PÁGINAS DE INTERÉS

02- JESÚS: LA SUBLIME GLORIA DEL NUEVO PACTO


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MENSAJE DOMINGO 25/06/2017

Por el Hno. Gabriel. -

Introducción
Continuando con este breve estudio de las cartas Paulinas, y habiéndonos adentrado ya en su segunda carta a los Corintios, abordaremos con esta meditación el contenido de los capítulos 3 y 4 respetando su contento y extrayendo a su vez la aplicación directa que tiene para la Iglesia de hoy.

Contexto
Antes de adentrarnos en la lectura de los capítulos 3 y 4 consideraremos el contexto de los mismos el cual viene determino por los últimos versos del capítulo 2 y más precisamente desde el verso 14 al 17. En esta cita, Pablo de manera breve menciona que su trabajo en cierto modo o de manera analógica era como la imagen de servidores del Rey vencedor que entraba triunfante en cada ciudad conquistada, en donde aquellos que lo recibían en cierto modo recibían el derecho a vivir y aquellos que se resistían al señorío del nuevo Rey solo acarreaban para ellos condenación y muerte.

2°Corintios 2:14 Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. 15 Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; 16 a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente? 17 Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo.

Entonces su presencia en cada ciudad como heraldos y embajadores de Cristo el Rey de reyes y Señor de señores era en cierto modo olor de vida para los que creían en Jesús el Cristo (olor de salvación, olor de triunfo, olor de gracia, olor de perdón), pero para los que no creían sino rechazaban a Cristo, la presencia de Pablo y sus compañeros en cada ciudad era olor de muerte (olor de condenación, olor de juicio, olor de castigo, olor de sentencia). Por tanto, no era un trabajo fácil para Pablo representar fielmente a Cristo en cada lugar, de hecho, él mismo dice; “nadie es suficiente para este trabajo” en el sentido que nadie humanamente posee la virtud suficiente para representar a Dios, sino que esto es posible solo por medio de las virtudes extraordinarias impartidas por el Espíritu Santo.
Y es por medio de estas virtudes que Pablo y sus compañeros son fieles servidores de Dios, que de ningún modo buscan corromper la verdad del evangelio como para agradar a los hombres o sacar beneficio propio, sino que predican con denuedo salvación para los que creen y condenación para los que no creen, sabiendo que su trabajo a la verdad no es auditado por los hombres sino por Dios mismo, porque imparten el mensaje fielmente “departe de Dios” (sin adulterar la palabra) y a su vez realizan este trabajo “delante de Dios” (supervisado por Él), lo cual dicho de otro modo; realizan su trabajo a sabiendas que son supervisados por Dios en todo tiempo, y de este modo hablan confiadamente en todo lugar no tratando de agradar a los hombres sino a Dios quien lo envío (1°Ts 2:4, Ef 6:6, Ga 1:10).

Una carta escrita con tina y lápiz del Espíritu
Entonces, a fin de que tales palabras no suenen como una auto recomendación, aclara;

2°Corintios 3:1 ¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros? 2 Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; 3 siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.

Entonces, luego de toda aquella declaración expresada en los versículos 14 al 17 del capítulo 2 y a fin de que no parezca una auto proclamación o auto recomendación, aclara que tales palabras no tenían tal intensión, porque de hecho Pablo no necesitaba de una recomendación para acreditar su servicio y apostolado, antes da a entender que los que necesitaban de recomendación y demás protocolo de presentación eran en definitiva los falsos maestros, aquellos que por medio de cartas necesitaban acreditar su identidad, ser aceptados e imponerse como maestros y líderes de la iglesia, tal y como sucede hoy en día; necesitan identificarse con una recomendación de hombres, una cobertura de hombres, un papel insignificante, algo que valide o diga que ellos son verdaderos siervos de Cristo, si en definitiva quien valida tal cosa es Cristo mismo y no los hombres.

Entonces, aquellos que se valían de recomendaciones, al final su identidad eran simplemente cartas y demás papeles protocolares, sin embargo, Pablo dice; Si quieren una carta departe mía ¡Que mejor carta que el trabajo realizado en ustedes! Escrito con esfuerzo y empeño, con un brazo desgastado y rendido por ustedes… –Yo no necesito carta para probar que soy verdadero ¡el trabajo en ustedes demuestra mi veracidad como siervo de Dios! Si desean una carta para probar mi autentico apostolado esa carta son ustedes mismos–.
La Iglesia en Corinto era en cierto modo la carta de Pablo, su trabajo con la predicación del evangelio y la posterior conversión de los corintios era su mejor carta de recomendación, la conversión experimentada por los corintios saliendo de los ídolos hacia el verdadero Dios era una carta pública a favor de Pablo, leída y vista por todos los hombres (todos sabían en Corinto que Pablo fue el precursor de la iglesia allí). Y a su vez una carta escrita no por él y no con tinta y papel que se desvanecen y no perdura, sino una carta escrita por Cristo, por tinta de su Espíritu Santo y no en papel sino en el corazón de los hombres, carta imborrable (y vaya que si lo fue)entonces ¿Qué tipo de carta prefieren? ¿Un papel escrito por hombres que dice; fulano es verdadero servidor? o ¿Una vida y un trabajo con el sello del Espíritu de Cristo que declara y acredita la veracidad sin necesidad de palabras?...

4 Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; 5 no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, 6 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, más el espíritu vivifica.

Entonces, Pablo estaba seguro de que el trabajo realizado con los corintios era un trabajo bien ejecutado con el sello de Cristo, y por supuesto tal confianza no radicaba en virtudes humanas sino en la capacitación y dotación del Espíritu de Dios para dicha labor. Dicho de otro modo, Pablo tenía bien presente que toda su eficacia en la predicación y servicio a la iglesia provenía de Dios, es Dios quien lo escogió, es Dios quien lo capacito, y es Dios quien puso su don sobre él para hacer esta labor. Y no podría ser de otra manera, porque no era Pablo simplemente un mensajero común, sino que fue constituido ministro de un Nuevo Pacto, como un heraldo de Dios con el trabajo de promulgar los términos del Nuevo Contrato de vida para la humanidad, tarea para nada pequeña. Un pacto ya no basado en tratar de lograr una justificación por medio de las obras de la ley (escritas en tablas de piedra por fuera del hombre), sino un Nuevo Pacto por medio del Espíritu de Cristo, un Pacto escrito en el corazón de los hombres, un Pacto para ya no condenar y matar a los hombres, sino un Pacto Eficaz, en donde el hombre haya segura Salvación por medio de los méritos de Cristo, quien nos justifica por medio de su obra en la cruz, habiéndonos sustituido en nuestra condena, y expiando cada uno de nuestros pecados por medio de su sangre, impartiéndonos su vida por gracia y solo por gracia. Vaya promulgación que tenía Pablo a cargo.

La supremacía del nuevo Pacto
7 Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, 8 ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu? 9 Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación. 10 Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente. 11 Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece.

Ahora, es evidente que para los judaizantes el ministerio del Antiguo Pacto era mucho más superior en gloria que el ministerio del Nuevo Pacto a cargo de Pablo mediante la predicación del evangelio. Los judaizantes habían encumbrado el Antiguo Pacto como la promulgación más gloriosa departe de Dios hacia los hombres. Impartido desde el monte Sinaí de una forma excepcional en donde Dios desplego parte de su gloria al pueblo tanto que no podían oír su voz, y tal gloria quedo impregnada en el rostro de Moisés de modo que tampoco podían contemplar su rosto, sin embargo, tal gloria al final fue temporal y pasajera, se desvaneció, al igual que el resplandor en el rostro de Moisés, no fue una gloria duradera. Y si ese ministerio ineficaz, ministerio de muerte, ya que ningún hombre pudo ser justificado por la ley (a excepción de Cristo) y que solo sirvo para poner al descubierto la maldad del hombre, aun así, fue presentado con gloria… ¡Cuánto mas no será presentado con gloria este Nuevo Pacto de Vida! el cual ¡SI! es eficaz para salvar a todos por medio del Espíritu de Dios ¡Claro que tiene mayor gloria!

El problema de los judaizantes o legalistas era que no estaban viendo la gloria permanente del Nuevo Pacto, no estaban percibiendo lo glorioso del evangelio, el cual exhibe a todas las naciones una mayor gloria de parte de Dios desplegada al levantar a su Hijo Jesús el Cristo de entre los muertos, y se trata en primera instancia de la gloria de la resurrección, la gloria del poder de la vida expresada en Jesús el Cristo, lo glorioso de que un hombre finalmente triunfaba sobre la muerte y extendía su triunfo sobre todos aquellos que habían de creer en Él (1°Co 15:55-57), las escrituras reportan que el mismo día de su resurrección los sepulcros fueron abiertos y muchos que dormían fueron levantados (Mt 27:52-53)… Que mayor gloria que esta, tal evento a la verdad fue deslumbrante, debería eclipsar nuestro corazón y hacernos caer postrados delante de Él y decir; ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? Gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.

12 Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza; 13 y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido.

A diferencia de Moisés, quien a causa de la gloria de Dios y a fin de que los israelitas no pongan la esperanza en aquella gloria temporal debía cubrir su rosto, Pablo y sus colaboradores no necesitaban encubrir la gloria permanente del Nuevo Pacto, sino que la exhibían con toda sinceridad otorgando una esperanza segura sobre las promesas del Nuevo Pacto.

Jesús; la gloria del Sinaí
14 Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. 15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. 16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. 17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

Equivocadamente los judíos inconversos siguen poniendo toda la esperanza en la justificación por medio de las obras de la ley, y de alguna manera siguen anhelando una gloria temporal, siguen contemplado la ley pero con un velo que les impide ver cual fue en definitiva el verdadero propósito de la misma, el cual por Cristo nos es ahora revelado de que aquella ley no fue dada para salvarlos sino acercarlos al verdadero Salvador (al Cristo). Dicho de otro modo; el propósito real de la ley era desnudar la naturaleza pervertida y contradictoria de los hombres a las demandas de Dios, a fin de poder ser alcanzados por un Salvador, el Cristo, la Simiente Santa prometida a Eva. Pero tal verdad es revelada solo por medio de la conversión, allí se les caerá el velo y podrán contemplar la verdadera gloria de Dios, la que se esconde detrás del rostro de Moisés, la gloria que se manifestó en el Sinaí, aquella extraordinaria y sublime gloria que hablo con Moisés y le dicto la ley, y verán que esa gloria es Jesús mismo, Jesús es el que hablo a Moisés en el Sinaí,  Jesús es el  Jehová del Antiguo Pacto, Jesús es el Espíritu que se manifestó a Moisés en aquel monte para promulgar su ley y Jesús es el mismo que ahora los libera de ella, los libera de la condenación del pecado y de la naturaleza rebelde del hombre, de modo que todos aquellos que reciben el Espíritu del Señor son libres en Él.

Juan 4:24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.

Juan 1:18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.

Colosenses 1:15 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.

Juan 8:36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.

18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

Entonces, por medio de su Espíritu nosotros todos podemos ver en este Nuevo Pacto la gloria de Cristo reflejada en el espejo de las escrituras, no como en el Antiguo Pacto que solo Moisés podía mirar aquella gloria divina, sino que ahora todos nosotros podemos ver aquella gloria la cual también se refleja en nosotros y resplandece haciéndonos brillar para Cristo, y nos va trasformando gradualmente de gloria en gloria hasta llevarnos por medio del Espíritu a la imagen de Cristo (su carácter, su mansedumbre), un siervo obediente y perfecto hasta la muerte.

Jesús la imagen de Dios
2°Corintios 4:1 Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos. 2 Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios. 3 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; 4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. 5 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. 6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

Aclarado entonces el tema de cual Pacto tiene mayor gloria y además permanente, Pablo asume la responsabilidad de llevar adelante tal ministerio (concedido por las misericordia y gracia de Dios) con esfuerzo y dedicación, el mismo expresa; “no desmayamos”, lo cual puede traducirse también; “no nos cansamos ni nos rendimos, sino que seguimos adelante con denuedo y vigor”. Llevar adelante el peso de tal ministerio demandaba de ellos una vida trasparente, una vida que no esté envuelta en inmoralidades secretas, ni pecados ocultos, ni hipocresías, de modo que nada haya en sus conciencias ni en la conciencia de los hombres como para poder acusarlos delante de Dios, sino ejecutar un servicio puro y transparente, exponiendo la verdad con toda fidelidad sin cambiar ni trastocar absolutamente nada para el agrado de los hombres.

Cuantos ministros y predicadores hay hoy que predican una cosa, pero con su vida hacen otra, predicadores que no tiene escrúpulos para criticar a otros, pero ellos mismo practican el mismo pecado en secreto, ministros que exponen una verdad en público, pero la quebrantan en privado, y esconden detrás de su cortina ciertos pecados vergonzosos y cierran la puerta para no dejar ver su inmoralidad.

Pablo afirma que su trabajo siempre fue público en todos los sentidos, a fin de no ocultar o encubrir la gloria del evangelio de Dios, de modo que aquellos que no ven o perciben la verdad detrás del evangelio es porque sencillamente no serán salvos, no tienen la capacidad de distinguir la verdad por más que se les predique mil veces, sino que sigue estando oculta para ellos. Y la razón de su incomprensión es porque satanás les cegó el entendimiento con la vanidad del mundo, obstaculizando su vista para que no les resplandezca la luz del evangelio, y no pueden ver a Jesús el Cristo como el Dios manifestado en carne, el Verbo de Dios, la palabra encarnada.
De hecho este es el centro de la predicación de Pablo y debe ser la de todo siervo de Dios, porque la idea detrás de la predicación no es exhibirse a uno mismo sino a Jesús el Cristo como el Señor, no como la historia de un buen carpintero de Nazareth, sino como el Señor de señores y el Rey de reyes, y los predicadores simplemente como siervos inútiles de Él (y esto también por su gracia y misericordia) el cual resplandeció sobre nosotros su gloria alumbrando nuestro corazón y entendimiento a fin de poder ver en Jesús el creador de todas las cosas, al mismo Dios que mando que sea la luz desde el principio, Dios manifestado en carne en la faz de Jesús el Cristo.

Colosenses 1:15 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.

1°Timoteo 3:16 E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne…

Filipenses 2:11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, 8 que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 9 perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; 10 llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. 11  Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. 12 De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.

Tal conocimiento y revelación de Dios, tal luz de Cristo resplandeciente en los corazones, tan hermoso evangelio no es sino un verdadero tesoro para los hombres, depositado por Dios en las personas, débiles recipientes e indignos de portar tan grande y sublime verdad, vasos de barro, débiles y quebradizos, innecesarios, fácilmente reemplazables. Es un hecho que no son los hombres la atracción sino el evangelio mismo, Cristo es la atracción principal en la predicación del evangelio, los hombres a la verdad son vasos despreciables y descartables. No son los hombres los que otorgan la salvación a las personas, la salvación es el resultado del poder de Dios obrando por medio del evangelio en el corazón de los hombres.
Es evidente que algo anda mal cuando el vaso trata de brillar más que Cristo, cuando los hombres buscan atribuirse la gloria de la salvación impartida por los méritos y créditos de Cristo, de verdad que es despreciable cuando el vaso de barro trata de ocultar el brillo del tesoro de Cristo. Apena escuchar a predicadores atribuirse el crédito de la salvación; gane mil almas para Cristo ¿?…
No hay gloria para el vaso porque en sí es un instrumento débil, Pablo referido a él mismo dice; mi carne sin Cristo esta atribulada en todo, pero es por el Espíritu de Dios que no estamos angustiados, mi carne sin Cristo siempre está en apuros, pero por el Espíritu de Dios que no estamos desesperados, mi carne sin Cristo esta perseguida, pero por el Espíritu de Dios no estamos desamparados, mi carne sin Cristo está a menudo derribada, pero por el Espíritu de Dios que no está destruida. O sea que el poder es de Dios y no de los hombres, del contenido y no del vaso.
Lo que es en si el vaso es un medio para mostrar en carne propia los vituperios de Cristo y su muerte, para que también detrás de cada vituperio y debilidad se exhiba la vida triunfante de Cristo en nuestra carne mortal.
El precio de Pablo por llevar adelante el trabajo del evangelio en cada ciudad fue una constante sentencia de muerte en su contexto humano, siempre entregados a muerte por causa del rechazo de los hombres hacia Jesús, pero a su vez, esto de ningún modo detenía la verdad del evangelio, sino que al final tal sentencia de muerte exhibía con denuedo y valor la vida de Cristo en nuestro cuerpo mortal, o sea, por medio de estar sentenciados a muerte se predicaba la vida, dicho de otro modo; para que la vida sea presentada a ustedes (los corintios) nosotros debíamos enfrentar la muerte de manera constante.

13 Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos, 14 sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros. 15 Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios. 16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.

No había otra razón que explique la continuidad del trabajo ministerial de Pablo a través de aquella constante sentencia de muerte, sino por medio de una fe verdadera, tal como la fe de los salmistas que constantemente esperaban en Dios en medios de sus tribulaciones, del mismo modo también Pablo a pesar de las tribulaciones que amenazaban de muerte su vida, igual hablaba sin temor confiando que Dios le libraría de cualquier valle de muerte. Porque servía al Dios que levanto con poder a Jesús de la muerte, de modo que la muerte no es un impedimento para el desarrollo de su trabajo, porque el poder de la resurrección actuara también en él para librarle de la muerte en todo sentido, tanto de las amenazas de muerte que buscaban detener su ministerio como también de la muerte misma en el sentido del fallecimiento. Dicho de otro modo; Pablo no tenía temor de la muerte física porque sabía que al final resucitaría para estar con Cristo y su Iglesia para siempre.

Por lo tanto, todo el padecimiento que sufría Pablo y los suyos no los detenía, sino que resultaba en un efecto inverso, más lo impulsaban a seguir el ministerio por amor a los corintios (la iglesia de Cristo), porque por medio de los padecimientos abundaba la gracia de Dios para los corintios, y por medio de esa gracia impartida a ellos abundaba de parte de ellos la acción de gracia para con Dios. Por esta causa Pablo dice; no nos rendimos, sino que continuamos, y por más que nuestra carne de alguna manera sea destruida y consumida, de todos modos, es una cascara que al final se tiene que romper, para que la verdadera vida aflore desde el interior (como una semilla), así que mientras más se desgasta este cuerpo físico más se fortalece la vida interior, mientras más muero más vivo estoy para con Cristo.

17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

En virtud de lo expuesto en el verso 16 y anteriores, las tribulaciones no eran un obstáculo para Pablo, éstas no lo detenían, tampoco lo atemorizaban con el pensamiento de la muerte física, no generaban en él un peso de muerte y tristeza sino al contrario, estas “leves tribulaciones” generaban un peso de vida y gloria en el Señor Jesús, porque detrás de lo que era en si la muerte física le esperaba la gloria de Cristo, las tribulaciones a la verdad eran temporales, pero la gloria en Cristo son eternas, entonces, a más tribulación temporal mayor gloria eterna.
Desde esta perspectiva, su mirada no está puesta en las cosas materiales de este mundo vano sino en las cosas que no se ven, las celestiales, no tenían una mirada material sino espiritual, no miraba el presente sino el futuro, no le interesaba visible sino lo invisible, no miraba lo temporal sino lo que es eterno, que no es otra cosa sino andar por fe no mirando las cosas que se desvanecen sino las que no se ven, pero permanecen.


La paz del Señor Jesús el Cristo. -

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