Por el Hno. Gabriel
Daniel 6
1 Pareció bien a Darío
constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas, que gobernasen en todo el
reino.
2 Y sobre ellos tres gobernadores, de los
cuales Daniel era uno, a quienes estos sátrapas diesen cuenta, para que el rey
no fuese perjudicado.
3 Pero Daniel mismo era superior a estos
sátrapas y gobernadores, porque había en él un
espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino.
4 Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino;
mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio
ni falta fue hallado en él.
5 Entonces dijeron aquellos hombres: No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna para acusarle, si no
la hallamos contra él en relación con la ley de su Dios.
Daniel, el
profeta, tuvo que desarrollar su vida en
devoción a Dios en tierra extranjera en medio de una sociedad construida sobre leyes
y principios morales ajenos a la ley de Dios pero no en contra posición directa
de ella. Daniel fue considerado un excelente ciudadano porque cumplió con
toda aquella ley civil y moral siempre que
esta no se interponía con la ley de Dios. Sin embargo a pesar de ser un
buen hombre tenía enemigos que no lo soportaban y le tenían celo debido a su rectitud
y sabiduría, la cual lo hacía superior a todos ellos, y por esta razón estaban
constantemente maquinando cómo hacer para deshacerse de él. Buscaban la forma
de hallarlo en falta para poder acusarle y así condenarlo pero al final no
hallaban ninguna, porque en lo que se refería a la ley vigente Daniel tenía un
desempeño excelente. Por esta razón los enemigos de Daniel consideraron que el mejor camino para encontrar algo con
que acusarle era cambiando la ley vigente en contra de él, y por esta razón
decidieron mediante nuevas leyes atentar
contra la ley de Dios sabiendo que de esta forma tendrían una acusación
contra él.
Es importante
notar que estos hombres (enemigos de Daniel) no promovieron una ley para su
propio beneficio o para el beneficio de los ciudadanos del reino, sino una ley
directamente contraria a los justos, una ley para acusar a los justos.
Promovieron una
ley que en cierto modo era “legalizar la
idolatría del rey” y penalizar a los desobedientes de la misma, porque ninguno
de los habitantes de Babilonia podía orar a su dios sino que tenía que venir al
rey Darío para poner su petición delante de él como si él fuese una especie de “hombre dios” o algo así al cual todos
los habitantes del reino debían honrar. Por supuesto que en este sentido Daniel
obedeció a la ley de Dios - la cual
prohibía la idolatría - y por ende desobedeció la ley de aquel reino, de
este modo sus enemigos encontraron algo con que acusarle y le condenaron a la
muerte. El resto de la historia todos ya la conocen…
Es importante
notar también que Daniel en cuanto supo de la aprobación de aquella ley (edicto)
continúo orando y buscando el rostro de Dios diligentemente tres veces al día.
Esta historia
refleja un poco la situación que como iglesia estamos empezando a vivir en este
tiempo, porque un cristiano podía vivir
en paz en su ciudad siempre que las
leyes morales y civiles de la misma no atenten contra la ley de Dios, pero ahora
que el adversario – el cual es satanás –empezó a torcer y derrumbar el
fundamento de la ley civil y moral para justificar el pecado y condenar a los
justos el cristiano tiene que definirse al respecto, porque la ley de
Dios condena la homosexualidad, pero ahora estas nuevas leyes impuestas por el
adversario buscan incluir este asqueroso pecado como algo que no está mal y
debe formar parte de la sociedad al punto tal que todo aquel que no lo acepte estas
condiciones va a ser condenado por discriminación (xenofobia), es evidente que
bajo estas nuevas leyes el cristiano no puede consentir con ellas de ningún
modo sino que tiene que mostrar su verdadera posición – rechazo – La pregunta es ¿Cómo
debemos hacer esto?
Salmo 119
126 Tiempo es de actuar, oh Jehová, Porque han invalidado tu ley.
Salmo 11
1 En Jehová he confiado; ¿Cómo decís a mi
alma, Que escape al monte cual ave?
2 Porque he aquí, los malos tienden el
arco, Disponen sus saetas sobre la cuerda, Para asaetear en oculto a los rectos
de corazón.
3 Si fueren destruidos los fundamentos, ¿Qué ha de hacer el justo?
4 Jehová está en su santo templo; Jehová
tiene en el cielo su trono; Sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de
los hombres.
5 Jehová prueba al justo; Pero al malo y al
que ama la violencia, su alma los aborrece.
6 Sobre los malos hará llover calamidades;
Fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de ellos.
7 Porque Jehová es justo, y ama la
justicia; El hombre recto mirará su
rostro.
Este salmo también ilustra casi a la perfección la
situación que como iglesia vamos a empezar a vivir en este tiempo. Aquí tenemos
a los enemigos de David los cuales han
tomado el control de la ciudad y están haciendo la misma operatoria que hicieron
los enemigos de Daniel, la cual es destruir el fundamento de la ley Dios y promover
nuevas leyes que atenten directamente contra la misma, teniendo de esta forma
una base legal para condenar a todos los justos que viven en obediencia a Dios.
A esto se refiere el verso 2 cuando dice que los malos están disparando sus
saetas desde las tinieblas, desde la oscuridad, a fin de destruir a los justos.
Estas leyes de aprobar el
aborto (despenalización del aborto), la homosexualidad (casamiento homosexual) y
la aceptación de ello, no son más que “saetas” salidas del mismo infierno para
destruir a los justos.
Volviendo al salmo: es evidente que hay cierta
preocupación en los consejeros de David, ellos están viendo este asunto y
consideran que lo mejor para todos es huir, porque la razón lógica es ¿cómo
vamos a hacer para continuar viviendo en una ciudad tan corrupta y opuesta a
Dios? Aquí los hombres de David saben
que estas leyes propuestas por los enemigos no tiene la intensión de favorecer
al malo, sino que la idea principal de ellas es cazar a los justos,
por eso la expresión del verso 1 - “huyamos
como indefensas aves a refugiarnos” - a lo cual David responde; – No debemos huir sino confiar en Dios, porque nada de todo lo que está pasando ha
de ser ajeno a Él, Él lo ve todo, todo está bajo su exanimación (verso 4 y 5) -
, es por ello que la tarea del
cristiano frente a esta situación no debe ser la de huir desesperado en busca
de un refugio en otro lugar que no sea Dios mismo, sino que debe buscar apresuradamente
a Dios, porque todas estas leyes malvadas son una rebelión directa contra Dios,
y es Dios mismo quien se encargará de dar el castigo – tal como dice el verso 6; Sobre los malos hará llover calamidades;
Fuego, azufre y viento abrasador - , y que curioso que sea el mismo castigo
que se le dio a Sodoma y Gomorra.
Pero la gran incógnita es “¿Qué ha de hacer el justo?” Y la palabra “hacer” no está haciendo referencia a “desesperación o desconcierto” sino a “trabajo”, dicho de otro modo sería ¿qué trabajo debe hacer el justo?
El justo a de confiar en Dios, y tal como finaliza con el verso 7: “El
hombre recto, el hombre justo, el buen cristiano mirará el rostro de Dios”
Si bien esto puede tomarse como una promesa (a
futuro), es mejor verlo como una acción presente, tal como lo hizo el profeta
Daniel que en cuanto supo lo del edicto continuo buscando a Dios, del mismo
modo el cristiano lo primero que debe hacer frente a esta situación es buscar el rostro de Dios.
Salmo 27
8 Mi corazón ha dicho de
ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh
Jehová;
Salmo 67
1 Dios tenga misericordia
de nosotros, y nos bendiga; Haga resplandecer su rostro
sobre nosotros;
La
paz del Señor Jesucristo.-
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