Por Hna.
Florencia
Quienes son los verdaderos
hijos de Dios???
Mateo:
5:3 Bienaventurados
los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.5:4 Bienaventurados
los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
El que se considera a sí mismo
débil, quien reconoce que sin Jesucristo no se puede, aquel que por esta causa
busca al Señor día y noche y se arrepiente a cada instante por los errores que
comete en su debilidad.
Por el contrario, hay muchos,
dícese cristianos, que se creen fuertes, son orgullosos, llenos de conocimiento
y doctrina, como los escribas y fariseos, pero están llenos de errores que
nunca reconocen por la soberbia de su corazón, la cual es la misma muralla que
no los deja ver más allá de sí mismos, no los deja ver a Cristo.
1. Reconocer
que somos débiles, (hay algo dentro nuestro que no nos deja verlo? Por qué?).
2. Ser
mansos, (Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán
la tierra por heredad, Mt 5:5).
3. Amar la
justicia, la ley de Jehová, (Bienaventurados los que tienen hambre y sed de
justicia, porque ellos serán saciados. Mt 5:6).
4. Ser
misericordiosos, (Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos
alcanzarán misericordia. Mt 5:7)
5. Tener un corazón
limpio, santo, (Bienaventurados los de limpio corazón, porque
ellos verán a Dios. Mt 5:8).
6. Pacificadores,
no armar ni andar en pleitos,(Bienaventurados los pacificadores, porque ellos
serán llamados hijos de Dios. Mt 5:9).
7. NO NEGAR EL
NOMBRE DE CRISTO, (Bienaventurados los que padecen persecución por
causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan
toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro
galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que
fueron antes de vosotros. Mt 5:10-12).
Si tenemos todo esto;
entonces: Mt 5:13-16 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal
se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser
echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una
ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Todo lo que nuestro Señor
Jesucristo simplificó en dos mandamientos:
1. Amar
a Dios.
2. Amar
a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
(Santiago 2:8-9; Mateo
22:34-40; Marcos 12:28-34; Mateo 5:21-48; Romanos 2:13-16; 13:8-10).
Así, se puede ser
únicamente conocedor de la Ley, (escribas y fariseos), y tener todo el
conocimiento, pero cuidado, porque cuando es “sólo” eso, el conocimiento
también envanece, (1º Corintios 8:1-3). Entonces no seamos orgullosos en
nuestro propio conocimiento porque éste fue el pecado de los escribas y
fariseos, “mucho conocimiento, mucha ley, sin cumplirla; y sobre todo, sin
amor…”. (Mateo 23:1-7; 13; 25-29).
De ésta manera debemos ser
mucho más que mero conocimiento si queremos heredar el Reino de los cielos.
Nota: en esta pequeña
meditación para nada se desprecia el conocimiento de las escrituras, bien
sabemos lo necesario que es escudriñar las escrituras las cuales, además de
mostrar el plan de Dios, son la guía para poder llevar una vida que da gloria a
nuestro Señor; no queda demás recordar: Mi pueblo fue
destruido, porque le faltó conocimiento. Oseas 4:6).
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