MENSAJE
DOMINGO 24/06/2018
Por el Hno. Gabriel. -
Introducción
Continuando
con nuestro apasionante estudio de la carta a los Efesios abordaremos el
contenido doctrinal de la segunda mitad del capítulo 3, y algunos versículos
del capítulo 4 que están enlazados de forma directa a esta última porción del
capítulo 3.
Contexto
En
el inicio del capítulo 3 Pablo comienza con esta expresión; “por esta causa”, y con “causa” se refiere a todo lo que ha
venido expresando y más precisamente lo expuesto en todo el capítulo 2; que las
personas que ahora están en Cristo son hechos nuevas criaturas, nuevos hombres, nueva creación, donde ya no hay distinción entre judíos y gentiles,
esclavos o libres sino que todos los creyentes son un solo cuerpo en Cristo, y que ya no existe ninguna lejanía entre
Dios y los hombres sino que por medio de su reconciliación fuimos hechos cercanos a Él de tal modo que
ahora somos parte de la familia de Dios, edificados
sobre el fundamento de los apóstoles y
no solo eso sino que además nos dio la gracia de ser morada de Dios en el Espíritu.
Entonces, “por esta causa” de acuerdo a la
administración de Dios Pablo fue hecho apóstol a los gentiles, a fin de explicar
y aclarar este misterio que estaba oculto para los hombres (Ef
3:8-9), misterio que fue anunciado desde Abraham y confirmado por algunos
profetas, sin embargo la interpretación correcta y explicación de tales profecías
fue aclarada por medio de Pablo quien fue preparado y capacitado por Dios para
esta tarea, no por virtud humana sino por la exclusiva revelación del Espíritu Santo
tal como se expresa en el versículo 3.
Esto nos muestra que no fue la educación de Pablo, ni sus capacidades
naturales, su experiencia, su poder, su personalidad e influencia o cualquier
otra cosa lo que lo calificó para ser un ministro de Cristo, sino la voluntad y
capacitación de Cristo conforme a la administración de Dios (Ef 3:2). Nadie puede hacerse ministro
por sí mismo, nadie está a la altura de postularse por virtudes y méritos
propios para servir en la Iglesia de Dios, en este sentido Pablo se siente
indigno del servicio e inmerecedor de tan distinguida tarea, como el mismo se
lo escribe a los corintios: 1°Corintios 15:9
Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy y su gracia no ha
sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos, pero no yo,
sino la gracia de Dios conmigo.
Ahora, toda este misterio revelado a
la Iglesia, toda esta sabiduría suprema y excelsa de Dios declarada a la
Iglesia no es para que quede oculta o escondida, sino para que por medio de
ella sea dada a conocer a todos los principados y potestades en los lugares celestiales
(Ef 3:10), y se refiere a
las huestes invisibles como los ángeles, quienes son los espectadores que están
observando el desarrollo de la Iglesia de Cristo en el mundo, tal como Pablo lo
expresa en; 1°Corintios
4:9 Porque según pienso, Dios nos ha
exhibido a nosotros los apóstoles como últimos, como a sentenciados a muerte
puesto que hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres… Jesús mismo expresa en Lucas 15:10 Así les digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente… Pedro también
en su primera carta expresa (1°Pe 1:12)
que los ángeles
anhelan mirar el desarrollo del plan de Dios trazado desde la antigüedad
sobre la creación y de cómo opera su salvación a los hombres por medio del
evangelio de Cristo hasta el día de hoy. Esto nos hace pensar que por medio del
proceder de la Iglesia tanto en el sentido práctico como doctrinal le es
revelado a las huestes espirituales en los lugares celestiales el plan maestro
de Dios, en otras palabras Dios escogió revelarles
su misterio a las potestades espirituales por medio de su Iglesia, somos los agentes encargados de dar a conocer la
multiforme sabiduría de Dios a los principados y potestades en los lugares
celestiales por medio de nuestro andar, por medio de nuestras vidas y
por medio de nuestra predicación:
Efesios
3:10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a
conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares
celestiales, 11 conforme al
propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor, 12 en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de
la fe en él 13 por lo cual pido que
no desmayen a causa de mis tribulaciones por ustedes, las cuales son su gloria.
Entonces el firme propósito de la
Iglesia es glorificar a Dios mediante la manifestación de su sabiduría a los principados y
potestades en los lugares celestiales, sabiduría que exhibe a Cristo como el
único camino al Padre, porque solo por medio de los méritos de Cristo en la
cruz y en su sangre derramada es que fuimos justificados y reconciliados con
Dios, y por medio de Él tenemos acceso con confianza
a Dios así como un hijo puede acercarse tranquilamente a su padre
14 Por
esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesús, el Cristo, 15 de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, 16 para que les dé, conforme a las
riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior
por su Espíritu
A partir de este verso,
Pablo retoma lo que ha empezado en el versículo 1; “por esta causa”, y tal como ya hemos mencionado dicha causa en lo que al plan eterno de
Dios se refiere está bien descripto en el capítulo
2 en donde se revela el misterio que estuvo oculto durante muchos años, y de
forma objetiva esta expresado en el capítulo
3 en donde se expone el trabajo y responsabilidad que recae sobre la
Iglesia a partir de esta verdad revelada.
Esto lleva a Pablo a orar
de forma constante e incluso de rodillas como un ruego piadoso e intenso
delante de Dios para que cada creyente en la Iglesia sea dotado y vestido del
poder de Dios para contener esta verdad y exhibirla, porque sin la intervención
del poder de Dios en nuestras vidas nada podría hacer el creyente por sus
propias fuerzas, el mismo Pablo expone esta necesidad a los colosenses al
momento de llevar a cabo su servicio a Dios; por lo cual también trabajo luchando según
la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí (Col 1:29).
“Ante el padre de nuestro Señor Jesucristo”… aquí no se trata de una
diferencia jerárquica entre el Padre y el Hijo sino funcional, porque dado el
contexto de lo que se viene hablando, todos, tanto judíos como gentiles, fuimos
reconciliados y hecho parte de la familia de Dios por medio de Cristo, fuimos
adoptados por Dios nuestro Padre Celestial, por esta razón todas las familias o también todos los linajes de la tierra dispuestos desde
antes de la fundación del mundo tanto los que ya están con Cristo en los cielos
como los que aún seguimos en la tierra tomamos nombre de Él para vivir en Él y
por Él, significa que nos identificamos con su casa, con su hogar, con su
morada, de este modo halla cumplimiento la promesa hecha a Abraham cuando se le
dice; en tu
simiente serán benditas todas las naciones de la tierra Gn 22:18
Entonces, Pablo ora insistentemente a Dios para
que todos los creyentes redimidos hechos parte de la familia de Dios puedan comprender
y conocer el misterio de Dios, para ello ruega a Dios que
nos conceda conforme a las riquezas de su gloria, seamos fortalecidos con el
poder de Dios en el hombre interior por su Espíritu. Y aquí hay varias
expresiones importantes; 1)“las riquezas
de su gloria”, y si hablamos de las riquezas
de Dios en todos los sentidos éstas son inconmensurables, no se pueden
medir y son a su vez inagotables, de modo que Dios puede darnos en abundancia
todo aquello que le pedimos y aun así sus riquezas seguirían intactas, no
tendría pérdida alguna (que pérdida
podría tener un granjero que deja que una hormiga tome granos de su granero),
pero Pablo es aún más específico en el asunto, porque habla de las riquezas de
su Gloria, y esto tiene que ver más
con la naturaleza gloriosa de Dios, en otras palabras, Él tomara de sí mismo
para darnos de su virtud, de su mente, de su corazón para vestirnos de poder.
La otra expresión que
destaca aquí es; 2) “ser fortalecidos con poder”, y por
supuesto no se trata de un poder para hacer señales y prodigios milagrosos para
nuestra gloria, tampoco se trata de un poder especial reservado solo para los
pastores y ministros, sino de la potencia del Espíritu que Dios otorga a todo
cristiano para vivan en sumisión a su señorío de forma santa y piadosa. En el
sentido práctico se trata del poder para obedecer los mandamientos del Señor,
vivir por fe y someterse a Él mediante la oración y disciplina de lectura
constante.
Y la última expresión a
tener en cuenta es; 3) “en el hombre
interior”, su poder opera para fortalecer nuestro interior y NO nuestra
carne, de modo que a medida que con el pasar de los años nuestro aspecto humano
se va desgastando el hombre interior va creciendo, madurando y llenándose de
energía en Dios. En otras palabras, a medida que físicamente nos sentimos más débiles,
en lo interior somos más fuertes para confiar en el Señor y enfrentar todo tipo
de adversidad e incluso la muerte misma.
2°Corintios
4:16 Por tanto, no desmayamos antes aunque
este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se
renueva de día en día.
Está claro que Dios no
tiene ningún interés en nuestra condición carnal, ya que carne y sangre no heredaran el reino de
Dios (1°Co 15:50), de modo que
este cuerpo carnal es al final tan solo un tabernáculo de morada temporal hasta
que recibamos de Él un cuerpo glorificado y eterno (2°Co
5:1). Pero, por otro lado, Dios tiene un interés exclusivo en ese hombre y esa mujer interior que nace
por medio del Espíritu y crece a la estatura de la plenitud de Cristo. Y
nosotros debemos prestar atención y administrar esa nueva naturaleza espiritual
que Dios hace nacer en nosotros, esta es la razón por la cual Pablo les escribe
a los romanos; mas
el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz
(Ro 8:6), y dos versículos después; los que quieren
vivir según la carne no pueden agradar a Dios (Ro
8:8), como también les exhorta a los gálatas; andad en el Espíritu y no satisfagáis los
deseos de la carne (Ga 5:16)
Obviamente no llegamos a
estar maduros en nuestro interior de la noche a la mañana, sino que esto es el
resultado de una disciplina para alimentar el hombre interior, así como nos llevó
tiempo crecer en lo físico con ejercicios educación y demás inversiones que
hicimos por este cuerpo carnal, ahora del mismo modo debemos invertir en
nuestra naturaleza espiritual, con disciplina, educación, ejercicio para que
pueda crecer en Dios.
17 para que
habite Cristo por la fe en sus corazones, a fin de que, arraigados
y cimentados en amor, 18 sean plenamente
capaces de comprender con todos los santos cuál sea
la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19 y de conocer el amor de Cristo, que
excede a todo conocimiento, para que sean llenos de toda la plenitud de
Dios.
Todo este pedido de fortalecimiento
con poder en el hombre interior que Pablo hace en los versículos anteriores por
los creyentes es para que finalmente Cristo more en nosotros, no como un visitante
temporal sino permanente en nosotros, arraigado a nosotros, parte de nosotros y
nosotros parte de Él.
Juan
14:23 Respondió Jesús y le dijo: El
que me ama, mi palabra cumplirá, y mi Padre le amará, y vendremos
a él, y haremos morada con él.
Que Cristo more en
nosotros significa que el Señor hace su residencia en el creyente, lo que
implica que el gobierna y administra nuestras vidas, es el nuevo operador en
nosotros. Esto a su vez se trata de una comunión ininterrumpida con el creyente,
significa que Él está en nosotros cuando nos levantamos, cuando nos vamos al
trabajo, cuando volvemos, cuando comemos, cuando dormimos, etc. está en todo
tiempo en nosotros, ese es el sentido de que Cristo habita en nosotros, es una
convivencia intima entre Cristo y el creyente. Y el resultado de tal
convivencia se evidencia por medio del amor entre unos y otros, porque somos cimentados
y arraigados en el amor de Cristo, en otras palabras, el amor es el
fundamento del carácter cristiano. Respecto de este amor Jesús dice: Juan 13:34 Un mandamiento nuevo les doy: Que se amen
unos a otros como yo les he amado, que
también se amen unos a otros. 35 En
esto conocerán todos que son mis discípulos, si tuvieren amor los unos con los otros.
El carácter de este amor
es de acuerdo a lo que Pablo escribe en 1°Corintos 13:4 El amor es sufrido, es benigno el amor no tiene envidia,
el amor no es jactancioso, no se envanece 5
no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor 6 no se goza de la injusticia, más se
goza de la verdad. 7 Todo lo sufre,
todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Y la realidad de ese amor es lo que Juan expresa
en; 1°Juan
4:7 Amados, amémonos unos a otros porque
el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. 8 El que no
ama, no ha conocido a Dios porque Dios es amor …20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo
puede amar a Dios a quien no ha visto? 21
Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su
hermano.
Si Cristo mora en nosotros amar será algo que
ocurre con toda naturalidad, y la única manera de comprender el amor de Cristo
es que el amor de Cristo habite en nosotros. Pablo escribe; a fin que
arraigados y cimentados en amor seamos plenamente capaces de comprender con todos los santos las
dimensiones del amor y a su vez conocer
el amor de Cristo…
Y
aquí la palabra comprender es la traducción del vocablo griego “katalambano” que se refiere a “darse cuenta”, “entender racionalmente”,
como abrir los ojos para ver lo inconmensurable de este amor, su despliegue en
toda la creación; su anchura, su longitud, su profundidad y su altura. Su anchura en el plano horizontal se refleja
por medio de la aceptación que Dios hizo tanto gentiles como de judíos por
igual, su longitud se hace notoria desde
el hecho que Dios nos escogió desde antes de la fundación del mundo, su altura observa por medio de la bendición
en los lugares celestiales en Cristo que Dios preparo para nosotros, y su profundidad se ve por medio de la
humillación de Cristo al descender a lo más bajo de la tierra a fin de
redimirnos. Esto sería tener una comprensión del amor de Cristo.
Pero,
por otro lado vemos que no solo basta con “comprender”,
lo cual se refiere más a la parte racional, sino también de “conocer”, y aquí el vocablo griego es
diferente, porque una cosa es comprender
y otra muy diferente es conocer, y el
vocablo griego “iinosko” hace
referencia a conocer en lo íntimo, en lo empírico, en lo vivencial, hace
referencia a degustarlo, y con esto Pablo se
refiere a que no solo debemos hablar del amor desde un punto intelectual como
definiciones de diccionario sino desde la experiencia de haberlo degustado y
portarlo. Por ejemplo; uno puede comprender y haber desarrollado toda la
doctrina del amor de Dios con lujo de detalles sin perder ningún pasaje bíblico
de vista, pero puede desconocerlo totalmente desde la experiencia. Aquí no se
nos pide que simplemente entendamos racional e intelectualmente la obra de amor
de Cristo, sino que la degustemos, no se nos pide
que simplemente conozcamos la biblia sino al Cristo de la biblia, de lo
contrarios seriamos como marineros en tierra, que recibieron todo el
adiestramiento de cómo es navegar en el mar, pero jamás haberse aventurado al
mar, tener solo un conocimiento teórico del océano, pero desconocerlo
totalmente en lo personal… ¡Tienes que conocer a Cristo! Tienes que tener un
encuentro con Él…
La única forma de conocer
el amor de Cristo es por medio de portarlo en uno mismo, de otro modo es una
cosa imposible conocerlo y comprenderlo, su conocimiento escapa totalmente a la
mente humana, excede a todo conocimiento, jamás podrá ser comprendido por medio
de una mente carnal, solo es dado por Dios para sus hijos y solo ellos pueden
comprenderlo y conocerlo por medio del Espíritu Santo.
Para que seamos llenos de la plenitud de Dios… llenos de Dios, llenos de
su Espíritu Santo, llenos de su mente, de su carácter, de su corazón, de su
amor, del conocimiento de su voluntad, se trata de la vida de Cristo reproducida
en nosotros, porque en Cristo habita corporalmente toda la plenitud de la
Deidad (Col 2:9). Resumiendo,
diremos que la meta suprema de Dios es acercar a cada uno de sus hijos a Él y
hacernos semejantes a Él mismo, llenándonos de Él con todas las virtudes de
Cristo en nosotros. Ahora, estar llenos de Dios
implica estar totalmente dominados por Él, en términos prácticos se
trata de una vida que se deleita en la palabra de Dios, haya su consuelo y su satisfacción
en el testimonio de Cristo
20 Y a Aquel
que es poderoso para hacer todas las cosas mucho «más abundantemente» de lo
que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, 21 a él sea gloria en la iglesia en
Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.
Pablo
cierra su oración con esta doxología; Dios es poderoso para hacer las cosas mucho más abundante
de lo que pedimos o entendemos… ¡Que declaración tan consoladora! Puesto
que Él hará más allá de lo que entendemos que necesitamos… Él se encargara de
todos nuestros asuntos, por lo cual podemos decir como el salmista; Salmo 4:8 En paz me acostaré, y asimismo dormiré Porque solo tú,
Jehová, me haces vivir confiado.
Alcanzando
este nivel entendimiento y conocimiento de la fidelidad y del amor de Cristo debemos
sumergirnos Él y andar en Él, solo así Cristo será glorificado en plenitud con
el honor que merece.
De la
doctrina al deber, del principio a la práctica
Efesios
4:1 Yo por lo tanto, preso en el Señor, les ruego que
anden como es digno de la vocación [llamamiento, reclutamiento] con
que fueron llamados, 2 con toda humildad
y mansedumbre, soportándose con paciencia los unos a los otros en
amor, 3 solícitos
en guardar la unidad del
Espíritu en el vínculo de la paz 4 un
cuerpo, y un Espíritu, como fueron también llamados en una misma esperanza de su vocación
[llamamiento, reclutamiento] 5 un Señor,
una fe, un bautismo, 6 un Dios y
Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.
Hasta
el final del capítulo 3 el apóstol ya les declaro a los efesios todo el
misterio de Dios en todos los sentidos, tanto desde la planificación del plan en
la eternidad pasada como el trabajo y responsabilidad de la Iglesia en el
presente a partir del conocimiento de esta verdad, ahora, en virtud de todo lo
declarado les exhorta y les instruye para que vivan de acuerdo al llamado y reclutamiento
de Dios para el cual fueron diseñados. Nuestra
exaltada posición en Cristo no es para nuestra jactancia y arrogancia respecto
de los incrédulos, sino demanda una vida piadosa y humilde en beneficio de los
demás, seamos dignos de vivir para aquello para lo cual Dios no ha diseñado.
Las
características de esa vida piadosa se reflejaran primeramente por medio de la “humidad” lo cual es lo opuesto a
arrogancia y tiene que ver con humillación y abnegación del yo, y a tal virtud
le sigue la “mansedumbre” lo cual en
primer término está asociado a la obediencia a Dios sin ninguna objeción, Jesús
mismo dijo; aprended
de mí que soy manso y humilde de corazón (Mt
11:29), Luego la “paciencia”,
una virtud que tiene que ver con la longanimidad en el ánimo para no actuar
atropelladamente sino saber esperar, y se nos pide que nos “soportemos” los unos a los
otros en amor, y esto en lo practico
tiene que ver con la virtud de pasar por alto la ofensa como también soportar la
personalidad o carácter del hermano a fin de mantener la unidad y armonía.
Hemos
de saber que la unidad del a Iglesia no es un asunto mágico que simplemente
sucede sin que nadie haga nada, aquí se nos pide que estemos solícitos en
guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, y la palabra
solicito tiene que ver con
disposición, con trabajo, con colaboración y empeño para que la unidad se forje.
Tristemente sucede que en cuanto hay una pequeña diferencia entre un hermano y
otro lo primero que hacen es dividirse, separarse, sin embargo, el verdadero carácter
cristiano nos conducirá siempre a la unidad de forma objetiva en el vínculo de
la paz. En su oración ultima Jesús oro por sus discípulos y por los que habían de
creen en Él por la palabra de ellos para que al final todos seamos perfectos en
unidad, así como Él y el Padre eran uno que todos seamos uno en Él en una
unidad perfecta (Jn 17:11, 21-23).
La
unidad es de tal manera que debemos ser un solo cuerpo y un solo Espíritu, esto
implica que se debe pasar por alto toda barrera intermedia, sean estas raciales,
culturales, económicas, temperamentales o idiomáticas, de todos modos debemos
ser un solo cuerpo con un solo Espíritu, dicho de otro modo; no existe el Espíritu
pentecostal o el Espíritu bautista, metodista o reformado, ¡NO! Dios dio su Espíritu
Santo de manera única y una misma promesa a todos los creyentes, no hay diferentes
promesas sino una sola para todos y tiene que ver con nuestra eternidad futura.
Del
mismo modo también hay un Señor, el
cual es Jesús el Cristo, no hay varios señores o varias versiones del Señor
Jesús modificadas para cada religión, sino que hay un solo Señor. Pablo les
escribe así a los corintios; 1°Co 8:5 Pues
aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como
hay muchos dioses y muchos señores), 6
para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas
las cosas, y nosotros somos para él y un Señor, Jesús, el Cristo, por medio del
cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él… También hay una
sola fe, no varias fe sino una sola la
cual nos lleva a creer en Cristo y en la suficiencia de su obra expiatoria para
ser justificados y tener certeza de lo que anhelemos
y convicción de lo que por ahora no vemos, pero creemos firmemente que es
verdad. Y también hay un solo bautismo,
que tiene que ver con aquel que tipifica nuestra muerte y resurrección en
Cristo a una nueva vida en un nuevo reino con nuevas costumbres, nuevas leyes y
nuevo gobierno. Y por último solo hay un Dios
soberano y Padre de todos, o sea, Un Creador de todos, por ende, Él es
sobre todos ya que es Supremo y Soberano del universo y es por todos ya que actúa
en todos para llevar su propósito adelante. Somos creados por Él, amados por
Él, salvos por Él, adoptados por Él, controlados por Él, sustentados por Él y
bendecidos por Él, estamos completamente bajo el cuidado único de nuestro Dios
y Padre.
Conclusión
Del mismo modo que
Pablo, puesto de rodillas oraba por los creyentes para que puedan comprender y
conocer el amor de Cristo que excede a todo conocimiento humano, nosotros
también, con la misma pasión e insistencia debemos orar a Dios para que se nos
abra cada día más el entendimiento a fin de comprendan las inmensurables
dimensiones del amor de Cristo, pero además para que por la gracia de Dios podamos
ser investidos de ese amor de forma permanente y conocerlo y degustarlo y poder
impartirlo. Se puede conocer toda la biblia, pero no conocer al Dios de la
biblia, y cuantas personas hay así hoy por hoy, cuantos marineros en tierra
tenemos dentro de las iglesias, que se la pasan todo el tiempo hablando de un
océano que jamás conocieron, no porque no tuvieron la oportunidad sino porque
les aterra adentrarse a su braveza. Sumergirse en Dios puede llegar a causar
temor en la carne, pero no hay lugar más seguro para nuestra alma. Es tiempo de
conocer a Dios, es tiempo de escalar el Sinaí espiritual y descender de allí con
el rostro brillante por la gloria de Dios…
La paz del Señor Jesús el Cristo. –
0 comentarios:
Publicar un comentario