PÁGINAS DE INTERÉS

03 - EL PERDÓN; UNO DE LOS VEHÍCULOS DEL AMOR


03 –EL PERDÓN; UNO DE LOS VEHÍCULOS DEL AMOR

Por el Hno. Gabriel.-
.
Introducción
En las meditaciones anteriores abordamos de manera breve y concisa primeramente el diseño bíblico de Dios para el matrimonio cristiano con el objetivo de ver a la luz de esta verdad si nuestros matrimonios se conformaban a ese diseño divino o a un diseño terrenal, animal diabólico. Luego de ello, en virtud del diseño de Dios consideramos cuales eran las funciones prácticas y serviciales que Dios trazo para los cónyuges a fin de que el matrimonio funcione en armonía así como nuestro cuerpo funciona con nuestra cabeza, sin embargo, razonar estas verdades no nos cuesta mucho, lo que se nos hace difícil es poder aplicarlas a nuestra vida matrimonial. Razonar lo que es el amor incondicional no nos hace hacedor de él.

Tomando conciencia del estado de nuestro matrimonio
Entonces, la cita de Efesios (Ef 5:22-32), la cual se ha tomado como columna para este estudio del matrimonio cristiano, se ha encargado de prescribirnos cuál es la ruta que debe tomar nuestra vida matrimonial para conformarse al diseño de Dios, dicho de otro modo, Dios nos ordena que nuestra vida matrimonial alcance el mismo nivel de “unidad, amor y armonía” que existe entre Cristo y su Iglesia, o sea; el esposo debe amar a su esposa así como Cristo ama a su Iglesia, y la esposa debe sujetarse al esposo así como la Iglesia está sujeta a Cristo, el esposo debe funcionar como cabeza de su esposa así como Cristo es cabeza de la Iglesia, y la esposa debe corresponder al marido así como la Iglesia es el cuerpo de Cristo.
Ahora, en virtud de esta analogía que Pablo plantea en su carta a los Efesios (comparar a los matrimonios cristianos con Cristo y la Iglesia) podríamos decir que la misma debe desencadenar en nosotros una serie de impactos en nuestra vida matrimonial; el primer impacto es “hacernos tomar conciencia” de cuan equivocados y cuán lejos estábamos del verdadero propósito de Dios para la vida matrimonial cristiana y cuan urgente necesitamos revertir ese estado.

Entonces, si lo primero que causa este pasaje en nosotros es el despertar nuestras conciencias  hacia el verdadero amor y funcionalidad en la vida matrimonial cristiana podríamos decir que el primer objetivo esta logrado –he tomado conciencia de que necesitamos urgentemente a Cristo en nuestros matrimonios, ahora sigue la segunda parte; alcanzar esa virtud o ese fruto en mi matrimonio– Sin embargo, aunque el texto es claro y revelador respecto de cómo amar y funcionar, el conflicto que se genera detrás de esta verdad es que este pasaje no nos dice de manera práctica como llegar a lograr tal virtud en nuestro matrimonio cristiano.

Conociendo la ruta hacia el cambio
Así como hemos visto por medio de Cristo y su Iglesia la parte objetiva y funcional del matrimonio según Dios, debemos continuar enfocándonos en Cristo y su Iglesia para ver la parte práctica de cómo alcanzar ese misterioso amor incondicional en nuestros matrimonios. Entonces debo preguntarme; ¿Cómo llego Cristo a ser Autor e Instructor de ese amor incondicional por su Iglesia? ¿Qué hizo exactamente para que se diga de Él que ama con amor incondicional?

Colosenses 2:13 Y a vosotros (la iglesia), estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, 14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, 15 y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.

Él es Autor de tan sublime “amor incondicional” porque nos perdonó sin pedir nada a cambio y sin ser nosotros merecedores de tal perdón, simplemente nos perdonó, agarro todos nuestros pecados y ofensas que eran como la arena del mar y las puso sobre sí mismo en aquella cruenta cruz, absorbiendo nuestra culpa y dejándonos libre de ella, tratándonos como inocentes cuando éramos culpables, nos perdonó cuando no éramos digno de Él; el ofendido perdona al ofensor a costa de ocupar nuestro lugar en el castigo que merecíamos nosotros… ¡díganme si eso no es amor incondicional!

Tito 3:3 Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. 4 Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, 5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, 6 el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, 7 para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

Efesios 4:31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Entonces; ¿Cómo logro Cristo ser autor de tan grande y sublime amor incondicional? ¿Cuál fue la ruta para ello? Fue por medio del perdón, su perdón puso en evidencia su amor incondicional, su perdón trajo aparejado el verdadero amor, y su perdón sigue siendo el medio o la ruta para que cada uno de nosotros amemos del mismo modo. El paso por alto nuestras transgresiones a fin de exaltar su amor.

1°Juan 4:10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 11 Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.

Produciendo los cambios
En la carta a los Colosenses (Col 3:13) Pablo escribe (en la segunda mitad del versículo) que debemos perdonarnos unos a otros así como Cristo nos perdono, y ese va a ser nuestro punto de partida para hablar de la aplicación y práctica del verdadero amor matrimonial basado en el fruto del perdón entre el esposo y la esposa. El perdón hará florecer los verdaderos sentimientos y glorificará a Dios.
Aunque la cita de Colosenses 3:5-25 se aplica a toda la iglesia en general, hoy usaremos este pasaje pero solo en el sentido matrimonial, y consideraremos cada expresión para aplicarla en el trato entre el esposa y la esposa;

Colosenses 3:8 Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. 9 No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, 10 y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno,…
12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto…
18 Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. 19 Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.

El contexto de esta cita, desde el verso 5 en adelante, menciona una serie de horrendos pecados en los cuales anduvimos “pero” en otro tiempo, y a partir del verso 8 se refiere a pecados o defectos que aun están en nosotros siendo creyentes; ira, enojo, malicia, palabras deshonestas, mentiras entre unos y otros…

Ahora, lo curioso de la cita es que nos enseña que para hacer morir estas malas conductas en nosotros debemos “vestirnos” de; entrañable misericordia, benignidad, humildad, mansedumbre, paciencia y perdón, y habla de estas virtudes como un vestido que debemos tomar y ponernos encima, o sea, no como algo que debemos esperar que algún día nos caiga del cielo, sino como la acción de abrir nuestro placar espiritual y tomar la prenda espiritual del perdón, la paciencia, la tolerancia, el buen trato, y vestirnos con ellas para desarrollar nuestra vida cristiana día a día.
En virtud de esto diremos que los vehículos que conducirán nuestros matrimonios hacia el amor incondicional en la práctica van a ser la “paciencia” y el “perdón”, virtudes que están tan ausentes en nuestra vida diaria y a su vez nos cuesta muchísimo poder aplicar. Sin embrago, me atrevo a decir, que tener paciencia y saber pedir perdón es la única ruta angosta que nos conducirá al verdadero amor matrimonial.

Quiero enfatizar el verso 12 y 13 del pasaje de Colosenses 3 como la llave de estos vehículos que son el perdón y la paciencia para alcanzar el verdadero amor;

12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 

a) Entrañable misericordia y bondad; la palabra “entrañable” hace referencia a algo que proviene de nuestras entrañas, desde muy adentro, esto significa que la misericordia debe ser algo que debemos forjar dese nuestro interior y que fluye hacia afuera en forma de bondad, o sea; la misericordia es un fruto que se forja en nuestro interior (desde las entrañas, desde el corazón Fil 2:1) y la bondad es lo que aflora hacia lo exterior. Pablo en más de una ocasión va a usar estos dos vocablos unidos como si uno fuera consecuencia de otro: Efesios 4:32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Necesitamos vestirnos de Misericordia en lo interior y de Bondad en lo exterior.

b) Humildad y mansedumbre; del mismo modo que el dúo de palabras anterior la humildad es un fruto que se forja en nuestro interior y la mansedumbre es aquello que aflora hacia lo exterior, no puede haber mansedumbre sin que haya humildad interior, porque para ser manso en lo exterior se necesita haber derrotado en lo interior el orgullo carnal y el egoísmo y haber revestido el corazón de verdadera humildad (Fil 2:3). La humildad es una conducta del alma, y la mansedumbre tiene que ver con nuestro carácter, con nuestro temperamento. Pablo también va a emplear este dúo de palabras en su carta a los Efesios con el mismo propósito; Efesios 4:2 con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor. Jesús mismo va a decir de Él: Mateo 11:29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes… Necesitamos vestirnos de Humildad en lo interior y Mansedumbre en lo exterior.

c) Paciencia y Perdón; Nuevamente, la paciencia se forja desde lo interior y el perdón aflora hacia lo exterior. La definición de paciencia es la capacidad del alma de padecer, gramaticalmente paciencia es un compuesto de dos palabras que tiene que ver con; “alejado de la ira” o “lento para la ira”… En virtud de esto podríamos redefinir paciencia y decir que Dios nos pide de manera directa que “seamos lentos para la ira”, que no nos enojemos con facilidad sino que controlemos ese sentimiento en nosotros. Seamos lentos para enojarnos, pronto para escuchar y lentos para hablar. Perdón tiene que ver con gracia, con algo que se da gratis, con algo que se da sin pedir nada a cambio. Colosenses 3:13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Necesitamos vestirnos de Paciencia en lo interior y Perdón en lo exterior.

Conclusión
Es hora de quitarnos las prendas de la vieja naturaleza (ira, enojo, malicia, palabras deshonestas, mentiras entre unos y otros) y vestirnos de las prendas de la naturaleza de Cristo (entrañable misericordia, benignidad, humildad, mansedumbre, paciencia y perdón). Con esto nos damos cuenta que para amar incondicionalmente tenemos que batallar primeramente contra nosotros mismos, es romper ese orgullo tonto y egoísmo dañino que nos hace más duro, ásperos e intratables unos con otros.
Jesús demostró su amor incondicional mediante renunciar a su gloria sublime y morir por amor a su esposa. Ahora nosotros del mismo modo debemos renunciar y morir a nosotros mismos y vestirnos de aquellas virtudes espirituales que tienen que ver con la paciencia y el perdón, a fin para aprender a amar de la manera que Él nos amo.

1°Juan 3:16 En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.

Entonces, “paciencia y perdonar” van a ser uno de los vehículos que nos conducirán hacia el amor incondicional en el matrimonio; Esposos: deben aprender a perdonar y tener paciencia con sus esposas, Esposas: deben aprender a perdonar y tener paciencia a su esposo, pero perdonar así como Jesús nos perdonó y tener paciencia como Él la tuvo…

Un hijo le dijo a su padre - Papá, quiero casarme
El Padre respondió - Primero pide perdón
Hijo - ¿Pero qué hice?
Padre - Pide perdón, solo hazlo
Hijo - ¿Pero por qué?
Padre - Pide perdón, te digo
Hijo - Papá, dime ¿Qué hice?
Padre - Pide perdón
Hijo - ¿Para qué?
Padre - Ya te lo dije, discúlpate
Hijo - Bueno papá, Perdón, ¡Perdón!
Padre - Muy bien hijo, ahora estás preparado, porque si puedes pedir perdón sin siquiera saber por qué, estás preparado para casarte!...

Si reconocemos que hemos fallado en nuestros matrimonios por mantener aquellos frutos de la vieja naturaleza, debemos entonces de manera urgente renunciar a ella y vestirnos de la nueva naturaleza, es un hecho que nuestra vieja naturaleza nunca podrá ser mejor pareja cómo lo es la nueva naturaleza, debemos vestirnos del carácter de Cristo.

Aunque aparentemente suene tan fácil como ponerse un abrigo, les propongo que lean juntos Colosenses 3:8-18 y escuchen cuál es ese rastro pecaminoso que más les cuesta trabajo quitarse y cuál es el que Dios quiere que vistan. Confiesen las formas en que han fallado en ponerse el carácter divino y pidan perdón a su pareja. Oren juntos para que Dios les de la determinación para ponerse SU traje una y otra vez cada día.


La paz del Señor Jesucristo.-

0 comentarios:

Publicar un comentario