el sometimiento religioso,
Hoy las doctrinas que aborrecemos son las del entretenimiento y el
espectáculo en la que muchos las practican por dinero o por un mero
reconocimiento. Hoy las doctrinas que aborrecemos son las del humanismo y su
senda consumista y esclavista. Hoy las doctrinas que aborrecemos son las del
ecumenismo religioso.
Les decimos a todos los
cristianos que escapen de las religiones, que escapen de ese falso modelo de
congregación en la que solo se benefician económicamente unos pocos, al resto
no le queda nada sino un horrendo extravío y confusión.
Seguimos luchando a favor de un
cambio, y no de algo nuevo, sino en volvernos a las sendas antiguas,
volvernos al primer amor y las primeras obras. Luchamos a favor de una
evangelización hogareña, a través de Iglesia en casas, recuperando a las
familias de las crisis religiosas, luchamos contra las doctrinas de hombres.
Y para tal objetivo, el Señor
no busca a los que quieren glorificarse a sí mismo, no busca a los que anhelan
hinchar su ego, tener reconocimiento, estar en las memorias.
Dios no busca que los hombres
sean glorificados, de hecho, el Señor Jesús no opera en un corazón ególatra,
opera en un corazón humilde y obediente. Y eso es lo que muestran las
Escrituras. Lo que llamamos grandes hombres de fe desde Noé Abraham Job Moisés
David Daniel, todos ellos fueron hombres humildes, que se reconocieron
pecadores y como tales indignos, y que al ver y entender las misericordias de
Dios buscaban que solo Dios sea glorificado.
Nuestro anhelo no difiere del
anhelo de estos hombres, estamos aquí para Glorificar a Dios, para hablar de
su Esplendor y de su Majestad. Y lo hacemos mostrando lo que Dios ha hecho en
su misericordia a la Iglesia que tiene en Salta.
En la antigüedad la gloria de
Dios era buscada externamente al hombre, un tabernáculo, un mueble como el
arca, altares para sacrificios, Dios siempre se había manifestado
externamente al hombre. Pero desde el Triunfo de nuestro Señor Jesús, Dios
desea que su Nombre sea glorificado en el hombre mismo, que la Iglesia sea
capaz de mostrar la Gloria de Dios.
1 Corintios 6
20 Porque han sido comprados por precio; glorifiquen, por lo tanto, a
Dios en su [de ustedes] cuerpo y en su [de ustedes]
espíritu, los cuales son de Dios. Hch 20:28; 1Co
7:23; Fil 1:20; He 9:12; He 9:14; 2P 2:1; Gá 3:13; 1P 1:18;
2 Corintios 9
8 Y poderoso es Dios para hacer
que abunde en ustedes toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas
las cosas todo lo suficiente, abunden para toda buena obra; Ef 3:2; Fil 4:19; Ef 3:20;
9 como está escrito: Repartió,
dio a los pobres; Su justicia permanece para siempre. Sal 112:9; Jn 16:32; 1Jn 2:17;
10 Y el que da semilla al que
siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará su [de ustedes]
sementera, y aumentará los frutos de su [de ustedes]
justicia, Is 55:10; Os 10:12; Is 55:10-11;
11 para que estén enriquecidos en
todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de
gracias a Dios. 1Co 1:5; 2Co
1:11; 2Co 6:10;
12 Porque la ministración de este
servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también
abunda en muchas acciones de gracias a Dios;
2Co 8:14; He
8:6;
13 pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la
obediencia que profesan al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de su [de
ustedes] contribución para ellos y para todos; Mat 5:16; 1Ti 6:12-13; He 3:1; He 4:14;
He 10:23; 1P 2:12; Fil 4:10;
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