Por el Hno. Martín B.
Jeremías 29:13
13 y
me buscareis
y me hallaréis, porque me buscaréis
de todo vuestro corazón.
Esta es una gran promesa de nuestro Señor Jesús el Cristo. Él ha dado su palabra, es fiel y verdadero diciendo: “y
me buscaréis
y me hallaréis”, son tan bellas estas palabras. Siempre se me pierde el celular
por la casa, las hojas o algo por el estilo, y el sentimiento en ese momento es
la inseguridad de no encontrarlo, pero no así con Dios, es 100% seguro que el
que busca a Dios lo halla.
Nosotros somos los de poca fe, poca confianza, los que envés de clamar a
Jesús corremos a la salita del barrio, a un abogado o a cualquier institución
humana.
El Dios omnipotente sostiene el universo entero en la palma de su mano y
lo hace sin ningún esfuerzo, El tiene todo el poder para librar de cualquier
enfermedad, angustia o aflicción de los que claman a Él.
Como David dice en el salmo 34
8 Gustad,
y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él.
Pero ¿Por qué muchos erran en su búsqueda? Pues, la respuesta está en el
versículo principal de esta meditación Jeremías 29:13
“y me buscareis
y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro
corazón.”
Es porque no lo hacen de todo corazón ¿Qué
significa esto? Que no lo hacen con un corazón de lealtad pura, siguen
aferrándose a algo de este mundo.
Como un hermano una vez dio un ejemplo de una
especie de monos que viven saltando de árbol en árbol. Y los machos de esta
especie no tienen ningún problema en lanzarse de una, por así decirlo, de un
árbol saltando por los aires hasta llegar al otro y parecen disfrutarlo los
tipos.
Pero el caso es, con las hembras de esta especie,
ellas al parecer no están seguras de saltar como los machos sino que en el
tramo de pasar de un árbol a otro no sueltan la rama del árbol en el que están
hasta que recién llegan al otro.
Dejémonos de seguir aferrándonos de las ramas de
este mundo y lancémonos a Jesús, saltando hacia el abrigo del Altísimo,
dejándonos atrapar por su omnipotencia
Esdras 8:22
La mano de nuestro Dios es para bien sobre
todos los que le buscan; mas su poder y su furor contra todos los que le
abandonan.
La paz
del señor Jesús
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