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MENSAJE
DOMINGO 05/08/2018
Por el Hno. Gabriel. -
Introducción
1°Corintios 11:1 Sean
imitadores de mí, así como yo de Cristo.
En eso consiste la vida
cristiana ¿verdad?, el desarrollo de la vida cristiana debe ser una copia fiel
y autentica de la vida de Cristo ¿Cuántos hoy pueden decir lo mismo? ¿Cuántos
pueden hoy ponerse de pie y atreverse a decir sean imitadores de mí, así como
yo de Cristo? ¿Si alguien se dispusiera a imitarte desde hoy el resultado final
de tal persona seria ser como Cristo?
¿Saben que el
discipulado en realidad consiste en eso? Que no se trata solo de clases
teóricas desde una pizarra sino de un andar diario con Cristo que pueda marcar
el camino de los que están iniciando.
La base del
cristianismo radica en practicar la vida cristiana, practicar el amor,
practicar la comunión, practicar la lectura, practicar la oración ¿no fue acaso
eso lo que hizo el Señor Jesús con sus seguidores?
¿Cuánto imitas a
Cristo?
Filipenses 1:21
Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.
¿Muchos aquí quieren
que su morir sea ganancia verdad? Pero no quieren que su vivir sea Cristo, sin
embargo, el hecho de que su morir sea ganancia es el resultado de que su vivir
haya sido Cristo, de otra manera no sucederá.
El vivir del
cristiano es Cristo, y debe ser así, porque la vida cristiana radica en
desplazar la vieja vida mundana y abundar en la nueva vida cristiana.
Gálatas 2:20 Con
Cristo «estoy juntamente crucificado,» y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí y
lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me
amó y se entregó a sí mismo por mí.
Y ya no vivo yo sino
que Cristo vive su vida en mí… ¿saben que esto es para muchos simplemente
poesía? Para otro es quizás un misterio, es como un chino antiguo, llevan años
en la congregación pero no saben si este pasaje habla de algo literal o
simbólico, y tristemente concluyen que es simbólico y esa
es la razón por la cual nunca conocen al Señor, pueden estar años cantando en
una Iglesia pero desconocerlo totalmente, pueden incluso involucrarse en
actividades religiosas pero llegar al final de sus vidas y no entrar al reino
de los cielos porque no conocen al Señor y el Señor tampoco los conoce a ellos,
es como llegar a la puerta y desconocer la contraseña para entrar.
No quiero causarles
miedo, quiero pensar y estar convencido que la vida cristiana es algo muy
serio, juega con cualquier otra cosa, pero no con la sangre de Cristo.
Esta meditación
tiene como título “Anhelando o Aguantando” y de hecho la raíz de este mensaje
no es algo que me pertenezca, sino que fui cautivado cuando escuche a cierto
anciano hablar del “Anhelar a Cristo” recuerdo que eso despertó en mi un
sincero interés por buscar a Cristo, de repente era como darme cuenta de que
Cristo no estaba en mi vida, me veía como las doncellas del libro de cantares
preguntándome ¿Señor dónde estás? ¿Dónde sesteas a medio día? O como Juan
cuando vio al Señor y lo único que atino a decirle fue ¿Señor donde moras? Esa
fueron las preguntas que literalmente le hice al Señor cuando entendí que
necesitaba buscar a Cristo; ¿Dónde moras? ¿Dónde te encuentro? Y es que recién
por primera vez lo anhelaba, lo deseaba, quería conocerlo, que sea real en mi
vida.
¿Anhelas a Cristo?
Seguramente en más de
una ocasión hemos experimentado lo que es el anhelo por ciertas cosas
materiales que deseábamos y no podíamos obtener, y de alguna manera nos
esforzamos ya sea trabajando demás o privándonos incluso de comida y ropa con
tal de alcanzar aquello que anhelaba nuestro corazón, pues bien, del mismo modo
y aun superior debemos experimentar anhelar a Cristo, y estar dispuesto a
sacrificar todo lo que sean necesario para alcanzarlo a Él.
¿Le deseamos a Él
con todas nuestras fuerzas? ¿Es Cristo quien cautiva nuestra atención y nuestra
mirada? ¿Le perseguimos de tal manera que quisiéramos alcanzarle todos los
días? ¿Trabajamos y nos esforzamos por alcanzarle? ¿anhelamos o aguantamos a Cristo?
Juan 12:32 Y yo,
si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.
El Señor Jesús es el
centro de atracción de la vida cristiana, es el imán de todo cristiano, él debe
atraernos, y eso implica que nosotros lo anhelemos, lo deseemos. Las escrituras
nos hablan de Cristo como de un tesoro de insuperable valor, aquel que halló a
Cristo encontró el tesoro que sobrepasa toda riqueza mundana, nada hay que lo
supere, pueden literalmente ofrecerle todas las riquezas del mundo, pero el
cristiano autentico jamás renunciara a Cristo, ni por un trabajo, ni por una mujer,
ni por ninguna situación, Cristo es insuperable, es infinitamente valioso e
irresistiblemente hermoso.
Las escrituras de
hecho están llenas de ejemplos de esta verdad, pero uno de los que más
sobresale para este caso es el ejemplo de Moisés:
Hebreos 11:24 Por
la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, 25 escogiendo antes ser maltratado con
el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, 26 teniendo por
mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque
tenía puesta la mirada en el galardón. 27 Por la fe dejó a Egipto, no temiendo
la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible.
Aquí el ejemplo de
un hombre que lo tenía todo en aquel palacio, prestigio, posición social,
jerarquía, posición económica, poder, placer pecaminoso de todo tipo, herencia,
pero renunció a todo ello porque encontró un tesoro mucho más valioso, elevado
e incomparable en Cristo, y puso su mirada en ese galardón, por causa de ese
galardón dejó Egipto y se fue como peregrino por medio de un desierto calcinante
persiguiendo ese tesoro, sosteniéndose solo como viendo al Invisible (lo cual es vivir por fe) y finalmente
lo poseyó, Dios vino a su vida y el resto de la historia ya la conocen.
Hebreos 12:1 Por
tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de
testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con
paciencia la carrera que tenemos por delante, 2 puestos los ojos en
Jesús, el autor y consumador de la fe,
el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, despreciando el
oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Colosenses 3:1 Si,
pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de
arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2 Poned la mira en
las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en
Dios.
Como cristiano
debemos dejar Egipto, no hemos sido diseñados para vivir en este mundo
esclavista, sino Dios nos escogió para vivir en una patria celestial reservada
en los cielos, debemos entonces abandonar este mundo y emprender nuestro éxodo
hacia la patria celestial, de hecho, de eso se trata el concepto de vida
cristiana; ¿cuántos como Moisés hay hoy por hoy en las iglesias? Debemos poner
nuestra mirada en el galardón y dejan el Egipto esclavista, debemos dejar de “aguantar
a Cristo” y debemos de una vez por todas empezar a “anhelar a Cristo”, anhelar las
cosas celestiales, anhelar nuestro verdadero hogar.
No les estoy
invitando a una vida miserable, sino les estoy invitando a una vida rica y
abundante pero en Cristo, a una vida que solo tiene su enfoque en Cristo,
porque aquel que encontró a Cristo entonces encontró la única riqueza que
definitivamente tiene valor;
Mateo 13:44
Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo,
el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por
ello va y vende todo lo que tiene, y
compra aquel campo.
¡Gozoso por ello va
y vende todo lo que tiene! ¡Gozoso se desprende de todo lo que tiene porque ha
encontrado a Cristo!, porque es consiente que no hay nada en este mundo que
pueda superar la preciosidad y hermosura del reino de Cristo, y por esta razón
Cristo pasa a ser el anhelo constante durante toda su vida. El hecho de que Él
sea la perla de gran precio significa que Él es invaluable.
Una hermana me dijo
una vez —Usted habla mucho del tesoro escondido— y es que yo entiendo que esta
parábola identifica perfectamente una verdadera conversión cristiana, y lo único
que va a hacer la diferencia entre un cristianismo light y un cristianismo
autentico es haber encontrado a Cristo, es haber aunque sea visto a la
distancia el tesoro y desesperarse por poseerlo, nada más va a tener sentido en
la vida del cristiano sino hasta que ha llegado a ese campo desprendido de todo
lo que lo ataba para abrazar ese tesoro y decir de alguna manera —eres
mío, ¡Cristo eres mío y solo mío— a eso me refiero con “anhelar a Cristo”
Y hemos de saber que
esa es la forma en la que Cristo nos anhela también para él. Cristo quiere que
nosotros seamos de Él y solo de Él, no está dispuesto a compartirnos con nadie,
sino que interpuso su sangre para comprarnos solo para Él:
Santiago 4:4 ¡Oh
almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?
Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de
Dios. 5 ¿O pensáis que la Escritura
dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela (desea)
celosamente?
En otras palabras, el
Espíritu Santo que Cristo hizo morar en nosotros nos anhela, desea que
solamente seamos para Dios y de ninguna manera quiere compartirnos con el
mundo, sino que día a día busca acercarnos más y más a Dios alejándonos del
mundo y de todas sus pasiones pecaminosas. Jesús ama a su Iglesia del mismo
modo que un esposo a su esposa, ningún hombre o mujer en su sano juicio estaría
dispuesto a compartir su pareja con otro, de hecho, cuando una de las dos
partes incurre en infidelidad en la mayoría de los casos esto concluye con la
ruptura del matrimonio, se divorcian.
Lo mismo nos
sucederá con todos aquellos que diciéndose cristiano desean pertenecerle a Dios
y a su vez están engañándolo con el mundo, esta es la razón por la que el apóstol
Santiago escribe que “todo aquel que quiera ser amigo del mundo se constituye
enemigo de Dios”, y la expresión “amigo del mundo” no se refiere
simplemente a mantener una relación social de amistad con personas del mundo,
sino se refiere principalmente a aquel sentimiento de amor y querencia por alcanzar
las cosas del mundo junto con todas sus pasiones pecaminosas (eso es hacerse amigo del mundo, es querer
su educación, su estudio, casas, trabajos, fiestas, estilos de vida, vicios,
modas, liberalidad), eso es mantener una amistad con el mundo, como dos
amigos inseparables que van juntos a todos lados (cristianos que van con el
mundo a la iglesia y quieren encajarlo allí), en otras palabras todos aquellos
que diciéndose cristianos siguen aún amando el mundo y sus pasiones son
considerados enemigos por parte de Dios, son como esposas o novias infieles,
Dios ya no las va a sufrir más.
Si Dios nos anhela
de tal forma, nosotros como cristianos debemos corresponder de la misma manera
a aquel celo que Dios tiene por nosotros, siendo también nosotros para con Él
una iglesia que “anhela celosamente a Cristo” para estar solamente con Él y
nadie más.
Aguantando a Cristo
¿Cuál sería la postura
contraria a anhelar a Cristo? Yo le llamo “Aguantar a Cristo” y sin ánimo de
ofender a nadie muchos que se dicen cristiano incluso aquí, están solamente
aguantado a Cristo.
Prefieren aguantar
una vida cristiana mediocre, sin lectura, sin oración, sin arrepentimiento, sin
preparación, permitiéndose algunos deleites pecaminosos, imaginando que de esa
forma van a llegar al cielo, pero eso sencillamente no va a suceder, porque es
imposible que una persona encuentre lo que jamás estuvo buscando, el
cristianismo no se trata de tropezar con la vida eterna como una cuestión de
suerte, sino que habiendo entendido la acción de Cristo por nuestros pecados
provoca en nosotros la necesidad imperiosa de seguirlo.
Muchas personas que
asisten a las reuniones de la iglesia cada domingo, no lo hacen porque están
anhelando a Cristo, sino porque están aguantando a Cristo, están aguantando una
vida religiosa sin gozo, sin felicidad, sin amor, sin paz, como llevando cada
día una pesada mochila desagradable y molesta que deben soportar para poder
llegar al cielo. Pero lo curioso de esto es que de esa forma nadie llegara al
cielo. Porque no se trata de aguantar a Cristo para ser adentrados al cielo, sino
de un nuevo nacimiento, de una conversión de mente que nos lleva a enfocarnos
solo en Cristo y ser adentrados al cielo como consecuencia.
Es normal que una
persona mundana desprecie a Cristo, pero NO es normal que un cristiano este
amando el mundo y despreciando a Cristo. Antes de venir a Cristo, siendo
hombres y mujeres del mundo, deseábamos por naturaleza las cosas del mundo (Ef 2:2-3), pero cuando nos convertimos
a Cristo pasamos a ser una nueva creación en Él, morimos a la vieja naturaleza y
nacemos de nuevo para andar una vida nueva (Ro 6:4),
con una nueva mente la cual es la mente de Cristo en nosotros (1°Co 2:16), para que nuestro anhelo y
deseo ya no sea por lo terrenal sino desde ahora por lo celestial, y por ello
vamos a trabajar y esforzarnos por alcanzar aquello que tanto deseamos.
No debemos olvidar
que los cristianos no somos de este mundo, estamos solo de paso, no debemos
poner nuestra mirada y atención en este mundo, este mundo pasa junto con todos
sus deseos, pero no así los que esperan en Dios.
Filipenses 3:20 Más
nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador,
al Señor Jesucristo;
Hebreos 11:13 Conforme
a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de
lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y
peregrinos sobre la tierra 14 Porque
los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; 15 pues si hubiesen estado pensando en
aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. 16 Pero ANHELABAN una mejor, esto es,
celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque
les ha preparado una ciudad.
¡Anhelaban una mejor patria! ¡Una mejor ciudad! ¡Un mejor reino, un mundo nuevo! Y por esta razón pasaron por este mundo confesando que eran solo extranjeros y peregrinos, pero cuando llegaron a las puertas eternas y golpearon para entrar Dios no se avergonzó en llamarse Dios de ellos, sino que, así como ellos lo confesaron con sus vidas en la tierra Él también lo confeso en los cielos como verdaderos hijos y herederos de Cristo.
Entonces, en función
de esto les digo;
Mateo 6:19 No os
hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde
ladrones minan y hurtan; 20 sino
haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde
ladrones no minan ni hurtan. 21
Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
¡Anhelemos a Cristo!
Vayamos en pos de Él, que sea una revolución para tu vida, que sea un
avivamiento para tu alma, y que sea una pasión verdadera para tu cristianismo. No
puede ser de otra manera, su hermosura es tan grande que es inevitable no caer
a sus pies, somos cautivados en pos de Él de modo tal que no tenemos ojos sino tan
solo para mirarlo a Él. Ese es el efecto de conocer a Cristo, es imposible que
un hombre que diga conocer a Cristo no tenga la determinación de dejarlo todo y
seguirlo con todo su corazón, hasta sería pecado pararse frente a Él y no
desearlo con todas tus fuerzas.
A continuación, la
carta de una esposa a su esposo sentenciado a muerte, ni suelo hacer esto, pero
a través de la carta podemos ver como Jesús es infinitamente valioso e irresistiblemente
hermoso en la vida de ciertos cristianos que glorificaron a Dios incluso el día
de su muerte:
Christopher
Love fue un predicador puritano que nació en Gales en 1618. En una ocasión
escuchó una predicación, y sintió una profunda convicción de su pecado. Tal era
de visible su estado, que su padre le encerró en una habitación para que no
pudiera ir a la iglesia. Sin embargo, él escapó. Al tiempo, marchó a Londres y
se convirtió en pastor; conoció a su esposa: Mary Stone, con la cual tuvo 5
hijos. En 1651, Chrisopher fue apresado y castigado con decapitación por su fe.
Su esposa Mary, embarazada de su último hijo, le escribió una carta antes de la
muerte de su esposo que decía:
"Antes
de escribir una palabra más, te pido que no creas que soy tu esposa, sino una
persona amable que te escribe. Espero que hayas entregado libremente a tu
esposa e hijos al mismo Dios que dijo en Jeremías 49:11: 'Deja tus huérfanos,
yo los criaré; y en mí confiarán tus viudas'. Tu Creador será mi marido, y un
Padre para tus hijos. Oh, que el Señor te guarde de tener un sólo pensamiento
de preocupación por tu familia. Yo anhelo que te rindas en las manos del Padre,
y no sólo veas todo esto como una corona de gloria para ti al morir por Cristo,
sino como un honor también para mí que yo tenga un esposo para renunciar a los
pies de Cristo. No me atrevo a hablarte de ello, ni aun tener un pensamiento en
mi corazón acerca de mi pérdida indecible, sino que mantendré los ojos fijos
completamente en tu ganancia inexplicable e inconcebible en toda esta
situación. Simplemente tú dejas una mujer pecadora y mortal para casarte por
siempre con el Señor de la gloria. Simplemente dejas hijos, hermanas y hermanos
para ir con el Señor Jesús, tu hermano mayor. Dejas amigos en la tierra para ir
a disfrutar el gozo de los santos y de los ángeles y los espíritus de los
justos hechos perfectos en gloria. Tú dejas la tierra por el cielo, y cambias
una prisión por un palacio. Y si los afectos naturales desean comenzar a
emerger, espero que el Espíritu de gracia que hay en ti les sofoque, sabiendo
que todas las cosas de aquí abajo no son más que escoria y estiércol en
comparación con aquellas cosas que están arriba. Sé que mantienes los ojos
fijos en la esperanza de gloria, que hacen que tus pies aplasten las pérdidas
de esta tierra. Cariño, sé que Dios no sólo está preparando la gloria para ti y
a ti para la gloria, sino que estoy convencida de que Él endulzará el camino
que estás atravesando para que aún obtengas gozo y deleite en todo esto. Al
vestirte esa mañana final, oh... piensa: 'Ahora estoy poniéndome mi traje de
bodas para ir a casarme para siempre con mi Redentor'. Cuando el mensajero de
la muerte venga a ti, no lo mires como alguien terrible para tu vida, sino
míralo más bien como un mensajero que te trae nuevas de la vida eterna. Cuando
subas al cadalso, piensa (como me decías a mí) que no es sino tu carro de fuego
para llevarte hasta la casa de tu Padre. Y cuando hayas puesto tu preciosa
cabeza para recibir el golpe de tu Padre, recuerda lo que me hablabas: Aunque
tu cabeza sea separada de tu cuerpo, sin embargo, en un momento tu alma se
unirá a tu Cabeza, el Señor Jesús, en el cielo. No es más que un pequeño golpe
y estarás allí donde los cansados reciben descanso y donde los malvados ya no
pueden afligir. Recuerda que puedes comer tu cena con hierbas amargas, pero has
de tener una cena dulce con Cristo esa noche. Mi querido, por lo que te
escribo, no busco enseñarte: porque estas consolaciones las recibí del Señor
por medio tuyo. No voy a escribirte más ni perturbarte, sino que te encomiendo
a los brazos de Dios, en los cuales pronto estaremos tanto tú como yo. Adiós mi
amado. Nunca volveré a ver tu rostro hasta que ambos contemplemos el rostro del
Señor Jesús en ese gran día."
Christopher
Love respondió a su esposa desde la cárcel, antes de ser decapitado. Lo que
sigue, es un resumen de su respuesta:
"Mi
muy amada, ahora voy de una prisión a un palacio: he acabado mi trabajo, y
ahora voy a recibir mi salario. Me voy al cielo, donde se encuentran dos de mis
hijos, y dejándote en la tierra, donde están tres de mis bebés. Estos dos
anteriores, no necesitan mi cuidado; pero los tres que quedan aquí necesitan el
tuyo. Me consuela pensar que dos de mis hijos están en el seno de Abraham, y
tres de ellos estarán al cuidado de tal madre tierna y piadosa... Regocíjate en
mi alegría... el gozo del Señor es mi fortaleza; ¡Oh! ¡Que sea la tuya también!
Querida esposa, adiós: ya no te llamaré esposa nunca más; ni voy a ver tu
rostro más: pero no estoy tan atribulado, porque estoy yendo a encontrarme con
el Desposado, el Señor Jesús, con el que voy a estar eternamente casado. Adiós
querida amada, me despido. El Señor Jesús sea con tu espíritu, el Hacedor del
cielo y la tierra sea un marido para ti, y el Padre de nuestro Señor Jesucristo
sea un Padre para tus hijos. Tu más afectuoso amigo hasta la muerte,
Christopher Love. El día de mi glorificación. Desde el Tower of London, 22 de
agosto de 1651."
Christopher
Love fue llevado al cadalso, y se le permitió hablar en público. Estas fueron
algunas de sus palabras:
"Hay
sólo dos pasos que me separan de la gloria. Pondré mi cabeza aquí, y ascenderé
al Trono. Estoy cambiando una guardia de soldados por una guardia de ángeles
que me recibirán y me llevarán al seno de Abraham. Estoy cambiando un púlpito
por un cadalso, y un cadalso por un Trono. Estoy cambiando esta multitud
numerosa aquí por la compañía de santos y ángeles en el cielo."
Hermanos, les leí
esta carta para mostrar cómo es que Él llegó a ser el verdadero tesoro de
algunos, tomaron su cruz y decidieron ir en pos de lo supremo, ir por el tesoro
más valioso, decidieron ir en pos de Cristo.
¿Anhelamos a Cristo
o Aguantamos a Cristo?
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