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MENSAJE VIERNES 27-07-2018
Por Hna. Noemí
Introducción
Tito
2:3 Las
ancianas asimismo sean reverentes en su porte no calumniadoras, no esclavas del vino,
maestras del bien 4 que enseñen a las mujeres jóvenes a
amar a sus esposos y a sus hijos, 5 a ser prudentes, castas, cuidadosas
de su casa, buenas, sujetas a sus esposos, para que la palabra de Dios no sea
injuriada [calumniada, blasfemada].
Esta cita en primera instancia nos muestra la necesidad funcional del
ministerio de la mujer dentro de la Iglesia, ministerio que consiste en instruir
a las más jóvenes para que la palabra de Dios no sea blasfemada. Trabajo
que le corresponde en primera instancia a las ancianas, esposas que ya hayan
transitado muchos años por la senda angosta manteniéndose firme en la fe del
Señor Jesús.
A su vez, este pasaje también nos muestra cuales son los requisitos y
parámetros que definen a una anciana apta para esta labor de instrucción de las
más jóvenes, y vamos a profundizar un poco en este asunto:
Las mujeres que sirvan como maestras de las más jóvenes deben ser; reverentes en su porte, como se expuso
en meditaciones anteriores lo cual hace referencia a la conducta de la mujer, o
sea, que su conducta demuestre reverencia en primer término a Dios y que sean
mujeres honorables y respetuosas. Otro requisito que se había expuesto era; “No calumniadoras”, mostrando este mal
hábito primeramente como un pecado que desagrada profundamente a Dios y luego
también observando el daño que ocasiona en la unidad de la Iglesia. También
habíamos desarrollado como requisito indispensable para la mujer que éstas no
mantengan ninguna clase de vicio ni debilidades sino antes sean maestras del bien, lo cual tiene que ver
con el ejemplo que sus vidas les brindan a las mujeres más jóvenes, primeramente
desde su funcionalidad en el hogar enseñándoles a amar a sus esposos y a sus
hijos, y esto es lo que nos interesa desarrollar específicamente con esta
meditación: “que enseñen a las mujeres jóvenes a
amar a sus esposos y a sus hijos”
El porqué de esta exhortación
¿Porque Pablo le hace estas recomendaciones a Tito?
Desde el inicio de
la carta Pablo le escribe a Tito cuál era específicamente su trabajo en las
Iglesia de Creta; Tito 1:5 Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente… y entre tantas cosas deficientes a corregir una
de ellas eran los matrimonios jóvenes y más precisamente la conducta de las
esposas.
Es obvio que se
trataba de una cuestión cultural de la época, una cultura mundana y liberal (no muy diferente a la de hoy) a la que
no habían renunciado. En otras palabras, el cuadro o contexto que nos presenta
este pasaje de Tito (Tit 2:4) es
que se debía corregir la mala conducta de las mujeres jóvenes respecto de su propio
hogar; mujeres despreocupadas de su familia, carentes de afecto para sus
propios esposos y desentendidas de la crianza de sus hijos, conducta que habían
heredado de su propia cultura mundana y liberal. Entonces el objetivo de esta
exhortación es derribar esa cultura mundana y establecer la cultura y costumbre
de Dios para la conducta de las mujeres en su propio hogar.
1)
Que
aprendan a amar porque no saben hacerlo
El hecho de que
Pablo escriba que se les enseñe a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a
sus hijos es porque no sabían hacerlo, pero ¿Qué es amar al esposo o que es
amar a los hijos? ¿a qué se refiere Pablo con esta demanda?
La palabra que
utiliza el texto original en griego para “amar
al esposo” es “filandros”, y se
refiere a “afecto o cariño al varón (esposo)”,
y la que se utiliza para “amar a los
hijos” es “filoteknos” y se
refiere a “afecto y cariño a los hijos”,
dicho de otro modo; las esposas jóvenes de esa época no tenían cariño y afecto
por sus propios esposos e hijos sino solo por ellas misma.
Tal conducta, es lo
que tristemente se ve hoy en día en las mujeres cristianas de hoy, y esto por
supuesto lo han heredado de la cultura mundana y liberal: Genera tristeza ver
como las esposas de hoy por causa de ir al gimnasio y cuidar sus cuerpos son
capaces de abandonar a sus hijos y desatender a sus esposos, como también otras
esposas que por causa de querer seguir estudiando abandonan su hogar y sus
hijos a fin de terminar sus estudios, otro caso es el de mujeres que por causa
del trabajo abandonan la crianza de sus hijos, y también otras que tan solo por
el hecho de no querer estar en su propia casa están todo el día afuera o en
casa de sus padres sin asumir la responsabilidad de su propio hogar.
Aprender a amar
radica en tener afecto y cariño hacia su propia familia, tanto como para el
esposo como para los hijos, pero no simplemente desde el punto sentimental y
afectivo, sino también desde la responsabilidad funcional que Dios legó a las
esposas de forma objetiva… ya vamos a desarrollar este punto más adelante.
Un ejemplo de mala
esposa o de esposa sin afecto a su propio marido fue Mical y otra fue la esposa
de Job;
1°Cronicas 15:29 Pero
cuando el arca del pacto [alianza, convenio, acuerdo] de Jehová llegó a la
ciudad de David, Mical, hija de Saúl, mirando por una ventana, vio al rey David
que saltaba y danzaba y lo menospreció en su corazón.
Job 2:8 Y
tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza.
9 Entonces le dijo su mujer: ¿Aún
retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. 10 Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres
insensatas [irracional, fatuas], has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el
bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.
En estas dos citas
bíblicas tenemos a dos malas esposas, Mical que solo por pensar en ella misma,
en su posición social y en el “qué dirán”
no tuvo afecto hacia David su esposo, sino que lo menospreció en su corazón, no
fue capaz de acompañar a su esposo en este sentir hacia Dios, sino que se
avergonzó y solo pensó en ella. El otro ejemplo de mala esposa es la mujer de
Job, quien viendo que su marido estaba todo lastimado por las llagas de la
sarna no fue capaz de mostrase afectuosa sino disgustada al punto de blasfemar
contra Dios, no le importó su esposo sino su propia vida “maldice a tu Dios y muérete así quedo libre” …
Y si buscamos
ejemplo de malas madres respecto de sus hijos podemos ver un caso que es el que
se menciona en el libro de 1°Reyes:
1°Reyes 3:18
Sucedió al tercer día después de dar yo a luz, que ésta dio a luz también, y
morábamos nosotras juntas ninguno de fuera estaba en casa, sino nosotras dos en
la casa. 19 Y una noche el hijo de
esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él… 26 Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, habló al rey
(porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ah, señor mío!
den a ésta el niño vivo, y no lo maten. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a ti
pártanlo.
Este sería el caso
de una mujer descuidada con su bebé, lo cual dicho de otro modo se trata de una
mujer sin afecto para su hijo.
Entonces, el primer
llamado a las esposas jóvenes es que aprendan a ser afectuosas y demostrativas
en el cariño a sus esposos e hijos. Suele suceder muy a menudo en la vida
cristiana que uno tiene facilidad para ser simpático o afectuoso con personas
ajenas a la familia; con sobrinos u
hijos de amigos como también simpáticos con personas grandes, pero no
así en la casa en donde no se le tiene paciencia a los hijos ni tolerancia al
esposo. También sucede que se tiene mucha disposición para colaborar y hacer
cosas en la Iglesia, pero al precio de descuidar el propio hogar, irónicamente
se trata de ayudar a otros a que logren una familia unida en Cristo que
nosotros no tenemos… He visto a tantas madres abandonar sus hogares para hacer “horita feliz” pero sus propios hogares
carentes de toda felicidad.
2)
Darán
cuenta delante de Dios
La otra cosa que hay
que entender es la funcionalidad de la esposa en el hogar respecto de los hijos,
lo cual en un sentido espiritual sería amar de acuerdo a la voluntad de Dios:
Salmo 127:3 He
aquí, herencia de Jehová son los hijos Cosa de estima el fruto del vientre. 4 Como flechas [saetas] en mano del
valiente, Así son los hijos habidos en la juventud.
Los hijos son
herencia de Dios, son almas que Dios nos legó para que nosotros como padres
asumamos la responsabilidad de dirigirlos en toda su crianza para que cuando ya
sean grandes tengan una buena dirección, de ahí la comparación de los hijos con
flechas, en tal caso nosotros somos el arco que debe dispararlos hacia una
dirección correcta, en el caso de la familia cristiana los hijos por supuesto
deben ser disparados hacia el cielo, hacia la vida eterna.
Un ejemplo un poco
drástico puede ilustrar esta responsabilidad; imagina que por alguna razón
tienes que salir de viaje por uno o dos meses y no puedes llevar a tu hijo de 2
años, y buscas una niñera que te los cuide en tu ausencia, se supone que uno
buscaría una niñera que haya criado hijos y que sea responsable en darle de
comer, bañarlo y vestirlo y cuidar su integridad física, pero qué harías si
cuando regresas a casa la niñera te entrega tu hijo de 2 años muerto, y te dice
—sucedió algo horrible, me descuidé y el
chico metió los dedos en el enchufe— ¿tú qué harías?... Bueno, ahora
imagínate la situación, pero tú eres la niñera y Dios el Padre, y llegado el
momento te tienes que presentar delante de Él y entregarle a su hijo que te
encargo que se lo cuides, y tú dices —aquí
está tu hijo, está muerto en delitos y pecados, me descuide en su crianza, en
su educación— ¿Qué piensas que haría Dios contigo?... Eso es lo que toda
madre debe tener en cuenta… Tener un hijo es una responsabilidad que Dios
demandará de toda madre y todo padre, debemos saber que si nuestro hijo fracasa
en la vida es porque los padres fracasaron en su educación y formación.
Entonces, amar al
esposo y a los hijos tiene que ver con asumir la responsabilidad que Dios nos
legó como familia. Se trata del rol de la esposa y el rol del esposo, en el
sentido práctico el rol de las mamás es amar a sus hijos tanto de forma cariñosa
y afectiva como también en el sentido de su crianza, su educación y formación
hasta su edad de preadolescente, a partir de esta edad es el padre quien debe
guiarlo e inducirlo hacia una profesión.
3)
Algunos
ejemplos de buenas esposas
Algunas buenas
esposas mencionadas en la Biblia son; Sara esposa de Abraham quien acompaño a
Abraham en todo lo que Dios le había ordenado sin serle estorbo en su
peregrinar, también Rebeca esposa de Isaac quien por amor a su esposo dejó
también a su familia para seguirlo en todo lo que Dios le había mostrado.
También podemos citar a Jocabed mamá de Moisés, quien por amor a su hijo puso
en riego su propia vida a fin de que su hijo no muera. También Ana mamá de
Samuel, que al principio no tenía hijos porque era estéril, sin embargo, el
primer hijo que tuvo, sin saber si tendría otros, lo dedicó a Dios, agarró esa
saeta y la disparo hacia Dios… No podemos dejar de citar a Eunice mamá de
Timoteo quien a pesar de tener un esposo griego de todos modos instruyó a su
hijo en las sagradas escrituras desde pequeño. Y, por último, el gran ejemplo
de la mujer virtuosa, aquella mujer que pone a su familia por delante para
honrarla y amarla como Dios manda.
4)
Trasmitiendo
con el ejemplo
El hogar es el
taller de formación de todo hombre y de toda mujer, es allí donde pulimos el
verdadero cristianismo y es por medio del hogar que se obtiene la aptitud para
servir en la Iglesia, aquí Pablo le pide a Tito que las mujeres mayores, las
que en verdad aman a sus esposos e hijos en todo sentido, les demuestren a las
más jóvenes como amar pero con el ejemplo, tal como en la última meditación se
expuso, no es una clase teórica sino una demostración con hechos aplicados en
la vida personal.
La paz del Señor Jesús.
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