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MENSAJE
DOMINGO 24/02/2019
Por el Hno. Gabriel. -
Introducción
Hace unos días atrás
mi esposa me pregunto qué tema tenía pensado hablar este domingo, a lo que
respondí: —estoy pensado en hablar del sufrimiento— y ella me dijo —¿no hablaste
ya de ese tema? — y sé que hablar de sufrimiento no es un tema muy atractivo,
de hecho, yo mismo me he preguntado antes de empezar con esta meditación; ¿acaso
no hay un tema más alegre o agradable para predicar en la Iglesia que hablar de
sufrimiento?
Quizás alguno dirá —demasiado
ya con lo que estoy viviendo — sin embargo es importante hablar del
sufrimiento desde el sufrimiento, no que este yo en un valle de aflicción al
nivel de los salmistas o profetas de la biblia, pero en estos días que han
pasado he dormido en la reposera de un hospital y no por primera vez, y por
supuesto no fui pasar la noche allí por diversión sino porque había alguien de
mi familia que está padeciendo en ese lugar, y de alguna manera yo estuve
internado paralelamente con mi hijo pero en el hospital del sufrimiento, y no
sé si haya sido dado de alta aún, por eso quiero hablarles desde el hospital
del sufrimiento, desde una pequeña cueva en la que estuve algunas horas o solo
unos pocos días en las semanas pasadas… sé que muchos aquí (probablemente todos) han estado ya internados en el hospital del
sufrimiento (por cualquier dolencia, desanimo
o amargura) y sé que han conocido en persona al “doctor tristeza” que viene con su frio estetoscopio a auscultar
todas nuestras penas…
Siempre que somos
adentrados al “hospital del sufrimiento”
no podemos evitar preguntarnos, ¿Por qué me pasa esto? Y probablemente más de
uno se ha identificado con las palabras de Asaf en el Salmo
73 en donde referido a los malos dice 5 No
pasan trabajos como los otros mortales, Ni son azotados como los demás hombres…
como teniendo cierta envida de la buena salud y prosperidad de los incrédulos, y
respecto de él mismo escribe su queja; 13Verdaderamente
en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en inocencia 14 Pues he sido azotado todo el día, Y
castigado todas las mañanas… no obstante al final del salmo el hombre ha
sido consolado, y cierra su salmo con palabras no solo consoladoras sino
también de gran inspiración: 22 Tan torpe era yo, que no entendía Era como una bestia delante de
ti. 23 Con todo, yo siempre estuve
contigo Me tomaste de la mano derecha. 24
Me has guiado según tu consejo, Y después me
recibirás en gloria. 25 ¿A quién tengo yo en los cielos sino
a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. 26 Mi carne y mi
corazón desfallecen Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.
El sufrimiento,
cualquiera sea el factor que lo genere (enfermedad,
escasez, amargura de ánimo) es una copa que quisiéramos pasar de nosotros sin
beberla por el sabor amargo que nos genera, sin embargo, es la dosis de
medicina que el médico de nuestras almas nos da a beber de tiempo en tiempo porque
tiene un propósito firme trazado detrás de cada sufrimiento.
Tiene un Propósito Divino
¡Tenemos que entender
que el sufrimiento por causa de la aflicción tiene un propósito firme en Dios!,
tenemos que entenderlo de ese modo, como cristianos debemos asumir que si Dios
nos adentra en algún valle de aflicción es porque tiene un propósito firme para
perfeccionarnos por medio de dicho valle, Él no hace las cosas por azar o sin
razón, si entendemos que Él es el arquitecto de nuestras vidas entonces debemos
descansar sobre el terreno que Él diseñó cada valle de aflicción a nuestra
medida para que transitemos por él con un firme propósito:
Lamentaciones 3:33
Porque no aflige ni entristece
voluntariamente a los hijos de los hombres.
Job 1:22 En
todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios
despropósito alguno (o sea no le atribuyo a Dios que haya hecho algo por fuera de la
razón o sin tener un propósito).
Nunca en la vida
cristiana hay promesa de ausencia de tristeza, dolor o aflicción, antes, por el
contrario, somos advertidos de antemano que sufriremos, Pablo llega a
escribirles a los filipenses que Dios les había
concedido a ellos que sufran por causa de ser cristianos (Fil 1:29), por
lo tanto no debemos pensar nunca que Dios nos hace sufrir sin un propósito
noble de por medio, Job, después que hubo perdido todos sus bienes
materiales e incluso a sus propios hijos (realmente
era una tragedia lo que estaba viviendo)
no consideró que lo que sucedía era algo irracional y sin propósito de parte
de Dios, sino que entendió que Dios estaba haciendo algo en su vida y que todo
venia de parte de Él, el profeta Jeremías escribió en sus lamentaciones que
Dios no aflige arbitrariamente como un arranque de ira o entretenimiento, sino
que todo lo que acontece en nuestras vidas tiene un firme propósito divino.
Y parte de esos propósitos
nosotros lo distinguimos rápidamente, porque no podemos negar que nuestras
alabanzas más sinceras entonadas en un culto de adoración como nuestras
oraciones más intensas fueron en medio de un valle de aflicción, dolor y tristeza, entonces es evidente que, aunque no nos demos cuenta en ese momento,
el sufrimiento trae cosas buenas: “me acerca más a Dios”, y es que el sufrimiento saca a flote el estado real de
nuestro corazón, a la vez que nos
purifica así como a la plata en el horno, y entendemos que Dios
nos mete en el horno de la aflicción (Is 48:10)
no porque sea insensible con nosotros, sino porque nos ama y nuestras vidas son
importante para Él.
Otra parte del
propósito divino de las aflicciones es mostrarnos cuan limitado e incapaces somos
y cuan frágiles son nuestras fuerzas para depender de nosotros mismos, a fin
que aprendamos a no confiar en nosotros mismos sino a fiarnos enteramente de
Dios quien es nuestro Pastor y Salvador… Pablo les escribe a los corintios
respecto de esta lección;
2°Corintios 1:9 Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte,
para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los
muertos 10 el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos
librará, de tan gran muerte
Entonces, las
aflicciones cumplen con propósitos divinos, algunos los identificamos
rápidamente y otros luego de un tiempo, pero son valles diseñados por Dios con
un propósito perfecto. Hay cristianos que quisieran evitar toda clase de
sufrimiento, pero tal deseo se conforma solo a la
carne y se contrapone a las palabras del Señor Jesús escritas en el evangelio
de Juan
16:33 …En el mundo tendrán aflicción,
pero confíen, yo he vencido al mundo.
Hay creyentes que en
medio de estos angustiosos valles decidieron abandonar la senda, y quizás a
muchos de nosotros se nos cruzó también por el pensamiento la idea de renunciar
al valle y tirar la toalla, quizás la frustración y la tristeza nos llevaron a
decir —no quiero esto, no estoy preparado para
sufrir, no aguanto más, prefiero una vida ordinaria y sin aflicciones, quiero
una vida común— sin darnos cuenta que al pedir tal cosa le estamos diciendo
también al Señor —renuncio a la corona con la que
nos vas a glorificar en aquel día, si el precio de esa corona gloriosa es atravesar
angustiosos valles entonces no la quiero— y tal pensamiento si es
irracional. En un breve libro de los puritanos titulado “El valle de la visión” una vez leí lo siguiente; Déjame aprender por la paradoja que ser
rebajado es ser exaltado, que el corazón roto es el corazón sanado, que el
espíritu contrito es el espíritu alegre, que el alma arrepentida es el alma victoriosa,
que no tener nada es poseerlo todo, que cargar la cruz es llevar la corona, que
dar es recibir y que el valle es el lugar de la visión… así es la vida
cristiana, como una paradoja incomprendida.
Debemos aprender
qué, así como la plata se purifica en el horno, así también el cristiano
adquiere más pureza y brillo solo cuando es pasado por el horno de la aflicción…
¿y qué debemos hacer entonces? solo
debemos encomendarnos y esperar en Él.
1°Pedro 4:19 De
modo que los que sufren [padecen] según la
voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel
Creador, y hagan el bien.
Dios controla el horno de la aflicción
Entonces, queda
claro que todo sufrimiento en la vida cristiana lleva la firma de Dios como su
autor, y esa firma garantiza que es Dios quien controla la intensidad del horno
y el grado de aflicción, y que todo está hecho con un propósito sabio, justo y con
mucho amor. Muchas veces pensamos que Dios no está en medio de nuestros valles
de aflicción sino que nos ha abandonado, pero no es así, sería realmente
trágico y a la vez terrorífico para nosotros que Dios no esté al control de
nuestras aflicciones sino que nos haya abandonado a merced de otra potestad ¡¿se
lo imaginan?!: “Que quien este comandando el horno de nuestra aflicción sea
nuestro enemigo (satanás) y no Dios”,
sería desgarrador, no habría esperanza para nosotros en estos valles, seriamos
consumidos sin consolación, sin misericordia. Pero gracias a Dios que esto no
es así. Cuando al rey David se le propuso que escoja entre tres formas de
castigo; entre tres años de hambre, o ser derrotado por sus enemigos durante
tres meses, o tres días de peste por la mano de Jehová, él respondió —caiga yo en las manos de Jehová porque sus misericordias
son muchas en extremo, pero no caiga yo en manos de mis enemigos [porque me
consumirían sin piedad]— (1°Cr 21:11-13).
Entonces es consolador saber que es Dios quien está detrás de nuestros valles
de aflicción, me consuela saber que es Él el
director de mis pasos y que orquestará todas las notas sombrías de mi vida con
el solo fin de hacer de mi andar una melodía que glorifique su Nombre, a la
misma vez que me talla y moldea con su formón de amor a la imagen pura de su
hijo Cristo. Entonces como creyente debo reconocer que es Dios mismo
quien me está adentrando al valle de la aflicción y tristeza, no es satanás ni
ninguna otra potestad quien me está llevando hacia allí sino Dios mismo:
Job 2:10 Y él
le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres insensatas [irracional,
fatuas], has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios
el bien, y el mal no lo recibiremos? En
todo esto no pecó Job con sus labios.
Lamentaciones 3:37 ¿Quién
será aquel que diga que sucedió algo que
el Señor no mandó? 38 ¿De la boca del
Altísimo no sale lo malo y lo bueno?
Filipenses 1:29
Porque a ustedes les es concedido a causa
de Cristo, no sólo que crean en él, sino también que sufran [padezcan] por él,
Deuteronomio 32:39 Observen
ahora que yo, yo soy, Y no hay dioses conmigo Yo hago morir,
y yo hago vivir, Yo hiero, y yo sano Y no
hay quien pueda librar de mi mano.
Es verdaderamente
consolador saber que Dios tiene el control de nuestros valles, porque eso
significa que no nos llevará más lejos de lo que podamos soportar ni tampoco nos
destruirá ni nos abandonará. Equivocadamente solemos pensar que Dios nos ha
abandonado cuando atravesamos un valle de aflicción, pero pensar así es hacer
de Él la imagen de un dios implacable y despiadado, insensible y malo, pero no
es así, Jehová mismo le dice a su pueblo por medio del profeta Isaías 49:15 ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de
compadecerse del hijo de su vientre? Aunque
olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.
16 He aquí que en las palmas de las
manos te tengo esculpida delante de mí están siempre tus muros.
Dios es fiel, y su
fidelidad va más allá de lo que ven nuestros ojos, Dios está en nuestros valles
como nuestro Pastor, como nuestro Confortador y como nuestro Consolador, porque
Él entiende perfectamente cada una de nuestras aflicciones, no es ajeno a
nuestro dolor porque Él mismo es un varón de dolores experimentado en quebranto
(Is 53:3), es
un Pastor experimentado y no opera nuestro sufrimiento en base a una ignorancia
sino en la base de su propia experiencia, y por supuesto nunca nadie
igualará el valle de dolor que atravesó nuestro Pastor y Señor Jesús el Cristo,
quien por el gozo puesto delante sufrió la cruz menospreciando el oprobio (He 12:2), cargando la ira de Dios que
correspondía a nosotros y sufrió nuestros dolores, y experimentó nuestros azotes
y tormentos.
Hebreos 2:18 Pues en cuanto él mismo sufrió [padeció] siendo tentado (probado), es poderoso para socorrer a los que son tentados (puestos a prueba).
Al final es para nuestro bien
Esto
nos lleva a la conclusión certera, aunque incomprendida para la razón humana,
de que las aflicciones al final son para nuestro bien, en
otras palabras, ¡Ninguna aflicción es absurda! ¡Todo lo que Dios hace tiene
sentido! Jesús sufrió la cruz y menosprecio el
oprobio por el gozo puesto delante de él y se sentó a la diestra del trono de
Dios (Hebreos 12:2) …pasando
el valle de la aflicción y sufrimiento Dios tiene preparado algo verdaderamente
reconfortante para cada uno de sus hijos. Al final del cautiverio del pueblo
judío en Babilonia Dios había diseñado algo reconfortante para ellos, y se lo
anuncio de ante mano por medio del profeta Jeremías 29:11
Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de ustedes, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para darles el
fin que esperan.
Juntos
Romanos 8:28 Y
sabemos que a los que aman a Dios,
todas las cosas les ayudan a bien, esto
es, a los que conforme a su propósito son llamados. 29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó [eligió
con anticipación] para que fuesen hechos
conformes a la imagen de su Hijo, para
que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Si el Hijo de Dios
fue “un varón de dolores experimentado en
quebranto”, conformarnos a su imagen tiene necesariamente que hacernos
pasar por valles de dolor, el apóstol Santiago escribe en su carta; Santiago 1:2 Hermanos míos, tengan por sumo gozo cuando se hallen en
diversas pruebas, 3 sabiendo que la
prueba de su [de ustedes] fe produce paciencia. 4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que sean perfectos y cabales, sin que les
falte cosa alguna.
Al final, cada valle
de aflicción tiene la nobleza de hacernos perfectos y cabales para glorificar a
Dios, el sufrimiento es el formón que Dios usa para tallar en nosotros la
imagen quebrantada y feliz de su Hijo, por lo tanto, las aflicciones son de
alguna manera el escenario que Dios monta para que nosotros seamos conformados
a la imagen perfecta de su Hijo y reflejemos su valor y su hermosura, esto nos
hace ver que nosotros no somos el centro de atención en el escenario de la
aflicción y sufrimiento, sino que fuimos puestos ahí para que como un espejo apuntemos
y reflejemos hacia el Cristo todo suficiente. La virtud del cristiano es soportar
todos los ríos de aflicción que arremeten y azotan a todas las casas, con la
única diferencia de que la casa del cristiano no se derrumba porque está
cimentada en la Roca firme que es Cristo. Jonathan Edwards (un predicador del año 1700) dijo: “Mientras más pesada la cruz,
más pesada será la corona.” Todo lo que Dios trazo para nuestro sufrimiento
solo será en esta vida carnal, luego de esto reinaremos con Cristo sin penurias
ni tristezas, mientras que para el incrédulo que disfruta de esta vida pasajera
le esta trazado un sufrimiento mucho más horrendo y eterno.
Varones experimentados en dolor y quebranto
Ahora bien, pasando
todo el valle de sufrimiento con el que Dios nos ha afligido podemos ver que no
solo nos hizo beber esa copa amarga porque nos ama y nuestras vidas son
importantes para Él, sino también nos pasó por ese valle porque es necesario
para el bien de otros hermanos, ¡SI, Oyó bien!, Dios también nos hace sufrir
para el beneficio de otros hermanos ¿de qué manera? Pues bien, Pablo en su
segunda carta a los corintios nos muestras como el sufrimiento personal tiene
un efecto positivo para la vida de otros creyentes:
2°Corintios 1:3
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesús, el Cristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, 4 el cual nos
consuela en todas nuestras tribulaciones, para que
podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados
por Dios. 5 Porque de la manera que abundan en nosotros las
aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra
consolación. 6 Pero si somos atribulados, es para su [de ustedes] consolación y
salvación o si somos consolados, es para su [de ustedes] consolación y
salvación, la cual se opera en el
sufrir las mismas aflicciones que nosotros también sufrimos [padecemos].
Al sufrimiento le
prosigue la experiencia, la experiencia de conocer la consolación del Señor lo
cual se transforma en una virtud para saber consolar también a otros hermanos cuando
se encuentren en el mismo valle o similar, es la experiencia de los valles lo
que nos va formando en varones experimentados en el dolor y quebranto, y sé que
esta figura o imagen de Cristo no es atractiva para el cristiano, pero así es
el Señor, y conformarnos a Él se hará necesariamente por medio de la
experiencia y pericia del sufrimiento.
Por otro lado, ningún
valle de sufrimiento fue diseñado para que nos quedemos a sufrir allí para
siempre, hay cristianos que a veces no pueden superar una tragedia, y deciden
quedarse a morar en el valle de sufrimiento, y aunque ya se le dio el alta en
el hospital del sufrimiento de todos modos siguen estacionados por muchos meses
allí, sin embargo, llega un momento en que cuando se acaba el valle debemos
salir de allí y voltear esa página de nuestra vida a fin de poder continuar
escribiendo nuestra historia.
El valle es solo un
periodo hasta que la etapa se ha cumplido, Salomón escribió en su libro de Eclesiastés 3:4 tiempo de llorar, y tiempo de reír tiempo de endechar, y
tiempo de bailar… Hay un momento para sufrir y otro para dejar de sufrir,
cuando el rey David sufría por su primer hijo con Betsabé (estaba enfermo) estuvo entristecido y humillado sin recibir comida
por siete días mientras el niño padecía la enfermedad, pero cuando hubo muerto
David volvió en sí y dio vuelta esa página y prosiguió con su vida, no se quedó
a morar en el valle de la angustia (2°Sa 12:15-24).
El sufrimiento nos deja lecciones muy importantes, de modo que debemos prestar
mucha atención a fin de no repetir más de una vez el mismo valle.
Nunca se nos anuncia
que en breve atravesaremos estos valles, sino que somos lanzados allí y sin
previo aviso, por lo tanto, todo cristiano que ha experimentado el valle del
sufrimiento nunca se relaja cuando ha salido de él, sino que siempre está
velando para no ser devastado cuando se encuentre en otra aflicción. En otras
palabras, debemos estar preparados para sufrir, y no hay mejor preparación que
estar llenos del Espíritu Santo ¡Clame a Dios por esto! Para que sea el
Espíritu quien dirija todas sus acciones y emociones en medio de estos valles.
Prueba o Consecuencia
Finalmente hay que
identificar cuando se está sufriendo a causa del pecado bajo la disciplina del
Señor, y cuando es un valle de perfección como el de Job. Si está sufriendo, no
como una disciplina, sino porque la gracia de Dios quiere perfeccionarlo y
purificarlo como a la plata en un horno, siéntase honrado por tamaña elección,
y cumpla con la mayor gloria posible el propósito de su llamamiento al
sufrimiento, y no olvide que de su respuesta a la aflicción dependen la
exaltación de Dios, todo lo que hablamos hasta aquí tiene que ver con este tipo
de sufrimiento.
Ahora, si su
sufrimiento no es de una naturaleza semejante a la de Job, sino que está
sufriendo bajo la disciplina correctiva de Dios por el pecado, tampoco se
desanime sobremanera, sino alégrese y siéntase seguro en Dios, porque la
disciplina manifiesta el precioso amor paternal de Dios por usted, para que por
medio del arrepentimiento genuino pueda volver al gozo del Señor;
Hebreos 12:5 y han
ya olvidado la exhortación que como a hijos se les dirige, diciendo: Hijo mío,
no menosprecies la disciplina [entrenamiento, educación] del Señor, Ni desmayes
cuando eres reprendido por él 6 Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a
todo el que recibe por hijo. 7 Si soportan la disciplina
[entrenamiento, educación], Dios les trata como a hijos porque ¿qué hijo es
aquel a quien el padre no disciplina? 8
Pero si se les deja sin disciplina [entrenamiento, educación], de la cual todos
han sido participantes, entonces son bastardos, y no hijos.
¡La disciplina del
Señor nos conviene en muchos sentidos! Dios nos disciplina para que participemos de su santidad (He 12:10) porque
sin santidad nadie verá al Señor” (He 12:14) ¿Qué
sería de nosotros si el Señor no nos disciplinara cuando nos desviamos de sus
caminos? Tal pensamiento me lleva a amar la disciplina del Señor, porque hace
que la seguridad de mi salvación no descanse en el hecho de que yo amo lo
suficiente a Cristo como para no perderme sino sobre el hecho de que Él me ama
a mí lo suficiente como para no permitir que me aparte de Él, porque es Él
quien me sostiene con su mano y no yo con mis pobres manos de arena; y su mano
sabe cuándo presionarnos más fuerte para no perdernos.
Aliéntese con estas promesas
Si con nuestras
mentes nos fuéramos más allá de esta dimensión, aun allí encontramos palabras
de aliento para nosotros, “Él consolará y enjugará toda lagrima de los ojos
sufrientes” todo dolor y tristeza que hayamos pasado serán consoladas para
siempre con Dios en su reino celestial y eterno. ¿Considera haber sufrido
mucho? ¡No se desanime, Dios quiere secar esas lagrimas personalmente y
consolarlo con una eternidad gloriosa a su lado!
Apocalipsis 21:4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá
muerte, ni habrá más
llanto, ni clamor, ni dolor; porque las
primeras cosas pasaron.
La paz del Señor Jesús el Cristo. –
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